Un nuevo amanecer

Un nuevo amanecer

Un nuevo amanecer

Por: Miguel Ángel Tobón Sánchez

Ya lo sabía, lo sospechaba desde hace días, que me mirabas diferente a tus demás amigos, que algo en tu forma de tratarme era distinto, que tu forma de hablarme había cambiado, ya lo sabía, que una nueva vida estaba a punto de empezar.

Poco a poco y sin dar ningún tipo de aviso te fuiste metiendo en mi cabeza, en mi vida, en mi mundo, poco a poco pensaba en ti más de la cuenta, mencionaba tu nombre sin premeditarlo y por la forma de instalarte me di cuenta que no te ibas a ir, al menos no por un largo tiempo.

En este punto ya habías logrado descontrolar toda mi cabeza, mis emociones, mis sentimientos, mis pensamientos y eso que ni siquiera te había besado, bueno…  al menos no despierto.

Tanto en el amor como en la guerra siempre es bueno tener un plan de ataque y yo ya estaba formulando el mío.

Se acercaba tu cumpleaños y esa sería la ocasión perfecta para ponerlo en marcha.

Mientras los demás pensaban que tenía cemento por dentro, a ti te mostré lo contrario, un pequeño detalle y una invitación a comer camuflados como regalo de cumpleaños fueron parte de mi estrategia.

A veces el destino como que se enloquece y toma decisiones que a larga nos favorecen, por ello terminamos sentados, juntos, solos, en las escalas de una estación del metro,  esperando minuto a minuto que en cualquier momento sonara el despertador.

Yo sabía que si metía la mano me podía quemar fácilmente en el fuego, así que decidí dejar el plan de acción para luego y solo quedarme a tu lado disfrutando la amena conversación, aunque por otro lado quería llegar rápido a casa, porque en la noche, mientras dormía, podría hacer lo que no me atreví a hacer en aquella escalas… besarte.

No paso mucho tiempo para que nos encontráramos de nuevo, ya que tu cumpleaños y el mío son fechas muy cercanas.

Otra vez el destino se puso de mi parte, a veces parece que hubiéramos hecho un pacto, ya que de nuevo estábamos solos, a puertas de la mejor historia que alguna pudiste escuchar.

 

 

 

El jardín botánico de Medellín seria nuestra próxima parada.

“La jungla” como yo le decía sería la que presenciaría un cambio que jamás había sido visible para nadie.

Cuando era pequeño mis padres me enseñaron que cuando una persona habla, hay que mirarla a los ojos, pero pasaba algo extraño y era que no los estaba mirando por educación, había algo en ellos que me parecía hermoso, que me deleitaba, y como no deleitarme si sus ojos eran color café, tan café que hasta podrían quitarme el sueño.

No entendía que era lo que me pasaba, tenía todo tan claro en mi cabeza, pero cada vez que ella me sonreía, se pasaba a mi estómago y comenzaba a sentir algo extraño, hambre, dolor, no sé pero algo raro pasaba dentro de mi cuerpo.

Mi plan de ataque, claro, debía continuar con él, esa sería la clave para poder conquistarla… emmm… ammmm…. Mmmmm… nada, totalmente en blanco, mi mente ya no quería funcionar correctamente, mi plan de ataque se había borrado, estaba a la deriva, no sabía qué hacer, lo único que sabía es que llevaba varios minutos sonriendo como un idiota sin explicación alguna.

Que tenía que hacer, como continuar, que paso era el siguiente, al parecer todos mis años conquistando mujeres no servían para nada en este momento, seguramente me habían hechizado, porque yo todo un Don Juan estoy perdido ante una sonrisa, pero es que a decir verdad que hermosa sonrisa, sé que muchos pagarían lo que fuera por verla sonreír, como lo vi yo ese día, sus hermosos dientes y esos huequitos que se forman a sus lados cada vez que lo hace.

Rayos, creo que acabe de suspirar, realmente no sé qué diablos me pasa.

El recorrido es largo y un poco agotador, creo que le gustaría sentarse, si, esa será la oportunidad de intentar un nuevo movimiento o de improvisarlo porque para ese momento yo ya no sabía ni que estaba haciendo.

Era increíble que yo que la había besado tantas veces en mis sueños estuviera temblando frente a ella porque sabía que en cualquier momento podía pasar lo que noche a noche repito dormido con tantas ansias, pero esta vez, el despertador iba a darme cinco minutos más.

Poco a poco me fui acercando a esos deliciosos labios que no podía dejar de mirar, bueno aun no sabía si eran deliciosos pero eso decían mis sueños.

Estando ya muy cerca me era imposible dar el último paso, pero como les dije antes parece que hubiera hecho un pacto con el destino porque una fuerza extraña empujo mis labios hacia los suyos.

Cuando un pre-adolecente da por primera vez un beso a una mujer, se transporta a otro lugar, sube al cielo, toca las nubes, es la mejor experiencia que ha vivido hasta el momento pero trata de disimularla, créanme, me fue imposible disimular lo que sentí.

Tenía un poco de aire a miedo pero con el mejor sabor a un gusto correspondido, fue algo mágico, lindo, esperado pero a la vez inesperado, lo que sentí ese día solo se puede describir con una palabra… inexplicable.



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En el texto hay: romance aventura, romance

Editado: 29.03.2019

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