Mientras veía aquel rostro bajo la luz de la noche, tuve una gran sensación de paz.
Aquella fue la noche en que vi a Ren por primera vez, y quedé impresionado por sus ojos oscuros.
Era difícil de aceptar, pero no regresé a la casa solo por el dinero. Esa excusa era solo eso: una excusa.
Lo que realmente quería era verlo una vez más. Fue un impulso; cuando lo vi, no pude hacer otra cosa que chantajearlo.
Lo negué en ese momento, pero cuando lo encontré en el bar mi corazón latió más rápido. No esperaba volverlo a ver. Creí que huiría... o quizás me buscaría y acabaría conmigo.
Al salir, no pude decir nada. No sabía qué hacer; simplemente me marché sin mirar atrás.
Con todo, me sentía culpable por conocer al culpable del crimen del que todos hablaban. Me agobiaba saber quién lo había hecho y no decir ni hacer nada. ¿De verdad era capaz de callar solo por un poco de dinero de un noble?
¿Y por qué debería importarme? A nadie le importó cuando me quedé solo. Me miraron y se marcharon sin una pizca de remordimiento, haciendo que mi corazón se llenara de odio. Así fue como perdí mi luz.
Durante los meses siguientes, cada vez que visitaba la ciudad veía a Ren. Nunca se acercaba. Qué extraño... su mirada era lo único que hacía que no me molestara.
Con el tiempo, tomé una decisión: en una noche tuve el valor de esperarlo para confirmar si realmente me seguía.
—Vaya, pero qué sorpresa —dije al verlo tensarse. Quise bromear, pero el enojo me ganó—. El lunático que insiste en seguirme.
—Noah... ¿desde cuándo lo sabías? —preguntó él.
—¿Eso importa? —repliqué, encogiéndome de hombros—. Tenías miedo de que revelara tu secreto, ¿no?
Como si pudiera revelarlo... eso me incriminaría también.
Ren me miró con calma.
—Eres interesante. No solo me sigues, también descubriste mi nombre. Y lo mejor... —¿cómo es que mis comentarios nunca le afectan?— Por más que intento provocarte, no reaccionas.
Retrocedí para verlo mejor. Antes de soltar todo lo que quería decir, preferí retirarme.
—Ah, casi lo olvido... cancelé mi cita por tu culpa. Creo que deberías compensarme, ¿no te parece justo?
Al momento siguiente sacó una gran cantidad de dinero. ¿Cómo demonios lleva tanto en un bolsillo tan pequeño?
Ese fue el último encuentro que tuve con él. No sabía qué había ocurrido, pero algo me tranquilizaba: Ren no estaba en peligro. Nadie descubría la identidad del asesino, nadie sabía de mi gran armonía, y mientras no abriera la boca nadie me lo arrebataría; nadie sabría nada.
Pero, por mientras, me alejaré. Así evitaré que me importe más. Será mejor que viaje a alguna aldea lejana. Noah decidió viajar para tratar de olvidar a Ren; era difícil verlo sin querer poseerlo.
Al pasar una semana lejos de la ciudad, Noah no podía olvidarlo. Se sentía ansioso por no verlo. Pero había una pregunta que no dejaba de pasar por su cabeza: ¿Ren realmente había causado todos los asesinatos?
¿Por qué lo hacía?
Era increíble pensar que un chico tan tímido y tranquilo hubiera sido capaz de desaparecer a tanta gente.
La aldea a la que Noah llegó estaba rodeada de montes silenciosos y caminos angostos . Por las noches, el frío se colaba por las rendijas de la madera, y aun así, ninguna helada lograba apagar el ardor inquieto que llevaba clavado en el pecho. Había huido para olvidarlo, pero cada amanecer era una prueba más de que Ren seguía allí, adherido a su memoria como una sombra persistente.
Durante la noche la fría posada donde se alojaba reinaba el silencio mientras se hacía demasiado pesado, Noah se preguntaba si Ren también lo recordaba.
¿Pensará en mí? ¿O simplemente me dejó marchar como si nunca hubiera sido más que un estorbo?
La idea lo frustraba, y al mismo tiempo lo atormentaba.Queria verlo nuevamente y siempre se preguntaba:¿Qué había pasado con él?.
Pero había algo peor que la nostalgia: la duda. Esa pregunta que lo perseguía como un espectro algo que no lo dejaba dormir durante cada noche.
¿De verdad Ren era el culpable de todos los asesinatos?
Los rumores de la ciudad aún resonaban en su mente.
Los cuerpos desaparecidos.
Las pistas inconclusas.
La manera casi fantasmal en que todo ocurría.
Había visto a Ren matar a una persona frente a sus ojos, pero no sabía por qué lo había hecho ni cuál era su intención. Y preguntar no era sencillo si Ren había desaparecido por completo de su vida de su vida.
¿Realmente huyó?
Se sentó en la cama, jadeando.
El cuarto estaba oscuro, pero no lo suficiente como para ocultar una sensación inquietante.Había huido hasta esa aldea para escapar de Ren, pero en realidad, lo único de lo que había escapado era de enfrentarse a la verdad. A lo que había visto. A lo que sentía.
El recuerdo volvió, nítido, cruel, Ren quitándole la vida a aquel hombre.
La sangre.
La calma.
Los ojos de Ren, sin arrepentimiento... pero tampoco con un orgullo evidente. Solo esa expresión insondable que Noah nunca había logrado descifrar.cda cosa lo que pensaba lo hacia dudar cada vez más.
¿Por qué lo hiciste?
La pregunta quemaba.
En todo ese tiempo Noah no había salido con nadie. No tenía interés ni ganas; simplemente no podía. Se quedaba encerrado en su habitación, acompañado únicamente por recuerdos que no le dolían, pero que lo perseguían como ecos que se negaban a desvanecerse.
Pensamientos que deseaba olvidar, imágenes que regresaban solas, silencios que parecían hablarle más de la cuenta.