Un Nuevo Comienzo

68 CAPITULO

Llegamos a la heladería nos sentamos en una mesa que queda en la ventana donde se ve todo el que pasa, el parque y sus juegos.

Llega una señora y pide nuestros pedidos Cristina y Sofía pidieron helado de chicle con unas gomitas, Laura y Carolina pidieron de vainilla con mermelada y yo de chocolate ¡no hay más para mí!

Estamos esperando que lleguen nuestros pedidos, mientras nosotras estamos hablando de cosas triviales y somos interrumpidas por Diego y Eduar.

—Diego: hola chicas, ¿Cómo están?— nos saludan y su mirada se dirige hacia Sofía y nosotras le devolvemos el saludo.

—Eduar: la vida se ha encargado de volvernos a encontrar Reachel— comenta con una sonrisa burlona y yo ruedo mis ojos.

—Reachel: ¡hay Eduar!, tú con tus cosas— bufo con una risilla.

—Eduar: ese es el amor, así que hazle caso a las señales de la vida— dice acercándose a mí y yo retrocedo.

—Reachel: ¡para mí!, como que esas señales perdieron la dirección porque para donde mí no vienen, y yo que tú mejor me quedo callado no vaya a hacer que el cielo mande una señal de relámpago y quedes mudo— le digo con una sonrisa burlona.

—Eduar: ¡sí!,  relámpago de amor por ti— dice eso acercándose nuevamente aunque esta vez queriendo darme un beso y yo lo detengo.

—Laura: ya Eduar por favor deja tu intensidad, empalagas y además si llegan a caer relámpagos de amor ¡que lo dudo!, porque cada vez que caen son partiendo lo que se le atraviesa, pero si llega haber una excepción de que caigan con amor no va a ser precisamente contigo— habla fastidiada.

—Reachel: ¡Laura por favor!— le lanzo una mirada reprobadora— ¡que!— alza sus hombros.

Ella iba a hablar, pero es interrumpida porque en ese instante llega la señora con nuestros pedidos lo deja en la mesa y se apresura en hablar.

—necesitan que les traiga otras sillas adicionales— pregunta amablemente mirando a los chicos y ellos asiente, la señora se aleja de nosotros en busca de las sillas y en tres minutos regresa con las dos sillas y las posiciona en la mesa una al lado de Sofía y la otra a mi lado le damos las gracias y se retira no sin antes llevarse el pedido de los chicos.

—Eduar: vistes que hasta la silla quiere que estemos juntos— dice molestándome.

—Reachel: eso es lo que tú crees porque fácilmente puedo levantarme y colocarme en otro sitio, así que no hables mucho— le digo con una sonrisa triunfante.

—Eduar: ¡no!, quédate tranquila— dice rápidamente— pero si prometes callarte en todo lo que tenga que ver con relación a nosotros— le advierto y él asiente.

—Diego: como lo estás pasando Sofía— habla dirigiéndose a ella.

—Sofía: porque todos me hacen la misma pregunta, no es más que obvio como la estoy pasando— habla sin gana.

—Diego: lo siento hice una pregunta realmente estúpida, esta demás— dice disculpándose.

—Sofía: tranquilo no pasa nada, pero si le agradecería que el tema quede clausurado para toda la vida si es necesario, ¡si!, es verdad no la estoy pasando bien, pero  tampoco quiero que me lo estén recordando con la misma pregunta me quiero olvidar de ello lo más pronto posible y ustedes me pueden ayudar no preguntándome lo mismo, necesito un respiro en paz ¡sí!— dice mirándonos a todo y nosotros solo asentimos a su petición.

Comenzamos a comer nuestros helados que los teníamos detenido ahí, mientras Eduar y Diego esperan que lleguen sus helados; todos estamos hablando metidos en la conversación cuando sentimos que Laura se queja.

 

—Laura: ¡hay no puede ser!— expresa con cara de no gustarle lo que ve— ¿Qué paso?— pregunta Cristina— ahí vienen los chicos— dice y todos volteamos a mirar a la ventana ¡y si!, son ellos entre esos está Fernando y me acuerdo de Sofía y voltea a mirar hacia donde está ella y tiene una cara de incomodidad pude leer lo que sus labios susurraron “mierda”, sé lo difícil que es para ella tener a Fernando cerca de ella o más bien rodeando su espacio, mientras Diego le dice que actué normal que no le demuestre que le afecta su presencia.

—Cristina: se puede saber quien le dijo que estábamos acá— dice molesta mirando acusadamente a Diego y Eduar.

—Diego: ¡que!— dice a la defensiva— si crees que fuimos nosotros estás equivocada, no sabíamos que ustedes estarían aquí, todo fue una casualidad— dice defendiéndose y Cristina relaja la mirada y analiza lo que dijo ¡y si todo concuerda!

—Cristina: entonces si no fueron ellos ¿Quién?— pregunta mirándonos aleatoriamente— tu Laura— la señala— como se te ocurre y si yo hubiese sido no me hubiera sorprendido de que ellos venían ¡no piensas!— pone cara de obvia— verdad tienes razón y entonces— dice incrédula— tu Reachel— me señala y yo niego— tu Sofía— Sofía la mira incrédula— solo a ti se te va a ocurrir eso Cristina si soy la que menos quiere que ellos vengan porque está Fernando y los voy a llamar, que lógica ¡no!— dice incrédula— hay verdad disculpa se me olvido— dice disculpándose— y tu Carolina— ahora se dirige a ella y Carolina sonríe nerviosa y no toca ser adivino para saber quién fue.

—Carolina: yo…. Yo….— tartamudea— tú que— dice Cristina y Carolina se aclara la garganta para hablar— fui yo quien le dijo a Stiven que veníamos para acá, seguramente él fue quien le dijo que estábamos aquí, pero no le dije para que viniera solamente que estábamos hablando y una cosa llevo a la otra— habla rápidamente para que no se entienda, sin embargo, claramente entendimos todo.




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