Un mundo donde lo flashero realmente existe.

¿Conclusión de fin?

Allí fué el momento en el que pude reaccionar, cuando ví el cuerpo de Stela sangrando. El hombre tiene rabia en sus ojos.

–"¡Eres un completo imbécil!"– lo empujo con todas mis fuerzas, él cae al suelo.
–"¡Quítate! ¡No puedo matarte!"– me dice.
–"¡Yo sí!"– le quito la pistola de su mano y le disparo en en el estómago, para que pueda sufrir.

Miro mi alrededor. Las enfermeras ya se habían ido pero el bicho se aproximaba corriendo hacia mí. Inmediatamente agarré mi arma y le disparé al muerto.

–"Uf"– suspiro un poco más aliviada. Ahora estoy sola en esto.

Entro en la mansión y saco mi cuchillo, acercándome sigilosamente justo como me había enseñado Lucas. Corto el cuello de uno de los guardias que se encontraba en la entrada. Agarro su arma y disparo al restante.

Tomo las llaves y un chaleco antibalas dirigiéndome a la camioneta en la que nos habían llevado. Tengo que matar a Liam.

Pongo la radio mientras conduzco al laboratorio, me había memorizado las veces que habíamos doblado y los minutos al estar conduciendo en línea recta. 
Miro hacia la parte de atrás y veo que hay muchas más armas. Sonrío irónicamente.

Una vez llego al lugar, observo como una estructura moderna y blanca se hace ver. Paso por el garage y me dirijo directamente al sótano del laboratorio.

Mato a dos guardias con el arma blanca y abro varias canillas de gas, luego con mi encendedor prendo fuego un trozo de tela.
–"Lo prometido es deuda, Liam"– río.

Me dirijo a paso lento hacia la oficina. Disparo a toda persona que se me cruce en el camino, ignorando que me estén amenazando con cincuenta armas diferentes, después de todo, no pueden matarme.

Toco la puerta.

–"Adelante, me responde"– entro y cierro la puerta detrás de mí. –"¿Qué haces aquí?¿Cómo llegaste a este lugar?"– pregunta con la cara pálida. En ese momento le tomo por el cuello y lo estrangulo.

–"Argjjj, para, jjjrksa, para, para"– le suelto.

–"¿Qué pasa?"– le pregunto como si no hubiese pasado nada. Mis ojos transmiten rabia, enojo, furia, ira, cólera. Mataron a todos mis compañeros, todo por su maldito experimento que se salió del control.

–"Hagamos un trato, ¿sí?, un trato *cof cof*"– lo miro con asco.

–"Te dejaré sobrevivir por tu propia cuenta, no hay nadie vivo aquí y tienes cinco minutos antes de que este maldito lugar esté el llamas"– le digo y me largo de allí.

–"¡Maldita seas, Sara!"– lo escucho gritar, me río resistiéndome en ir a pegarle, su castigo será peor.

Salgo del edificio y hago cuenta de regresiva parada encima de un auto.

–"Cinco...".

–"Cuatro...".

–"Tres..."– veo como las llamas se empiezan a notar.

–"Dos...".











 

–"Uno...".

Se rompen las paredes, caen los techos, las personas aún vivas gritan, los vidrios explotan. La onda expansiva me empuja haciéndome caer del auto.

Subo a la camioneta y prendo la radio, dejando mi arma en la parte de atrás.

–"Hubo un incendio en la central nuclear de la awnva, provocado por un posible cortocircuito en el sótano. Los bomberos están intentando apagar el fuego, algunos de los policías presentes dicen que fué provocado por alguien ya que encontraron un trozo de tela con la palabra 'idiotas'. No sabemos exact..."– cambio la radio, me encuentro con otro noticiero.

–"¡Estas personas caníbales expandieron su población por casi todo el mundo! ¡La capital de nuestro país está completamente infectada! Con los investigadores estamos buscando la cura para afrontar esta situación y detener la epidemia. Por favor, si alguien sabe algo, diríjase a la ruta doscientos diez, en el pequeño pueblo de Rast, se encontrarán con algunas trampas. ¡Necesitamos su ayuda!"– alzo ambas cejas y apago la radio.

–"Haber que tenemos por aquí..."– reviso los estuches frente al asiento del acompañante, encuentro unos discos de música. –"Jojoo, los guardias tienen buen gusto"– coloco un disco en la radio y empieza a reproducir la música.

La ruta está tranquila, solo he pisado un par de muertos. Voy cantando al ritmo de la música, olvidándome por un momento la horrible realidad. Todos están muertos.

En cuanto veo el cartel que indica la ruta doscientos diez bajo un poco la velocidad y me adentro al pueblo Rast.

Me reciben personas mirándome fijamente con sospecha, algo confundidos. Apagué el motor y salí de la camioneta, decido hablarle a una señora.

–"Hola, disculpe. ¿Sabe dónde se encuentra el capitán de aquí?"– la anciana me sonríe, mirando de reojo mi brazo amputado.

–"Hola niñita, vas derecho por esta cuadra y doblas a la izquierda, hay un salón amarillo en dónde se encuentra el general".

–"Muchas gracias"– me subo a la camioneta y sigo sus instrucciones.

Tras hacer el recorrido que me indicó la señora, toco la puerta de madera frente a mi, me recibe un hombre de gorro con una sonrisa.
–"¡Hola! ¿Eres nueva aquí?, ¿Qué necesitas?".

–"Hola, Soy Sara. Vengo a traerles la cura para evitar el contagio de estos muertos. Lo escuché por la radio, vine lo antes que pude"– le digo algo emocionada.

–"¡Oh perfecto! Pasa, pasa, bienvenida Sara, me llamo Charles. Te presentaré a mi grupo".

Me lleva por un pasillo angosto lo que me recuerda a momentos difíciles, luego bajamos por unas escaleras de metal, estando bajo tierra. Caminamos unos dos minutos más y llegamos a una sala muy iluminada. Hay muchas personas ocupadas hablando entre ellas o viendo por algún microscopio, ellos también son detectives.

–"Hola chicos, les presento a Sara. Vino con una cura para evitar los contagios del virus Valmakr"– habló Charles, alcé ambas cejas por la sorpresa, ¿Cómo saben que... Todos se giraron a verme. Yo bajé la mirada de la vergüenza.

–"Sara, ellos son Emma, Mate, Bruce, Madison, Chloe y Pablo".

Al escuchar ese último nombre levanté la cabeza lo más rápido que pude. Miré a todas las personas quienes me miraban extrañadas, yo solo quería saber si se trataba de él, ¿no lo habían matado con un tanque junto Stephanie, los niños y Marcus?¿Habrá sobrevivido?¿Es él? No puedo responder a todas mis preguntas, me ahogaría en ellas, no puedo esperar más, debo saber si es él. Ví cara por cara frunciendo el ceño, esperando lo mejor pero preparada para lo peor, hasta que me encontré con la única mirada con la que quería encontrarme.



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En el texto hay: misterio suspenso, suspenso

Editado: 23.07.2020

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