Un Nuevo Comienzo

41 CAPITULO

—Sebastian: tienes razón que sea el tiempo que busque el momento exacto y el lugar apropiado para contar todo nuestro pasado.

—Reachel: así  es bueno ya tengo que entrar así que voy chao— le digo y volteo y ya iba a seguir caminando cuanto siento que me jala el brazo y me volteo y quedo frente de él y en ese mismo instante Sebastian pega su boca con la mía yo quedo estupefacta por unos segundo y muevo mis labios cal compás de él, pasaron cinco minutos nos separamos por falta de aire— no te me ibas a volver a escapar— dice— de que— pregunto— me hago la desentendida— del beso— dice— la ves aquella te dije que te despidieras como se debe y no quisiste, me tocó robártelo, los besos robados son los mejores porque son imprevistos, te toman de sorpresa pero lo disfrutas más— dice— entonces hazlo más seguido, róbalo cuando yo este desprevenidas, me encantó—digo— le doy un beso en la mejilla y le tiro uno por el aire, ahora si voy para adentro, una ves entro miro por la ventana y vi como se iba y se asoma una sonrisa estúpida, la verdad esta fue la mejor tarde. Me sobre salto cuando escucho que mencionan mi nombre y fue mi abuela esa voz es imperdible.

—Abuela(Isabell): quien era ese Reachel, tu no respetas la casa, estar besándote con ese muchacho en la calle que irán a penar los vecino de nosotros.

—Reachel: ¡la verdad a buela a mi no me interesa lo que piense los demás de mi, me tiene sin cuidado!, y no hice nada malo, solo un beso o usted nunca se beso con alguien cuando era joven.

—Abuela(Isabella): ¡ A MI NO ME FALTES EL RESPETO REACHEL!— alza la voz en un tono fuerte— quien te crees para hablarme o que te quieres convertir en una cualquiera.

—Moila: yo creo que si, que le falta para ser una cualquiera ¡nada!.

—Reachel: Moila no me hagas reír, por favor; por lo menos yo mantengo mi orgullo y mi dignidad yo no necesito ser una cualquiera como lo eres tu, no soy yo la que mete hombre en esta casa, no es a mi a la que se la llevan para cualquier monte solo para acostarse y nada más ¡o si!, la cualquiera eres tu no soy yo--- la miro a los ojos— y abuela date cuenta no sigas con esa venda en los ojos, aveces esta de mas repetirte lo mismo si no vas a escuchar para oídos sordo palabras necias, sigue creyendo que ella es la niñita dulce que tu idólatras y si lo que pretendía era hacerme sentir mal pues no lo lograron, pero lo que si logré fue hacer sentir mal a otra pero eso no me enorgullece para nada, hacer sentir mal a las persona con lo que expresó no es mi hábito, no me gusta humillar a los demás porque yo he sido muchas veces humilladas por ustedes, pero si me refresca un poco porque al maldadoso toca darle un poquito de su propia medicina para que sienta.

—Abuela(Isabella): siempre te voy a odiar, eres lo peor que ha podido existir, jamás hubieras aparecido en la vida de mi hija, ¡JAMÁS ESTÚPIDA!.

Trate que sus palabras no me dolieran pero no fue así me dolieron tanto que sentí que mi corazón se quebró pero aun así no se lo demostré mantuve una sonrisa no podía dejar que sus palabras me afectarán en ese momento, tenía que hacerme la fuerte así sea por unos minutos y Moila pensó que con una sonrisa malintencionada iba a opacar la mía ¡pues no! yo se que a ella le duele lo que yo le dije como a mi también me esta doliendo no había mas nada que hablar gire mi cuerpo para seguir mi camino comencé a subir cada escalón, pero cada que ponía un pie en un escalón iban pedazos de mi corazón quedando en el suelo sin poder detenerlos y las lagrimas no demoraron en aparecer aceleré el paso para llegar a mi habitación.

Una vez llego a mi habitación cierro la puerta tras de mi y me tiro en mi cama y deje que las lagrimas salieran por si solas, deje que todo ese dolor que me consumía saliera por el momento no encuentro con quien hablar llorar es la manera de desahogarme.

Dejo que las lagrimas se sequen y mi llanto cese, busco mi celular y le escribo a Sebastian y por suerte esta conectado y le paso mi numero para que me llame.

—Sebastian: ¡hola!— dice.

—Reachel: ¡hola!— hablo con la voz un poco apagada.

—Sebastian: ¡te pasa algo Reachel!— habla serio— estás bien, necesitas ayuda en algo.

—Reachel: no estoy bien, no pasa nada.

—Sebastian: !estás segura! no te escucho bien.

—Sebastian: estoy segura, mañana hablo contigo no te preocupes.

Terminamos de hablar, pero el rato que pase hablando con él supo de una manera componerme el momento, quita la tristeza y te inunda de alegría, pero solo fue cuando hablaba con él porque en estos instante mi habitación esta fundida de tristeza que se siente en el aire.

 

 

MariaGu❤️




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.