Primera parte

Cristina es acosada por una familia de dinero con el llamado tecno acoso, y eso significa matar su nombre y reputación en todas las áreas, transformarla en un zombi para su servicio y extraer sus recuerdos astrales y de ADN, diciéndole a cada momento que son superiores.

No hay mucha información en ese momento en el sistema de Google, ni menos en la biblioteca de la ciudad; solo le quedan los recuerdos de aquella noche que sus acosadores le dejaron sin querer de que su frecuencia cerebral no la podían usar de ninguna manera, su voz repitiendo los mismos dichos de aquel edicto firmado por los dos reinos LUZ y TINIEBLAS de que su frecuencia cerebral era prohibida.

Ella recordaba su voz diciéndole que usaban la máquina maldita en ella, que estaba prohibida, pero sus acosadores llamados los Hinzperrets se rían diciendo que ellos eran superiores, que tenían dinero y podían hacer lo que quisieran con ella.

Pasaron los meses y su relación terminó por romperse completamente. Su amado estaba con uno de los acosadores y él la había vendido.

Con cada extracción de recuerdos, su memoria astral volvía hasta lo que ellos no querían, un recuerdo de una profecía que le habían dado de niña; para ella era algo si continuaba en misiones, pero para sus atacantes era obtener el gobierno mundial. La profecía, el kabal y otras religiones la conocían como el descendiente rectificador, quien gobernaría el planeta uniendo las religiones y gobiernos, pero para ella el gobierno sería de Cristo, su señor.

Era una guerra de poder, y no resistía más con cada electrochoque por medio de las ondas enviadas por la máquina, violaciones para obtener su poder espiritual, vejaciones para obstruir su economía, robo de sus libros que era su única entrada de dinero y sus ideas, diciendo que con eso probaban que eran superiores y que tenían la misma ascendencia…

Cuando Cristina no daba más, los personajes de sus cuentos y sueños infantiles cobraron vida, tanto en proyecciones astrales, en forma física o en comunicación por medio de telepatía, recordándole que las promesas de Dios, sus pactos y decretos son eternos, a los cuales Luzbel se doblega y hace doblegarse a su beneficio.

En esta lucha de poder se descubre una rebelión en las fuerzas de Luzbel, quien pide una tregua al Creador, levantando a su favor los decretos ancestrales para obtener su ayuda en contra de su misma gente que quiere su poder.