-Detente...por favor, detente- ni el llanto ni los gritos servían de nada.
- ¿Por qué lo haría, si lo estoy disfrutando? - dijo muy entusiasmado.
-Duele-un grito salió de lo más profundo de mí- basta, Tyler- por más que le suplicara que se detuviera, él seguía con su acto de tortura.
-Cállate ya- me dio una bofetada- estas arruinando el momento- paso un dedo sobre las comisuras de mis labios.
Me había agotado, agotado de decirle que se detuviera, agotado de pedir ayuda porque tal parecía nadie me escucharía.
Las heridas que me había causado eran profundas, veía como gotas de sangre caían por mi abdomen, como mi pie sangraba por la tantas veces que lo jale en un intento por liberarme.
Tyler se fue minutos después de que deje que rogarle porque se detuviera.
Me recosté sobre el colchón que tenia allí. Mis pensamientos viajaban a los momentos que pase con Steven, y era entonces cuando sentía las lagrimas descender. Tenia miedo, miedo de no lograr salir de aquí, miedo de que nadie estuviese buscándome, miedo de nunca ver a aquellas personas que tanto adoraba, ... miedo de perderlo y me arrepentía de no haberle dicho lo que sentía.
Me quede dormida, no sabía cuanto había dormido hasta que un sonido proveniente de arriba de mi me despertó, revise mi cuerpo por instinto y las gotas de sangre ahora ya estaban secas
Quería saber que estaba sucediendo, así que intenté ponerme de pie, pero al instante caí, el dolor en mi tobillo era insoportable y su aspecto terrible.
Intente arrastrarme un poco hacía la puerta, al lograrlo, unos golpes fueron lo que escuche. Los pasos se acercaban cada vez más, así que me arrastré hasta el colchón.
El estruendoso sonido de la puerta contra la pared hizo que me estremeciera. Tyler estaba allí, de nuevo pero su expresión era de ira total. Lo analice y me fije que tenia una botella de vodka en su mano derecha mientras que con la izquierda tenía un cigarrillo.
Cada paso que daba hacía que me estremeciera y entrara en pánico cuando lo vi sentarse en una silla frente a mí, a una muy corta distancia y que lo único que me provocaba era miedo y repulsión
-Por...porque- tome una bocanada de aire- ¿porque lo haces? - no recibe respuesta alguna. Que él estuviese en total silencio hacia que pensara lo peor.
- ¿Porque bebes ahora? - las palabras había salido antes de siquiera analizarlas.
Él levanto la vista, pero no dijo nada y me observo por más tiempo del que lo había hecho desde que me secuestro. Tomo la botella y tomo un gran trago de esta.
-La gente cambia, pero eso es algo que tu nunca entendiste-. Comenzó a caminar por la habitación, era tal su cabreo que incluso golpeo sus nudillos contra la pared. Me encogí en mi lugar ante el atronado sonido.
Paso caminando por la habitación más tiempo del necesario, no decía nada, no intentaba hacer nada y me tenia como una asustada espectadora. Deje de observarle porque me estaba mareando su andar, pero un sonido volvió a captar mi atención, levante la mirada y pedazos de vidrio fue lo que visualice, había estampado la mitad de la botella contra la pared, mientras se acercaba a paso ligero hacía a mí, lo cual despertó infinidad de alarmas.
-Vamos a divertirnos un poco- dijo justo antes de inclinarse frente a mí.
El pánico volvía sin pudor a mí.
Estaba tan alcoholizado que le tenía aun más miedo que antes, nunca lo había visto de esa manera, nunca había visto ese brillo tan escalofriante en sus ojos.
- ¿Qué...que me v...vas a hacer? - su falta de respuesta y su aproximación a mí hacía que un miedo descomunal me embargara.
El coloco su dedo incide en su boca indicándome silencio.
Dolor. Intenso dolor.
Había insertada una punta de la botella en el lado izquierdo de mi estómago, justo donde estaba la cicatriz que me había hecho la primera vez que me secuestro.
Grite, grite tan fuerte que sentí mi garganta desgarrarse. Preferí no ver que tan profunda era la herida, preferí no ver cuanto de esta botella estaba en mi estómago. Preferí estar en cualquier otro lugar.
Deje de pelear contra él, las fuerzas que aun conservaba se habían drenado justo como mi sangre lo hacía. Me sentía tan agotada, tan cansada, tan desgraciada, tan sucia.
Mi vista empezó a nublarse hasta que vi mis ojos cerrarse, no podía resistir más y me desmayé.
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Sentí algo frío chocar con mi cuerpo, desperté asustada y temblando. Abrí mis ojos y observé que Tyler tenía un balde entre sus manos, observé mi cuerpo cubierto por agua, inmediatamente comencé a temblar.
Camino hacía la silla dejando el balde y trayendo consigo otra botella de vodka.
Temí lo peor y me intenté acomodar mejor en el colchón, tras varios intentos por encontrar una posición en la cual mantenerme ya que había perdido demasiada sangre, que había caído desmayada, no recordaba nada más luego de eso.
Me sentía tan débil que incluso me costo pronunciar palabra alguna y lo único que había logrado articular era inentendible incluso para mí.