1
Whitemore despertó a la mañana siguiente agotado tras sólo haber dormido dos horas, prosiguió a darse una ducha y salir a las gélidas calles de Carbas como hacía todas las mañanas.
«Siete de la mañana a siete de la tarde.» Pensó White.
—Tenemos una hora antes de entrar a trabajar… -Susurró para sí mismo- ¿Qué debería hacer? Esa es la razón por la cual odio levantarme temprano, nunca sé qué hacer con mi tiempo extra.
—Buen día vecino –Exclamó Robert Wilson, el vecino de abajo- El clima está algo frío hoy ¿Verdad?
—Recién comienza el invierno y ya extraño el clima cálido –Respondió Whitemore con una sonrisa.
— ¿Cómo es que te llamas? ¿Wonder o algo así?
—Walter…
—Oh…claro, Walter.
—Debo irme, voy tarde para el trabajo.
—Pero si entras a las siete y apenas son las seis con veinte –Comentó Robert observando su celular.
— ¿Y tú como sabes que entro a las siete? –Interrogó el ahora llamado Walter.
—Bueno…es un horario de entrada normal para casi cualquier empleo, lo deduje fácilmente.
Whitemore suspiró…
—Lo lamento vecino –Sonrió y prosiguió- En serio debo irme, charlamos luego.
Se despidió con un ademán.
—Vaya tipo más raro –Dijo Jackson ladeando la cabeza y después pasó junto a él mientras continuaba su rutina de trotado matutino.
2
Whitemore sospechaba desde hace días que alguien le seguía y esa fue la razón de la desconfianza hacia su vecino, cualquier persona era un sospechoso en la ciudad de Carbas, una vida oculta tras otro, él estaba seguro de algo y ese algo era que los Asesinos no eran lo peor que tenía esa ciudad.
— ¿Qué más da? Me sentaré en el parque de enfrente hasta que abran el local. –Dijo refiriéndose a la cafetería.
3
Joseph debía pasar su tarjeta por el lector a las seis y treinta de la mañana como máximo para que la computadora no pusiese un retardo en su impecable lista de asistencia.
— ¿Sabes que odio? Sammy –Joseph había formulado una pregunta a la cual él mismo daría respuesta- Estar todos los días a las seis y treinta de la mañana sólo para tener media…media maldita hora para charlar con los de la oficina, esa es la norma más estúpida que ha colocado Patrick en el reglamento. “Los empleados unidos son más eficientes.” –Citó- ¡Qué le den por el…!
—Buen día, Joseph –Saludó Patrick, el jefe- Parece que tienes una amistosa charla con Samuel, los dejaré para que conversen.
Samuel soltó una risa descomunal que resonó por todo el estacionamiento.
— ¡Casi te descubre Patrick! –Gritó.
Joseph le dio un leve golpe en la parte posterior de la cabeza a Samuel y después se apresuró para entrar al edificio de trabajo.
La normalidad con la que ambos Asesinos llevaban su vida era admirable.
4
— ¿También te gusta esperar en esta banca o comienzas a acosarme? –Preguntó la barista más extrovertida e introvertida de la ciudad.
—El acosar no está en mi lista de pasatiempos dentro o fuera del trabajo –Contestó White.
— ¿Y qué si lo está? –Cuestionó ella.
—Matar personas –Contestó él fríamente.
Ella lo observó con una cara de sorpresa.
— ¿¡Eh!? –Exclamó ella.
—Jajá matar personas de la risa con mis monólogos en un bar cerca de mi casa por la noche.
Ella cubrió sus ojos con ambas manos un poco avergonzada tras haber creído que aquel sujeto era un asesino.
—Eres… ¡Una persona demasiado bromista! –Grita.
—Jajá ¿Cuál es tu nombre? –Pregunta él- Después de todo…somos colegas de trabajo.
—Stacy –Contestó la chica- Mi nombre es Stacy, señor Walter. Stacy Ackerman.
— ¿Cómo es que sabes mi nombre? –Cuestionó Whitemore con el ceño fruncido.
—No lo sé… -Respondió Stacy sonriendo- Puede que yo si sea una acosadora.
— ¿Cuándo me secuestres me darás café? –Preguntó White mientras analizaba la situación con una sonrisa falsa en su rostro.
—Jajá todo el que quieras –Dijo sonriendo.
«No creo que ella sea una mala persona, es tan hermosa, agradable y…no… ¡No!, ¿¡Acaso me estoy enamorando!? Eso es tan malo como tener sida…incluso el sida es mejor.» Ese fue el pensamiento de Whitemore mientras su expresión facial cambiaba a una de preocupación.