Capítulo único

Una caja musical resuena por el lugar, una triste melodía que no deja de sonar, un niño que llora una perdida fatal, un alma desolada que busca un calor maternal.

Lagrimas que corren por un rostro triste; piel de porcelana, ojitos de cristal, sonrisa olvidada tras una pena mortal. Una triste melodía que no deja de sonar, mas el dulce recuerdo no es posible olvidar.

Cálidas caricias que en su memoria esta, una dulce sonrisa que lo consolaba en su pesar, una cálida mirada que velaba por su bienestar, una dulce voz que le cantaba al descansar.

Dulce niño que en pena estas, recuerda aquella figura que solías amar, aquella que estaba para tu felicidad sacar, para complacer tus sueños nada más.

Nadie te pide que olvides tu pesar, que olvides a aquella mujer que tu corazón solía amar, la única que siempre te amara a pesar de lo lejos que esta. Un ángel que contigo esta y que nunca te dejara.

Dulce y pequeño niño de cristal, secas de tus lágrimas y sonríe al recordar, aquella figura que no te dejara y que tu no debes olvidar.

Un niño que seca sus lágrimas de sus ojos de cristal, sonríe cargando una caja musical, una melodía nostálgica que resuena por el lugar, un dulce recuerdo que siempre prevalecerá.

“Mi querido niño que sonriendo estas, mantén esa sonrisa mientras ya no esté más, continua con tu vida que solo no estas, pues te he de cuidar a donde sea que vayas a estar.

Te amo y sé que me extrañaras, pero al escuchar esa caja musical, sonríe y descansa sin pesar.”