Un Nuevo Comienzo

78 CAPITULO

Termine de almorzar a lo que es mi abuela no la he visto desde que llegue del colegio a Moila la vi hace unos segundos no nos dirigimos ni una sola palabra, aunque cada que me ve se ríe, parece estúpida, igual eso a mí no me afecta en nada.

Subo a mi habitación, busco la ropa que me voy a poner, me quedo sentada en la cama, tomo mi celular y entro al chat, veo un mensaje de Sebastián.

—Sebastián: cariño que haces.

—Reachel: voy a salir con las chicas— le envío y me salgo a ver historia mientras me responde.

Veo que llega su mensaje y entro a ver.

—Sebastián: ¡y eso para donde van que no invitan!

—Reachel: siento no poder decirte para donde voy, sorry— le envió este primer mensaje con una carita riendo y le envió otro segundo— pero esta vez haré una excepción en decirte que voy a hacer la búsqueda del trabajo— envió este mensaje y ya obtuve respuesta del mensaje anterior.

—Sebastián: ¡no me hace gracia!, quiero estar pendiente de que nada te pase— me dice con unas caritas furiosas y otras riendo, tengo respuesta del otro mensaje— porque no me dijiste si yo te puedo ayudar— dice.

—Reachel: no te preocupes, si quieres me puedes ayudar a buscar apartamento, ¿de acuerdo? — le envío.

—Sebastián: encantado, permíteme ayudarte, cuentas conmigo en lo que necesite— me envía.

—Reachel: sé que cuento contigo y de ante mano te doy las gracias por estar siempre para mí, sé que quizás yo no te brindo mucho y te prometo que en algún momento te pagaré todo lo que haces por mí, al igual, quiero que sepas que siempre contarás conmigo en lo que necesites— le envío.

—Sebastián: me gusta eso, que lo tengas claro y la mejor manera de pagarme es que sonrías si supieras lo linda que se ve cada vez que lo haces, es la mejor sensación se siente así cuando la brisa fresca de la plena mañana azota tu cara dándote un fresco en tu interior ¡pues así!, como también que nunca te rindas, que siempre luche por tu felicidad y por dejar todo lo malo atrás— me envía y se me hace imposible no sentir ganas de llorar con aquellas palabras tan lindas.

—Reachel: muy lindas tus palabras Sebastián, se me encogió el corazón, no sabes lo bien que se siente leer aquellas palabras, de todo corazón te doy las gracias, eres una persona superimportante para mí y vuelvo y te lo repito siempre contaras conmigo— le envío con una lágrima roda por mi mejilla.

—Sebastián: no sabes cuánto me alegra escuchar esas palabras, porque ese es mi objetivo, encogerte tu corazón de felicidad, porque eso es lo que mereces, siempre agarre tu mano, nunca la soltaré y si en algún momento siento que desfallezco me aferraré con más fuerza a ti y recordaré por qué sostengo tu mano — me envía.

—Reachel: y yo estaría eternamente agradecida— le envío.

—Sebastián: yo también estaré muy agradecido— me envía.

—Reachel: muy buena la conversación, pero esta señorita de aquí tiene cosas que hacer, me iré a arreglar al rato, te hablo— le envío.

—Sebastián: ¡cuídate! Que no se te olvide en escribirme— me envía.

—Reachel: no se me olvidará, estate tranquilo— le envío y me salgo del chat, voy director a bañarme.

Ya una vez cambiada, peinada toda lista, tomo el bolso, mi celular, las llaves y el periódico. Salgo de la habitación bajo las escaleras, no encuentro a nadie y salgo.

Llego a la casa de Cristina, toco y a los segundos me abre Sofía.

—Sofía: estaba como un poco retrasada, ¡no! — dice con burla, se hace un lado para que pase, veo a las chicas, saludo y de paso le respondo a Sofía.

—Reachel: si lo sé, estoy un poco retrasada porque me quede hablando con Sebastián, lo siento— dije con un tono de voz inocente.

—Laura: que haremos ahora con esa traga— dice con ironía.

—Cristina: ya que estamos todas empecemos a buscar, ¿trajeron los periódicos? — pregunta y todas asentimos, sacando los periódicos.

Seguido a eso nos sentamos en la mesa cada una con su periódico con un marcador tachando cada oferta de trabajo muy concentrada.

—Carolina: chicas recuerden tener presente buena paga y que tenga horarios de medio día— dice recordándonos.

Ya llevamos media hora subrayando ofertas de trabajo, creo que ya es suficiente.

—Reachel: ¡chicas! — todas levantan a verme— cuantas han conseguido, yo encontré cuatro, todas con buena paga y con horario de la tarde— digo.

—Laura: yo encontré tres--- dice.

—Sofía: yo también encontré tres

—Carolina: yo encontré dos

—Cristina: yo encontré cinco, con esas son suficientes vamos a ir en cada una para ver qué requisitos piden y cuál es la que más le conviene a Reachel.

Terminando de decir eso, todas recogemos los periódicos y los guardamos, tomamos agua y llamamos al taxi, quedamos en que iremos en taxi a la primera oferta de trabajo y en las demás nos vamos a pie; mientras llega el taxi hablamos.




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