Desperté muy asustada y alterada, mi cuerpo estaba lleno de sudor y mi respiración estaba acelerada.
-De nuevo ese maldito recuerdo...-pensé mientras empezaba a calmarme.
Ese día cuando ocurrió todo, fue el peor, jamás podré olvidar el rostro de esa chica cuando esa cosa la atacó solo por susurrar, ya han pasado dos años desde entonces y aun así no puedo superarlo.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño de la habitación, lave mi rostro y mi boca, todo con extremo cuidado y en silencio. Al terminar salgo y me siento en la cama, busco mi cuaderno y empiezo a escribir como de costumbre.
"Día 11-02-2023.
Mi nombre es Zaila Hynter, tengo 23 años de edad y cumplo el 7 de agosto del 2001. Reportando los acontecimientos del día anterior, pude encontrar un refugio o mejor dicho una casa abandonada bien equipada, tenía comida enlatada y mucha ropa limpia, también productos de aseo como jabón, toallas sanitarias y más, tenía dos meses sin poder adquirir estas cosas debido a que estas criaturas estaban más atentas que de costumbre, me pregunto por cuánto tiempo podré seguir viviendo así."
Cerré el cuaderno y suspiré suavemente, últimamente escribo mucho, tal vez sea para recordar mi día a día o simplemente para no olvidar quien soy. Me levanto y empiezo a preparar todo, uso la ropa nueva que encontré que consiste en una camisa de tirantes, un buso negro, unos pantalones de igual forma negros y otra chaqueta marrón, la temporada de frío se acerca y es mejor estar preparados, busco mi mochila y la equipo con todo lo que encontré y botando lo que ya no me sirve, me la pongo y suavemente salgo del lugar.
Camino por las calles desiertas de la ciudad, últimamente no he visto muchos sobrevivientes y los pocos que veo me miran con desconfianza, los entiendo yo también desconfío de todos ellos, prefiero estar sola. No sé nada de mi familia o amigos y eso de cierta forma me hace sentir...mal. Sigo caminando teniendo claro a donde voy, todos los días es igual, busco muestras de esas cosas y voy al laboratorio en donde trabajaba hace dos años atrás, llegué a ese lugar cuando me ofrecieron investigar un virus nuevo, tenía tres días graduada de la universidad y vi la oportunidad perfecta para empezar con algo en lo que amaba, la ciencia y la química, quien diría que me iba a opcesionar con ese virus...
Decían que era muy inteligente, una niña "prodigio" siempre sacaba buenas notas y no es por presumir pero para mi era muy fácil estudiar, por esa razón me gradué rápido de la universidad y me ofrecieron ese trabajo en el laboratorio, tenía 19 años en ese entonces, para mi fue un gran logro y tenía un gran avance en esa investigación, pero luego pasó lo del apocalipsis o al menos así lo llamo yo.
Llegue al lugar, era un gran edificio abandonado donde nadie iba, claro menos yo, entré con cuidado y cerré la puerta, camine por los oscuros pasillos hasta llegar a la parte subterránea, fui a mi antiguo laboratorio en donde hacia mis experimentos con ese virus, la diferencia es que ahora investigo a esas cosas...a esos monstruos, quiero saber que son y cual es su debilidad, de donde vienen.
Ellos son...muy grandes, altos, su piel es viscosa y negra, no tienen rostro en su lugar tienen una gran boca con muchos dientes afilados, parecen no tener oídos pero los condenados tiene una increíble audición, odian el ruido, con un simple susurro puedes llamar a muchos de ellos y perder tu vida, sus brazos son enormes puedes verlos a kilómetros de distancia, he podido ver que ellos si, te matan, pero también te convierten en uno de ellos, como un Zombie pero aun no entiendo como lo hacen y estoy al pendiente de averiguarlo.
Entre en mi antiguo laboratorio y dejo mi mochila a un lado, aunque aquí casi no me escuchan esas cosas aún así soy precavida, saco la muestra de mi mochila que es un pedazo de piel de una persona que estuvo a punto de convertirse en uno de ellos, gracias a Dios pude acabar con su sufrimiento disparandole a la cabeza antes de completar su transformación. Dejo la muestra en la mesa y busco todos mis equipos, así estoy por el resto del día sin parar y todos los días de mi vida, muchos podrán pensar que es muy aburrido o que es mejor rendirme y salir de ese lugar, pero la verdad no me importa, me gustaría ayudar en la sociedad y hacer estos descubrimientos también me sirven a mi, así podré saber a que me estoy enfrentando.
La noche llega y sé que es hora de irme, guardo toda lo que pude investigar que no fue mucho, pero igual sirve, y me preparo para irme, pero depronto algo me pone en alerta, una presencia o un sexto sentido, alguien más está aquí, me escondo detrás de la encimera y saco mi arma, es sencilla pero igual me sirve, me mantengo tranquila y atenta, no escucho ni un ruido por lo que puedo suponer es una persona, me asomo y puedo ver como la puerta del laboratorio se abre ligeramente, la persona entró aquí. Me mantengo alerta a cualquier movimiento tratando de salir sin ser detectada, me muevo con sumo cuidado tratando de llegar a la puerta, no es que sea una cobarde puedo matarla si así lo deseo pero ahora mismo no deseo llamar la atención de esos monstruos. Me sigo moviendo pensando en que logré mi objetivo cuando de pronto siento una mirada detrás de mi, me a visto maldición, me doy la vuelta apuntando con mi arma y me sorprendo al ver que es un chico joven, tal vez de unos veinticuatro o veinticinco años de edad, mantengo mi personalidad seria y desconfiada, el chico me mira con una sonrisa tranquila la cual me inquieta, levanta sus manos en señal de paz pero yo no le creo nada.
Él saca un cuaderno de su bolso y empieza a escribir algo, luego me muestra y leo lo que dice.
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Editado: 01.09.2024