Un mundo de cabeza

PAPÁ

            Hoy estuve ayudando a mí mamá en su jardín, a ella le encantan las flores y tiene muchas de todos los colores que adornan la entrada de nuestra casa. Cada domingo se dedica a ellas, las cuida con mucho cariño, una vez me regaño por haber aplastado varias con mi balón de fútbol, me dijo que debía ser más cuidadoso con ellas. Mis favoritas son los girasoles, son enormes y muy amarillos y siempre se posan sobre ellas distintas criaturas, mariposas, abejas y en ocasiones unos curiosos pajaritos que mi mamá dijo se llaman colibríes; es muy entretenido verlos entre las flores, mi papá dijo que bebían de ellas con su largo pico, son tan pequeños y extraños, una vez quise tomar uno entre mis manos para guardarlo y tenerlo como mascota pero mi papá dijo que los pájaros deben volar libres, que no debemos encerrarlos aunque queramos tenerlos con nosotros porque sería como tenerlos presos, ellos nacieron para volar por los aires y no para estar en una jaula porque eso haría que murieran de tristeza. No quería que el colibrí estuviese triste así que decidí dejarlo libre para que volara por el mundo siendo feliz.

            Quería ir al parque a jugar fútbol con mi hermano, me encanta jugar al fútbol con él pero hoy me sentía muy cansado, no puedo correr como siempre así que mi mamá dijo que era mejor que me quedara con ella a ayudarla en su jardín, que el próximo domingo que me sintiera mejor podría ir al parque a jugar con mi hermano y mi papá como solemos hacerlo. Ellos me prometieron que iríamos cuando me sintiera bien pero cada vez me siento más cansado a pesar de que hago un esfuerzo por sentirme mejor y le digo a mi mamá que no me duele nada pero ella insiste que debemos quedarnos en casa, que no me preocupe que pronto podré volver a correr como siempre. Ya no quiero sentirme cansado, quiero volver a jugar fútbol con Manuel y mi papá.

            Estuve con mi mamá en el jardín hasta que el sol se ocultó y entramos a lavarnos para cenar, hoy cenamos mi mamá, mi hermano y yo, mi papá no llegó hasta mucho más tarde. Desde hace varios días él ya no cena con nosotros, en realidad, casi no lo veo, mi mamá dice que tiene mucho trabajo y está muy ocupado pero lo extraño, ya no está en casa para jugar conmigo y suele llegar muy tarde en la noche cuando ya todos están dormidos, me he quedado esperándolo hasta tarde para verlo y me emociono cuando entra por la puerta, quisiera correr hacia él y abrazarlo pero luce muy cansado así que prefiero quedarme escondido y no hacer ruido.

No he ido más a la escuela y me he quedado en casa porque estoy enfermo, desde hace varios días he comenzado a tener fiebre y no me da hambre, suelo esconder la comida bajo mi cama cuando nadie me ve, mi mamá dice que mi enfermedad es la que hace que

siempre me sienta cansado y con sueño, hay días que me siento mejor que otros pero mi mamá dice que igual debo quedarme en casa a descansar, que me hace bien y que me ayudará a curarme más rápido, no me gusta estar en cama pero tampoco me apetece salir a jugar.

Hoy escuché a mis padres pelear, decían cosas que no entendía pero se escuchaban molestos, me dio miedo escucharlos gritar, sentí ganas de llorar pero no lo hice, los oí decir la misma palabra una y otra vez <<dinero>> no sé porque es tan importante pero desde ese día han peleado casi a diario por la misma razón y creo que es por eso que mi papá llega cada noche tarde, debe trabajar más para ganar dinero, eso fue lo que le escuché decir una vez.

–Papá –lo llamo mientras me acerco a él una noche, está sentado en el sofá de la sala y voltea para verme en cuanto me escucha

            Mi mamá y él han peleado otra vez. Su rostro luce cansado cuando me ve y aun así hace un esfuerzo por sonreír en cuanto me acerco.

–¿Qué llevas ahí campeón? –me pregunta al verme llegar con una pequeña caja de madera entre mis manos la cual le entrego en cuanto estoy frente a él

–Es para ti –le digo mientras él abre la caja con cuidado y observa en su interior el dinero que ahí se encuentra, se sorprende y me mira confundido– es el dinero que he guardado de mis domingos, quiero dártelo­ –le explico con una sonrisa

–No pequeño, es tu dinero, no tienes por qué dármelo –exclama mientras intenta devolverme la caja con su contenido

–No, es para ti, tú lo necesitas más, así no tendrás que trabajar tanto y podrás tener tiempo para jugar conmigo y mamá ya no estará enfadada y dejaran de pelear –digo con una sonrisa mientras sus ojos azules me observan, intenta decir algo pero cuando abre los labios no sale ningún sonido así que me acerco a él y lo abrazo– te quiero papá –susurro abrazándolo. Él me regresa el abrazo con fuerza mientras ambos permanecemos en silencio.




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