Un Monstruo Llamado Ciudad

Un Monstruo Llamado Ciudad

Los autos pasaban por la avenida presurosos de llegara a su destino, ignorando súbitamente todo lo demás a su alrededor. Una personas estaba absorta pensando en ese hecho, Ana; parada en la esquina de la cafetería mas importante de la ciudad, usaba a su favor la invisibilidad que le confería el constante movimiento del monstruo llamado ciudad, todos caminaban, conducían, conversaban y vivían en sus propios mundos, y cada uno de ellos era una célula conformando un monstruos gigantesco que ignoraba su propia esencia y forma. Es capaz cada persona de entender o si quiera llegar a preguntarse que tipo de cosas pasa a su alrededor, dentro de aquel a su lado o si quiera de si mismo?. No lo sabia, pero parecía que solo ella se hacia esas preguntas.

- Parece que no he llegado tarde. - dijo una voz a sus espaldas.

- No, llegas a tiempo. - dijo Ana girándose para encontrase de frente con un hombre alto, de piel morena, con barba cuidada y en traje de marca, o eso es lo que parecía. Se saludaron con un beso en la mejilla aun sin haberse visto nunca personalmente.

- Como estas?

- Bien, - Respondió Ana – aunque un poco nerviosa, no tengo mucha fe en estas aplicaciones citas, las chicas siempre tenemos muchos pretendientes, pero por lo general son patanes o gente rara la que te habla.

- No tienes que preocuparte, mi ex decía que estoy loco, pero mi terapeuta dice que aun estoy dentro de la normalidad. - Dijo jocosamente el hombre mientras le posaba una mano en el hombro izquierdo a Ana, asentando confianza.

Caminaron unos pasos mas y entraron en la cafetería, era la mas prestigiosa y cara de la ciudad, no porque su café fuera especialmente particular o traído de tierras lejanas dedicadas al cultivo del fruto, sino por el ambiente y la energía del establecimiento, una onda vintage que todo el mundo amaba, atraía a jóvenes y adultos. A esa hora de la noche, después de que todos salían de sus trabajos, aquellos llamados por la exclusividad y refinamiento del sitio no podían resistirse a un buen café americano mientras escuchaban música ambiental o un poco de rock suave.

Ambos pidieron un mocca con extra de chocolate, se sentaron en una mesa un poco alejada de las demás y se dispusieron a probar dicho manjar liquido. Después de unos minutos de silencio donde sus miradas cruzaban eventualmente, Ana quiso romper un poco el hielo aunque le parecía extraño, que aquel hombre, con su apariencia, no hubiera ya intentado decir algo.

- Erik cierto?, se que te pedí muy rápido que nos viéramos, pero es porque me siento mas a gusto conociendo a las personas frente a frente.

- Sí, así es, Erick Tillman, - extendió su mano para saludarle formalmente con un apretón, Ana tomó su mano. - mucho gusto, o el gusto es mío para ser sincero.

- No es para tanto, - dijo entre risas nerviosas, que a Erick le parecieron tiernas.

– Soy abogado, como decía mi perfil de citas pero el tuyo no decía nada mas que tu nombre y tu edad.

- Lo cierto es que no soy muy abierta a gente que no puedo mirara a los ojos, - expresó tímidamente - soy escritora.

- En serio?, vaya que interesante, y que escribes? Novelas románticas seguro – Dijo Erick bromeando.

- No, - respondió Ana y dio un sorbo a su vaso. - escribo libros e historias de terror.

- Que sombrío, - comentó sonriendo mientras lucía sus perfectos dientes seguro en los cuales había invertido una buena cifra. - ahora entiendo porque el delineador negro, la gargantilla gótica y las uñas oscuras.

- Es mi estilo, no me juzgues. - dijo con una risilla. - todo lo oscuro es mejor.

- touche,

Erick acercó su mano sobre la mesa y coquetamente rozó la de ella, en respuesta Ana le devolvió una mirada en llamas que hizo que el corazón del hombre se acelerará.

- Vas por buen camino abogado, puede que te cuente un cuento de horror esta noche, uno mórbido pero lujurioso.

Después de una hora el Mocca ya no quedaba sino en el recuerdo al fondo de los vasos, sus manos estaban compenetradas una con la otra en una consecución de caricias insinuantes acompañadas de unas miradas cargadas de ganas de llegar mas allá. Viendo la carga del ambiente entre ellos dos y sin ningún motivo por el cual quedarse en la cafetería, Erick por fin hizo material lo que estaba entredicho.

- Bueno, el café estaba delicioso, pero creo que frente a mi hay algo aun mas intenso que algo con chocolate.

- Siempre se pueden probar algo mas fuerte.

Con el mensaje entregado y con las intenciones conocidas, ambos se levantaron de la mesa y sin pensar en nada mas a su alrededor, salieron de la cafetería. Caminaron un par de cuadras sin decir ni una sola palabra, pues las miradas solo mostraban ansia y prisa. Al llegar al auto del abogado, Ana no determinó mucho en él, pero si percibió el lujo del mismo al entrar y sentarse en el puesto del copiloto. Erick entró y en menos de un parpadeo se encontraban siendo uno más de los autos en la carretera con camino a algún lugar.

- Tengo una habitación cerca, solo unos minutos mas.

Ana no pronuncio palabra, en respuesta se desabrochó el cinturón de seguridad y se acercó lentamente a su cuello, empezó a besar suavemente recorriéndole todo el camino hasta su oreja, le mordió sutilmente y soltó un suspiro profundo y sugerente. Erick no pudo contener dicha excitación y por un segundo alejó la mirada de la carretera, se viró y besó a Ana con pasión desmesurada.

El auto por fin llego hasta el lugar ansiado, un complejo residencial justo a la salida de la ciudad, modesto y sencillo, con un gran letrero de neón rosa que de manera intermitente comunicaba el nombre del lugar, suficiente para el cometido pensó Ana. Estacionaron el auto fuera y salieron deprisa. El departamento a donde se dirigían se ubicaba en el segundo piso, mientras subían las escalera Erick contemplaba a Ana, fascinado como aquella chica, con ese aspecto sombrío, oscuro y casi de retorcido podía tenerle tan excitado, el era mas de chicas fashion, modelos incipientes o niñas pretenciosas, esto era diferente, casi como embrujo. Llegaron a la puerta y mientras intentaba meter la llave y abrir, se enfrascaban fundidos en un beso profundo y frenético. Logró abrir la puerta y no tardaron un segundo en desaparecer en la oscuridad del departamento.



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En el texto hay: horror, terror, sobrenarutal

Editado: 23.02.2020

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