Cientos de miles de años atrás la Tierra era una mezcla de culturas y razas, la más avanzada se ubicaba en un sector del mundo, donde el clima era idílico, un verdadero paraíso para las personas que vivían allí, en el resto del planeta los humanos recién estaban en la época de las cavernas, estaban recién desarrollando el lenguaje. Pero esos años paradisíacos empezaron a cambiar, el clima se puso cada día más frío en esa zona del planeta. Esto lo conversaba una niña de 8 años y su padre.
— Papá, porque está tan helado si es casi verano — la niña de pelo café claro y ojos del mismo color, tenía puesto un abrigo, así y todo tenía frío.
— Es solo el clima amor, pronto los días volverán a ser normales — su padre trato de tranquilizarla.
Pero cuando los adultos conversaron esa noche en su dormitorio, la madre le contó sus temores.
— ¿Es verdad el rumor que hay sobre un cambio de eje en el planeta? — preguntó temerosa la mujer rubia.
— No lo creo, sino el gobierno ya habría dicho algo, Ana.
— Escuche que los dirigentes están preparado un lugar para que se refugien únicamente ellos, Luis.
— La gente dice muchas cosas, no les hagas caso — dijo para tranquilizarla.
Como él trabajaba en la oficina de un dirigente del gobierno, comenzó a poner atención y ver movimientos extraños, todos los "ilustres" estaban serios y en actitud misteriosa.
A los meses el frío se volvió más intensos, en la mañana y en la noche no se podían quitar la ropa gruesa. En ese momento todas las personas de puestos relevantes desaparecieron al mismo tiempo, dejando en un caos a la gente común, muchos grupos empezaron a robar, matar, y tratar de imponerse sobre los demás.
— ¿Qué haremos cariño? — preguntó temerosa la mujer, cuando ya el vandalismo estaba muy cerca de su barrio.
— Tendremos que irnos, en la costa hay vehículos que pasan por el mar congelado, dile a Eve que arregle sus cosas, solo lo indispensable, si logramos que nos lleven, debemos seguir al norte, allá por lógica debe estar más cálido — explicó el hombre de pelo café.
— Pero no hay civilizaciones como la de nosotros, son unos bárbaros, han matado a quienes se han atrevido a ir a estudiarlos.
— Vamos a sobrevivir, ya lo verás — dijo el varón para darle valor a su pareja.
Tomaron todo el dinero y las joyas de valor que tenían, al menos la camioneta todavía servía, le pusieron cadenas a las ruedas, pero ya casi al llegar se congeló el motor.
— Hay que seguir a pie — gritó el padre para hacerse oír a través del viento blanco que los azotaba.
Luego de dos horas lograron llegar al puerto, normalmente estaba a media hora, pero por las condiciones tardaron más, en el camino vieron varios vehículos donde encontraron gente congelada. Luis se acercó a investigar una mancha en el manto blanco, encontró una mujer muerta, con un bebé en sus brazos, ya no investigó más, antes de seguir buscó una piedra para dejar sobre ellos, y marcar su tumba.
En el puerto se acercaron a un tipo que estaba sobre un camión tipo tanque, listo para pasar por el mar congelado.
— ¿Qué tienen para pagar? — el capitán miraba con codicia lo que le ofrecieron, muchos tenían fajos de dinero — no quiero papel, tiene que ser oro o joyas, sino quédense en su helada tumba jajajajaja — Luis se abrió paso y mostró las joyas que tenía — bien puedes subir — pero cuando vio que le seguían su compañera, y su hija, se molestó — solo puede subir uno, es poco para los tres.
— Pero somos familia — rebatió el hombre.
— Suba uno o quédense todos, no me interesa, apúrense, queda poco espacio.
— Hija... tú debes irte — sugirió la madre.
— Mamá, papá... no quiero separarme de ustedes.
El hombre echó mano a una pequeña bolsita donde tenía más joyas de oro.
— ¿Y eso...? — la mujer miró todo asombrada.
— Cuando empezaron a ponerse extrañas las cosas, invertir en oro. Quería usarlo para el futuro, pero si no pasamos no servirán de nada.
— Solo puede subir dos — señaló el capitán, luego de mirar las nuevas alhajas que le ofrecieron.
— Vayan ustedes, Eve necesitará quien la proteja — sentenció Ana.
— Mejor ve tú y nuestra hija.
— No podría cuidarla.
En eso un niño se acercó al capitán, le mostró oro, un brillante y una esmeralda.
— Yo y uno más — dijo serio, no tenía más de 12 años.
— Por supuesto.
El adolescente se dio vuelta a la familia, y les hizo una señal.
— Vamos — dijo y entró al tanque.
Adentró, ya abrigados y preparados para el viaje, la familia se acercó a su salvador para agradecerle.
— Muchas gracias ¿Cómo te llamas? — preguntó el padre, sonriendo al niño.
— Soy Adán, pero mis padres... — por un segundo sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no lloró — me decían Dan.
— Gracias por salvarnos, pero ¿Y ellos dónde están?
El jovencito, ahora no pudo controlarse, y unas lágrimas rebeldes cayeron de sus ojos.
— Estaba solo con mi mamá y mi hermanito... quedaron en el camino... murieron helados... a los muertos que encontré les saqué las cosas de valor, así junte esto — mostró con cuidado una bolsa con más joyas y piedras preciosas.
— Eso no está bien, eres un ladrón — dijo la niña, espantada por lo escuchó.
— Donde están ahora no les sirven — Dan la miró enojado, serio — por eso podemos cruzar todos, si quieres se los devuelvo, pero uno de tus padres deberá quedar para morir — al ver la expresión de Eve, siguió hablando — ya no podemos ponernos así. Mi padre era un gran científico, sabía que el eje se estaba moviendo, y que eso nos congelaría, pero los agentes del gobierno lo mataron para callarlo, ahora nada será como antes, solo él más fuerte sobrevivirá, y yo pienso llegar a adulto — su mirada era muy dura para un niño, iba a irse a otro rincón, pero Luis lo tomó del brazo.
— Por favor quédate con nosotros, y disculpa el cuestionamiento que te hizo mi hija, tienes razón, y si somos más podemos cuidarnos mejor — sabía que había bondad en el joven, solo se hacía el duro, sino porque había gastado en ellos para que pudieran pasar todos.