Un NiÑo Llamado Gabriel Green

UN NIÑO LLAMADO GABRIEL GREEN

En una casa pequeña , la cual le funcionaba mal la calefaccion. Ahí justo debajo del pequeño y degastado comedor, estaba oculto un pequeño niño de ojos verdes, temeroso eh inocente que no solo temblaba de frio sino también de miedo.

_” cae, cae, cae y cae” _ canturreaba el niño con sus manos fuertemente apretadas contra su diminuta cabeza, tal y como su madre le enseñó.

“sigue cantando, mamá prometió que todo estaría bien”

_” tan blanca y pura…ella cae, cae y cae… su fresco abrazo cobija todo, montañas, ríos y mi hogar”

Aun podía escuchar los terribles golpes que su padre le propinaba a su madre mientras ella gritaba y lloraba de dolor.

 

El niño sentía la necesidad de salir de esa pequeña y fría casa; tal vez en el exterior podría encontrar a alguien que ayude a su mamá, quizá un amigo o quizá vería a papa Noel y le pediría ayuda.

Tan inocente era que se atrevió a salir tan solamente con una vieja linterna; de abrigo solo llevaba un desgastado y raído suéter color marrón, unos delgados guantes de lana, un gorro de lana gris que su madre había traído de alguna donación o garaje de quien sabe quién y sus botas viejas. Caminó entre la nieve mientras su cuerpo era azotado por el frio; alumbró cada rincón oscuro que podía con la vieja linterna. Temiendo que un monstruo o un animal le saltara encima.

Comenzó a caminar rápidamente mientras que cada cierto tiempo se ocultaba ya sea detrás de un contenedor de basura o cualquier escondrijo que le sirviera para que nadie pudiera verlo.

 

Caminó un par de calles, cuando a lo lejos escuchó una armónica seguida de unas risas de personas, curioso el niño se acercó sigilosamente y observó un barril oxidado el cual ardía cálidamente en un callejón. A su alrededor había personas sucias y harapientas que trataban de resguardarse del frio poniendo las manos cerca del fuego.

El niño estuvo observándolos por un momento, pensando si eran buenas personas o no, si debería dejarse ver o no. Al final opto por salir lentamente de su escondrijo con precaución. Uno de los viejos se silenció de repente cuando lo vio, el viejo se veía confundido y como no estarlo

“ un niño de tan pequeño no debería estar solo y en la calle a estas horas y mucho menos con este clima”

 

los dos viejos que lo acompañaban siguieron la mirada del primer viejo, extrañándose de por el repentino silencio. Sus expresiones lucían igual de confundida que la del primer viejo.

 

_”ho-hola “_se atrevió a decir el primer viejo. 

El niño dio un paso atrás sintiendo un poco de miedo.

 

_” tranquilo, no te hare daño” _ dijo el viejo poniéndose de rodillas para estar a su altura _”¿tienes frio?”_ le preguntó amablemente. El niño asintió tímidamente _”¿quieres calentarte con nosotros? No te haremos daño” _ le dijo amigablemente. Él lo dudó un momento antes de dar unos pasos que lo acercaran al barril.

_”¿Cómo te llamas?”_ preguntó.

_”Daniel Hill ”_susurró despacito.

_”un gusto pequeño sr Hill, mi nombre es Gabriel, ellos son Felipe y Joaquín”_ dijo el primer anciano. Los demás ancianos asintieron con la cabeza en correspondencia a sus nombres. Felipe era el viejo de la derecha y Joaquín era el viejo de la izquierda.

_”hola”

_”hola”

Dijeron los dos ancianos consecutivamente.

_”¿Qué haces solo en la calle y a estas horas?”_ le preguntó el anciano Gabriel.

_” buscando” _ respondió por lo bajito.

_”¿buscando? ¿se te perdió algún juguete?”_ preguntó imprudentemente el anciano Joaquín.

Sin embargo, el pequeño Daniel empezaba a tomar confianza.

_”no tengo juguetes” _ respondió sin expresión alguna. Los tres ancianos se miraron mutuamente, preguntándose si este niño era tan pobre que su familia no tenía ni para un juguete de segunda mano.

Bueno, tampoco lo culpaban, ellos a duras penas comían algo en el día y no todos los días tenían que meterle al estómago. Nunca sabían cuando llegaría el momento en el que morirían de una enfermedad o de hambre.

 

_”¿Qué es exactamente lo que buscas?”_ le pregunto el anciano Gabriel.

 

_”un amigo que pueda ayudarnos”

 

Ambos viejos se vieron extrañados mientras que el anciano Gabriel permanecía con la mirada fija en él.

 

_”un amigo que pueda ayudar… ¿has tenido amigos alguna vez?”_ preguntó el anciano Gabriel.

El pequeño Daniel negó con la cabeza.

_”¿ni uno?”_ preguntó Joaquín imprudentemente.

_” quizá ¿un amigo animal, como un perro o un gato?” _ pregunto Felipe. El pequeño Daniel volvió a negar.



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En el texto hay: drama, aventura, suspenso

Editado: 02.12.2018

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