Un novio para las fiestas

Capítulo 2

Realmente es extraño esto. Los viajes que acostumbro hacer con mis amigos, que la gran parte me la paso sola, pueden pasarme una que otra escena vergonzosa, algo normal, pero no esto con alguien. Admito que con mis amigos puede pasarme todo tipo de cosas, ¿a quién no? ¿Quién no tiene amigos así o si quiera personas conocidas? ¡A casi todo el mundo! Pero que me pase esto con una persona desconocida en un mismo día, ya es mucho a mi parecer.

Y por eso ya me está, no sé si dando miedo, pero me está costando entender lo que sucede.

—No miento —intento sonar creíble pero ni a mí misma lo creí así—. ¿Y cuál es el problema entonces?

—Que estás alterada y necesitas calmarte, pensar en otras cosas no ayuda en nada.

Sí, eso es verdad.

—A veces... pensar me ayuda en distraerme de lo que me sucede —juego con mi anillo blanco algo nerviosa—. En eso no miento.

—Fingire que te creo —sonríe forzado asintiendo con la cabeza.

—Es tu problema y a parte no me importa —no sé por qué me molesta el que no me crea, si al final no me conoce—. Mejor me voy, ha bajado la intensidad de la lluvia.

Y no es mentira, ya hay personas caminando tranquilamente de nuevo con su paraguas.

—Yo debo volver a mi casa —retrocede un poco mirando el camino—. Espero no te pierdas, ten cuidado.

—Lo tendré —suspiro mirándolo para luego ver mi lado derecho, donde me dirigía.

—Suerte —me sonríe honesto antes de comenzar a caminar.

Si supiera que mi suerte es del asco últimamente.

—También a ti —digo a la vez que comienzo a caminar.

¿Quién diría que este viaje ha sido muy loco? Nadie me creería. 
 

❄❄❄
 

Y ahora aquí estoy intentado en no caer en los brazos del resfrío.

Cuando llegué con mis amigos, fueron la mayoría que me reprocharon por haber salido así, más Guille y Tyler. Ambos me ayudaron en buscar ropa cómoda, pidieron servicio a la habitación de lo cuál comida y bebida caliente me trajeron.
La temperatura bajó bastante, y ya la mayoría no quiso salir, prefirieron quedarse conmigo. Por supuesto que se los agradecí, son los mejores.

—Ya que estamos todos reunidos nuevamente —me tenso al escuchar a Sebas, sé lo que dirá—. Hace un año se hizo un trato con la persona que detesta no cumplirlos.

¡Lo sé!

—Estoy presente, estoy aquí no hace falta que ironices ni hagas como si no estuviera ahora —lo miro seria suspirando—. Ya sé lo que hice.

—¿Y entonces? Veo que no lo estás cumpliendo —entrecierra los ojos sonriendome malicioso.

—Aún no es navidad, quedan tres días.

—En realidad casi dos —Harmony abre su boca y yo la estoy por echar del lugar.

—Gracias amiga —digo con ironía, la veo que levanta sus pulgares ya que tenía en la boca una cuchara con helado que habían comprado.

Yo aquí mal y ellos comiendo helado, ya quisiera comer el de vainilla que por cierto es mi favorito.

—¿A caso ya lo tienes o sacarás uno por arte de magia? —vuelve a burlarse haciendo que el resto riera también.

—¿No crees en la magia?

—No soy un niño, Nicola.

—Creí que sí lo eras —sonrío falsamente mientras me levanto de la cama buscando mi ropa para salir.

—Chicos basta —dice Guille detrás mío.

Yo nunca pierdo y no seré el hazme reír otra vez. Ya no más, todos tienen un límite y el mío llegó.

—Nicola, tú no irás a ninguna parte estás recuperándote —mi mejor amigo intenta frenarme pero no hay vuelta atrás estoy decidida.

—Estoy mejor —entro al baño colocandome ropa no tan veraniega, afuera aún está algo frio producto del paso de la lluvia y aquí la humedad es la mejor amiga de todos, menos mía. No me gusta la humedad.

Tomo mis cosas y esta vez no olvido mi teléfono, salgo de la habitación con un abrigo beige, ya que del resto es negro, y mi cartera que ya estaba seca que por suerte las cosas de adentro no se mojaron.

Camino por la misma dirección que hice en la tarde, son varias cuadras pero llegué a donde estuvimos y seguí el camino hasta que me detuve llegando casi a la esquina. ¿Ahora a dónde?

—Qué inteligente eres —me reprocho mirando ambos lados y en frente.

Ya es de noche, la verdad que la hora no sé pero hay pocas personas en la calle.

¿Pero y qué gano con ir allá? Lo conocí hoy, creyó que era una acosadora y luego yo creí que era un secuestrador.
Definitivamente esto me está volviendo loca, de verdad. Así que no iré. ¿Qué excusa pondré el de haberme ido así de la nada? No lo sé... Ya lo sé y está en frente mío, un resto – bar con sillas y mesas afuera, personas tanto adentro como afuera me invita a entrar y pasar un buen momento sola. A veces disfruto de mi soledad.

Al entrar me encuentro con que es un sitio rústico y moderno a la vez, luces tenues en la parte del bar que está situado en el medio del lugar y al rededor las demás mesas y sillas donde disfrutan comer y hablar algunos. Voy al final donde había una mesa con dos sillas de madera oscuras, y espero a que me atiendan. 
Me encantan las pequeñas lámparas colgantes lo hace ver elegante también, es una mezcla perfecta.

Cuando soy atendida pido la especialidad de la casa y una gaseosa como bebida, siempre pido lo mismo porque es lo mejor de los lugares, muy recomendable por cierto o por lo menos a mí no me han fallado. 
 

❄❄❄
 

Vuelvo tarde al hotel, en la habitación que estoy lo comparto con los chicos y se ve que no pueden dormir solos, ambos están en la cama de Tyler durmiendo abrazados. Son tan tiernos.

Me cambio por mi pijama que consiste en un pantalón corto y una blusa, ambas prendas son blancas con rojo. ¿Creyeron que iban a ser de ositos, corazones o algún dibujo? No, me gusta lo simple aunque para esta época siempre uso mi pijama con dibujos de arbolitos de navidad pero se me quedaron en casa.

La puerta llama mi atención, voy al pequeño pasillo y la abro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.