Sacrificio letal.

Los gruñidos de un muerto me dieron los buenos días, apenas estaba asomándose el Sol. Miro hacia abajo y noto que mi mochila se encuentra en el suelo, probablemente se me haya caído. El muerto giraba alrededor de él, como si estuviese esperando algo a lo que atacar.

Bajo en silencio del árbol. Voy lentamente hacia el muerto, le agarro bruscamente del cuello y le arranco la cabeza de un tirón. Giro para comprobar que sea el único.
–"Al parecer descansaste bien"– me habla Sara. Quien tiene los ojos hinchados. Max está bostezando mientras se estira.

–"La verdad es que sí, estoy mucho mejor que ayer"– le respondo sonriendo. 
–"Deberíamos empezar a buscar alguna pista".

No espero que me responda y me dirijo a la pequeña casa. Miro sus paredes viejas de madera, no hay nada sospechoso. La rodeo y me encuentro con una escalera del lado de atrás. Miro atentamente cada parte que la complementa, algo anda mal aquí...
Veo como un fierro sobresale de manera anormal, lo coloco poniéndolo en su lugar original y escucho el ruido de un metal chocar contra otro. El sonido es tan fuerte que mis ojos se fruncieron.

-"No necesitamos esforzarnos Sara, Stela ya encontró algo"- dice Maxi mientras se aproxima hacia mi.

Abro finalmente los ojos y me dirijo al campo, donde provino ese sonido.
Cada paso que doy, voy cortando con mi Kendo las hierbas altas que me impiden moverme. Max y Sara van detrás mío.

Mirando el cielo, mi pie choca algo duro y caigo al suelo. Me levanto rápidamente y limpio mi mono. 
Fijo mi vista hacia abajo y veo una escotilla.
-"¡Bingo!"- grita Sara de emoción, Max aplaude.

Sin decir nada, giro una tuerca y tiro de ella. El aire concentrado sale afuera generando un sonido de viento. Es muy frío, me pregunto qué habrá allí.

Los tres nos adentramos bajando por una escalera, viendo cómo un angosto pasillo se prolongaba a la profundidad del misterio. Intercambiamos miradas con los chicos y Max decide ir al frente, seguido de mí y Sara.

-"Agachen la cabeza, hay cámaras de seguridad, no sé si funcionan, soy bastantes avanzadas"- nos afirma sujetando con fuerza su katana. Sara se pone la capucha.

Atravesamos el recorrido en silencio hasta que nos encontramos con una puerta. Un letrero cuelga de ella, diciendo "NO PASAR, ÁREA RESTRINGIDA". 
Max la abrió, ignorando la advertencia y vimos una gran mesa de metal, donde yacían un montón de papeles y frascos con líquidos de distintos colores. La habitación es espaciosa, con luces muy brillantes y pared de piedra.

Me acerco y noto varias imágenes, de nosotros. Veo a Pablo, ...a Lucas, ...a mí. Son pequeños recuadros. Cada uno de nosotros tiene los ojos cerrados, quizá en ese momento estábamos con anestesia.
Cada papel se encuentra perfectamente ordenado.

-"Alguien estuvo aquí hace poco tiempo, debemos estar atentos por si llegan a venir"- les digo a los chicos. Ellos ven concentrados cada foto. Es ahí entonces dónde me concentro en uno de esos muchos papeles, lo leo.

"Prueba n° 1. Con los científicos y yo, probaremos un líquido con 50cm3 de lantánido de Fermio y 0,006 cm3 de acnítido de Lantano. Es nuestra primera vez que experimentamos con una persona humana. Implanto el líquido en el trozo de piel. Lo coloco en su lugar. Despierto a la persona. No reacciona ante nada. Un momento, está empezando a convulsionar. Le damos sedante. Fallece."

No dudo en mostrárselo a Max, quién lee atentamente en voz alta para que Sara también escuche.
-"¿Cuántos experimentos tuvieron?¿¡Cuántas personas han muerto por estos estúpidos experimentos!?"- grita Sara, está con los ojos bien abiertos al igual que Max.

-"Yo encontré esta carta, al parecer es del comandante"- busca con la mirada y lo agarra, lo lee en voz alta.

-"Felicidades, Dr. Alfred. Ha logrado evolucionar el antibiótico para que estas personas con el virus Valmakr pudiesen sobrevivir a los síntomas. Ahora mismo llévenlos al hospital que les asigné y háganles saber que un virus se encuentra en la capital. Dele a la chica castaña el teléfono así podremos rastrear cada paso que dé. Espero que no intenten quitarse ese pedazo de piel debajo de su axila, podría denominarse un suicidio, necesito que peleen contra las anteriores pruebas. Quiero que no sientan. Que maten sin culpa. Éso necesito para mis soldados.
Cómo verá usted, cumplió con su promesa, no mataré a su hija rara ni a su mujer. Firma: Comandante Valmakr."- me quedo con la boca abierta.

Sara saca inmediatamente un teléfono de su bolsillo trasero y lo estampa contra el suelo.

-"Lo haz hecho tarde, niña"- una voz masculina proveniente del pasillo nos llama la atención. Instintivamente saco mi pistola y apunto al musculoso hombre, el cual encaja perfectamente con la descripción que me dieron del hombre del vídeo.

-"Tú..."- habla Maxi frunciendo el ceño. El hombre se ríe burlonamente.

-"Deberían estar asustados de mí, soy su creador"- habla mientras mira la habitación. -"Han estado investigando al parecer"- posa su vista en mí. -"Yo diría que dejes de apuntarme con el arma si no quieres que te corte un dedo al igual que Sara"- abro los ojos y veo a Sara.

-"Yo diría que dejes de amenazar si no quieres que te corte la garganta"- le responde Sara, quien aprieta su puño conteniendo la furia.

-"Querida y amada Sara. Tú, justo cuando te estaban implantando el trozo de piel a tu axila, te despertaste y destrozaste medio laboratorio. No tuve elección"- habla alzando las manos en forma de burla. Sara lo mira fijamente.

-"¿Qué harás con nosotros ahora?"- le pregunta Maxi. El hombre lo mira con una sonrisa antipática.

-"Matarlos. Ya no me sirven, tengo todo un ejército mejores que ustedes. Sin sentimientos ni lloriqueos. También mataremos a todos los de la capital y diremos que los zombies se comieron a todos. Quedando como los héroes nosotros"- me da tanto asco este hombre que la cena de anoche sube por mi garganta, logro detenerlo y hacer que baje nuevamente.