–Una cita, eso fue lo que me ha pedido y se fue antes de que siquiera pudiera decirle nada- les había contado a las chicas sobre el fabuloso día que había pasado con Steven el día de ayer.
–Eso es fabuloso- dijo Tamara.
–Pues yo creo que la respuesta era más que obvia-dijo Alice mientras tomaba un puñado de sus golosinas.
–A que le temes...Steven te adora, todos nos hemos dado cuenta, incluyéndote, aunque tú te haces la loca- respondió Sam restando le importancia.
–Ya hay un par de años de por medio entre las citas y yo. ¿Y si lo estropeo? - el pánico ya se había apoderado de mí.
–Si eso sucede-Alice coloca una mano en mi hombro -él te seguiría amando como un perdido- respondió Alice con dramatismo.
–Qué tal si me das tus golosinas, están destruyendo tu juicio y razonamiento- contraataque con sarcasmo.
–Aléjate de mis preciadas golosinas- dijo mientras empuñaba el paquete contra su torso.
–Bueno-dijo Sam mientras rodaba los ojos -como sea, ¿Qué piensas hacer, te quedan pocas horas para salir? - era cierto. Steven me había enviado un mensaje informándome que pasaría por mí a las 8:00 y ya eran las 5:34
El unos golpes proveniente del otro lado de la puerta nos puso en alerta a todas. Alice corrió hasta la puerta para ver de quien se trataba.
–No es él- grito ella desde el pasillo. Eso hizo que soltara el aire que había contenido.
–Deja tus nervios Skyler, que me poner nerviosa a mí y no puedo terminar mi labor- me dijo Tamara mientras trataba de aplicarme un labial rojo (un color que no hubiera elegido yo).
–No lo puedo evitar y la verdad no sé porque estoy tan nerviosa- las chicas me había ayudado con mi atuendo. El cual consistía en un jumpsuit corto de color rosa claro con estampado de diminutas flores.
–Yo sé muy bien porque, pero como mi opinión no ha sido solicitada...-dice Alice entre sonrisas. Ella podía ser verdaderamente mala cuando quería.
Nuevamente volvió a escucharse un sonido en la puerta de la entrada ahora fue el turno de Sam de ir a verificar de quien se trataba. Tamara ya había aplicado el labial y ahora se estaba encargando con los ojos.
-No, ella no se encuentra-una Sam irrita respondió a quien fuese que estuviera al otro lado, luego de ello el sonido de la puerta hizo eco por el lugar.
Samantha llego hasta el cuarto.
Después de alrededor de 10 minutos los cuales fueron eternos para mí. El sonido proveniente de la entrada nos indicaba la presencia de alguien.
Fue mi turno de salir para verificar y rogaba que fuese él y al mismo tiempo que no lo fuese. Estaba muy nerviosa.
Al abrir lo primero de lo que me percate fue de su atuendo, estaba más que guapo.
–Estas...verdaderamente hermosa- me dijo, sentí mi rostro arder, debía estar más que roja.
–Nos vamos- me dijo y estiro su mano hasta la mía.
La voz de Alice me saco de mi trance –Quizás y quieras cambiarte de zapatos- baje mi mirada hasta mis pies, y si era posible mi rostro tomo una tonalidad escarlata. No me había puesto los zapatos designados y aún estaba en pantuflas.
–Puedes esperarme- le dije y salí corriendo hasta mi habitación. Me coloque a toda prisa mis stilettos rojos.
–Ya estoy...
–Recuerda eso- le dijo a toda prisa Alice.
– ¿Qué tiene que recordar? - mi pregunta hizo dar un pequeño salto a Alice.
–Apuraos o llegaran tarde...y no queremos eso- Alice me empujo por la espalda hasta la salida.
–Nos veremos luego- al ver a Steven todo rastro de confusión se fue.
– ¿Estas listas? - pregunto con su usual sonrisa.
–Eso creo...
POV Steven
Cuando llegue a recogerla y ella abrió la puerta con su aire despistado me maravillo a otro nivel. Estaba más que hermosa, mucho más que eso.
Ella era tan maravillosa, tan inexplicable como lo era un eclipse. Describirla sería como describir con ciencia algo tan espectacular que sucede a millones de kilómetros, muy lejos de la tierra.
Al fin habíamos llegado al restaurante, el cual estaba situado en la entrada de un bosque con paredes de cristal y con un mirador.
– ¿Te que parece el lugar? - ella observaba con detalle cada rincón del lugar.
–Es muy...llamativo...-una risa escapo de sus labios.
–Reserva a nombre de Steven Donovan- le dije al señor quien nos llevó hasta nuestra mesa.
Luego de algunos minutos una chica llego hasta la mesa para tomar nuestros pedidos. Minutos después llegaron con nuestro pedido y una botella de vino.
Ambos estábamos sumergidos en un silencio algo cómodo, ella empezó a provocar la que sería su cena, mientras yo seguía apreciando la –algo de lo que nunca me cansaría-.
–No piensas comer- dijo ella, mientras me observaba de una forma que no pude descifrar. Tratar de descifrar lo que ella piensa o transmite es muy complicado.
–Lo haré, claro...-le respondí.
Ambos comenzamos a comer, así pasamos los primero 25 minutos, luego nos trajeron el plato fuerte, el cual estaba más que delicioso, el que termine en pocos minutos.