Un Nuevo Comienzo

84 CAPITULO (fin de maratón)

—Carlos: aunque también puedes hacer una carta, no quedaría mal— contradice a Laura y por lo que veo se avecina otra guerra, a Laura no le gusta que la contradigan.

—Laura: lo de la cartelera quedaría mejor, y esas palabras que va a escribir en un papel, él las puede decir— dice desafiándolo

—Carlos: por medio de la carta puede decir todo aquello que en palabras no puede, se expresa mejor y fluye más, además, como tú no sabe de esto, ¡que hablas! — dice irritado.

—Laura: eres muy odioso, y para que veas que, si sé, incluso mucho más que tú, pero no veo la necesidad de hacerlo, de igual forma, eso no te debe de importar— le dice.

—Carlos: eso lo tendrá que decidir él y él verá que le gusta más, aquí ni tú ni yo tenemos porque estar tomando decisiones por otro, pero si fuesen para ti, te aseguro que sería muy complicado tanto escribirla como decirlas— su enojo es notorio hasta en los poros.

—Laura: ¡Y Tú QUIEN TE CREES QUE ERES PARA HABLARME ASÍ! — le grita— estás dolido porque no te elegí a ti, ¡cierto!, eso es, ¡por favor! — ríe ironizada— deja de comportarte como un niño, madura ya— le dice enojada encarándolo.

—Carlos: sabes una cosa Laura y que se te meta en esa diminuta cabeza que tienes, vete con quien se te plazca, lo último que yo haría es estar detrás de ti y mucho menos soportar tu indecisión, yo pensé que estaba tratando con una persona madura, pero resulta que no, sino con una niña, aunque viéndolo bien esa fachada que utilizas de ruda, que nada te importa, sin sentimiento, es pura máscara ahí solo esconde tu miedo, por lo del miedo no te juzgo todos aquí hemos sentido miedo, pero creo que es de inteligente saber jugar con el miedo, pero ya veo que tú no, tú te quedas siempre con lo simple, pensé que con toda esa imagen que mandas tendrías un poco de valentía, pero resulta que no, pura cobardía— le dice a centímetro de su cara.

—Laura: me estás diciendo que soy una falsa, miedo y cobarde— formula incrédula.

—Carlos: no sé, ¡dime tú!, que te dice tu mente, quisiera poder saber leer mente, pero aún no tengo esa capacidad, en cambio, tú si te la puedes responder, es tu mente, pero no hay mucho que decir, si todo se refleja con tu cobardía— le dice, tanto el cómo nosotros no esperamos la bofetada de Laura hacia él, todos queda sorprendido ante la situación, Carlos se toca su mejilla y mira Laura sobándose donde recibió el golpe— ¡confirmado!, esto solo me demuestra que actúa una niña miedosa y la verdad que no estoy dispuesto a soportar tus niñerías y se deja manejar por lo miedo, sin poder dejarlos atrás— le termina de decir y se aleja de Laura, ella tiene los ojos llenos de lágrimas, pero conociéndola no va a dejar caer ninguna, a Carlos se le notan los dedos marcados en la mejilla.

—Sebastián: los dos me hacen el favor y se calman— habla serio— advertí que si tienen algo por decir lo pueden hacer afuera de esto, lo último que creí que esto de Reachel iba a salir rifada hasta con bofetada, ¡que les pasa!, se supone que aquí no estamos tratando con niños, sino con unos supuestos maduros, si van a seguir así les pido el favor y se salen de esto, no quería llegar hasta los extremos, pero ustedes no colaboran; aprendan a comportarse— los reprende— si se van a quedar, espero que no ocurran más pelas, le estoy advirtiendo Sofía, Fernando, Laura y Carlos, ¡de acuerdo!— le cuestiona y ellos asienten— espero— dice.

El ambiente quedo más pesado que antes, se siente el aire tan áspero, no me imagino como está el de estos chicos, lo deben de estar pasando mal.

—Sebastián: ¿alguien más tiene otra idea? — pregunta.

—Fernando: sería lindo, pues no que pienses Sebastián, que hicieras un pequeño pícnic, con la comida que a ella le gusta, no sé un vino, en su defecto, jugo, algo sencillo, pero lindo, le puedes hacer un pequeño regalo, ya sea un collar, una manilla, un anillo, no sé lo que te parezca regalarle, que sea algo significativo para ella que cuando lo vea siempre te vea reflejado en él— dice dudoso.

—Sebastián: por primera vez estoy de acuerdo contigo, ¡ojo, ahora no te lo vayas a creer!— todos reímos y el ambiente se suaviza— pero si me gusta la idea, ahora para hacer un resumen de todo lo que llevamos por el momento, lugar, el páramo se tiene estimado hacer una entrada con cañas y luces para que alumbre el camino, en la decoración principal dos cañas a los laterales y una arribas parecido a una entrada con plantas artificiales alrededor con rosas de la que le gusta a Reachel, planta, mañana vamos a visitar el lugar, la carta la escribo yo al igual que la cartelera— ¿eso es todo?— pregunta y todos asentimos— mañana se termina de ultimar detalles y lo que se tiene que comprar se hace una lista.

—Cristina: una pregunta Sebastián— le digo— ¿cundo sería esta sorpresa? — inquiero.

—Sebastián: el domingo, es su día libre, toca hacerlo ese día, mañana nos reuniremos aquí a la misma hora, ya que ella se va a trabajar y con ustedes chicas después ultimamos los detalles con respecto a Reachel toca primero salir del punto, aún tenemos tiempo.

—Cristina: bueno, entonces mañana aquí todos a la misma hora, para hacer la lista de lo que se necesita y dirigirnos al páramo— confirmo y él asiente— ¿creo que ya todos quedamos claro de lo que se va a hacer? — pregunto— si— responden todos al unísono— prefecto— inquiero.

La reunión finalizó, ya todos se están yendo y yo nuevamente me quedo sola, sin duda alguna esto fue una completa locura, al ver cada una de estas situaciones me confirman que no quiero pasar por ahí, ¿pero quién sabe?, hay cosas que no se pueden evitar.




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