Un mundo de cabeza

NOTA DE LA AUTORA

Llevo alrededor de mes y medio alejada de todos los medios, por lo que pido disculpas por dejarlos abandonados y no actualizar las novelas que estaban leyendo, pero lamentablemente este tiempo ha sido bastante difícil y traumático para mí.

Toda mi vida he sufrido de una terrible depresión que sin importar la situación, nunca parecía desaparecer. Hace 3 años comencé a sufrir de distintas crisis que me obligaron a ir de urgencia a terapia y aunque ya había pasado toda mi vida de psicólogo en psicólogo, nadie parecía entender que había de malo conmigo porque al final resultó que el verdadero problema no era yo, sino las personas a mí alrededor. Gracias a este último psicólogo que conocí, descubrí poco a poco que tanto mi madre como mi padre tienen un trastorno de personalidad narcisista, mi hermana ha adquirido muchos de esos rasgos narcisistas y en general, gran parte de las personas a mi alrededor poseen el mismo trastorno o por lo menos grandes rasgos asociados.

Es difícil explicar en pocas palabras de qué se trata, pero para que entiendan un poco mejor mi situación, una persona narcisista es aquella que piensa solo en sí misma y no necesariamente es esa que se muestra superior ante los demás, pues existen varios tipos de narcisistas y en el caso de mis padres (ambos de diferente tipo) son excepcionalmente carismáticos y manipuladores, un rasgo que hace que todos se sientan atraídos por ellos y los amen como si fuesen perfectos cuando realmente son muy malas personas, pues los narcisistas no tienen empatía o si en caso la llegan a poseer, resulta ser muy poca, por lo que no les importa hacer daño a los demás mientras logren lo que quieren. Ellos nunca sienten culpa ni remordimiento de nada y siempre buscarán la manera de tener la razón y hacerte sentir que tú eres el problema y te mereces todo lo malo que te hacen.

Una persona que haya crecido en condiciones normales, puede darse cuenta a medida que avanza su relación (de amigos, pareja, trabajo, etc.) con una persona narcisista, que hay algo malo con ellos, pues estos se fortalecen apagando a los demás, pero alguien como yo que creció rodeada de ese tipo de personas de las que solo recibió golpes, maltratos y humillaciones, le es muy difícil darse cuenta cuando es tratado de mala manera, pues nunca ha sido tratado bien. Algo tan simple y normal como salir a comer con tus padres, tener una conversación o un momento tranquilo en familia, recibir un abrazo o que alguien te diga simplemente que te quiere o se siente orgulloso de ti, son cosas que alguien como yo nunca ha vivido, pues para los padres narcisistas, los hijos son un trofeo para demostrar a los demás que son superiores, pero en la intimidad, no son más que un estorbo. Crecer con la idea de que no sirves para nada y haces todo mal en tu vida, con todos a tu alrededor exigiéndote que debes ser perfecto, pues es la única manera en que quizás te puedan dar algo de cariño a cambio (cosa que jamás pasa), es lo que te deja marcado de por vida y da origen a una depresión crónica terrible que a la mayoría los lleva por un mal camino en donde terminan tomando una muy mala decisión. Yo casi lo hice, pero gracias a Dios en mi tormentoso andar se apareció este psicólogo que ahora tengo y quien fue el único capaz de darse cuenta lo que realmente ocurría conmigo.

Este año ha sido muy difícil para mí y hace un mes, en mi cumpleaños (porque en esa fecha siempre pasa algo malo), me vi envuelta en un drama más complicado que cualquiera de las novelas que he escrito en mi vida. La persona a quién había elegido como mi pareja de vida, no solo me fue infiel y me hizo vivir momentos realmente traumáticos, sino que resultó ser un narcisista peor que los que ya había conocido. Es difícil explicar cómo me siento al saber que la única persona en la que he confiado en mi vida, haya resultado ser la que más daño me ha hecho, pero sobre todo, la que causó que durante un tiempo me sintiera acosada y terriblemente asustada.

Ahora estoy mejor, no estoy bien, pero estoy mejor, porque por primera vez en mi vida estoy viviendo. Por primera vez me siento libre. Por primera vez he descubierto quien soy y que quiero hacer. Por primera vez puedo tomar mis propias decisiones. Por primera vez estoy aprendiendo lo que es el amor, pues para mí siempre fue sinónimo de sufrimiento y maltrato. Por primera vez tengo la oportunidad de ser feliz.

Aún estoy en terapia, aún tengo muchas cosas que resolver y sobre todo, muchas cosas que superar, pero lo positivo de ser escritora es que mis novelas me sirven de catarsis, por más ficción y fantasía que pueda escribir, en todas siempre dejo algo de mi vida y de mis propias experiencias y aunque en muchos lugares no puedo publicar las cosas cómo me gustan, pues me exigen ciertas tramas clichés sin sentido, escribir me ayuda a olvidar, a comprender mejor las cosas que vivo, pero sobre todo, me permite dejar un mensaje diferente a los que me leen con la esperanza que de alguna forma mi trabajo les ayude a aliviar su propio dolor y a seguir adelante con lo que sea que estén enfrentando y ahora mismo, siento que tengo una misión de vida, pues creo que mis historias son un medio para ayudar a aquellas personas que como yo, crecieron en un ambiente oscuro, pues yo tuve suerte de encontrar en mi camino a alguien que me ayudó a salir de esa terrible oscuridad, pero sé que la gran mayoría en mi situación, no tiene esa suerte, viven toda su vida sin nunca saber que algo está mal, así que quizás si comparto mi historia, pueda iluminar el camino de alguien más.

Por los momentos planeo terminar las novelas que tengo en proceso tal cual como las tenía planificadas, a excepción de “Dos corazones para una mortal” y “El ángel de las alas rotas” que debido a grandes problemas con el lugar donde las publiqué, tristemente como exclusivas, me siento obligada a cambiar mi plan y, aunque prometo terminarlas, no será como las pensé originalmente, pues espero darles un final sencillo para no dejar a los lectores a la mitad y luego reescribir todo desde cero con las ideas que antes tenía, pero no las publicaré en el mismo sitio. Irán a otro lugar. Asimismo, aquellas que ya tengo escritas o están en proceso, las pienso corregir y publicar de forma oficial en los próximos meses, ya que mi manera de ver el mundo ha cambiado y hay muchas cosas de esas historias, que ya no me gustan.




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