Un Nuevo Comienzo

85 CAPITULO (Maratón del 85/92)

Un nuevo día comienza y la verdad es que hoy no me quiero levantar de la cama, me siento muy agotada, mi cuerpo me pide descanso, no pensé que trabajar cansara tanto, aunque imagino por lo que soy primeriza y no estoy acostumbrada al trabajo obviamente me iba a dar duro. A medida que vayan pasando los días, mi mente y mi cuerpo se irá acostumbrando; hago un esfuerzo para levantarme y Salí de la cama y hacer mi rutina diaria.

Después de una maratón en levantarme y arreglarme ya me encuentro en el colegio, estoy sentada en mi puesto con la cara metida entre mis brazos tratando de dormir un poco mientras llega el profesor que le toca ahora.

El sueño ya se estaba apoderando de mí cuando siento que se acercan personas con ruido hacia donde estoy yo y no hay ser adivinos para saber de quienes se tratan, Cristina, Carolina, Laura y Sofía.

—Cristina: ¡te viniste sin mí! — me reprocha y yo solo le sonrío a modo de disculpa.

—Reachel: la verdad hoy me siento modo zombi, tengo mucho sueño y me siento cansada— le digo con un bostezo saliendo de mis adentro.

—Sofía: ¡se te nota demasiado amiga! — dice obvia con una sonrisa.

Las chicas tomaron asiento al lado mío, les cuento como me fue anoche en mi primer día de trabajo para que se me pasara un poco el sueño y la verdad si funciono, aunque el profesor aún no llegaba nosotras seguimos hablando. Vemos que los chicos llegar y al momento que ven nuestra presencia se acercan a donde nos encontramos nosotras.

—Sebastián: Reachel amor te noto cansada— dice preocupado y yo solo le sonrío.

—Reachel: tranquilo, solo serán los primeros días hasta que me acople a rutina, además no estoy acostumbrada a trabajar, siempre me va a dar un poco fuerte, pero nada que yo no resista.

—Sebastián: lo sé, sé lo fuerte que eres— seguido a eso me da un pequeño beso ligero y los demás chicos solo bufan por las demostraciones de afecto frente de ellos.

—Fernando: ¿Qué tal son tus compañeros de trabajo? — pregunta.

—Reachel: son muy simpáticos conmigo, me trataron superlindo, me explicaron de la mejor manera para que me acoplara, me tuvieron mucha paciencia, en fin son muy buenas personas— le relato.

—Sebastián: ¿todos son hombres? — pregunta en un tono celoso.

—Carolina: en serio estás celoso Sebastián— se burla y yo solo rio.

—Reachel: no tendría por qué estar celoso, y no, no solo hay hombres, también hay una mujer— inquiero.

—Laura: tenemos que ir a visitarte para ver como es todo— dice con una sonrisa y yo asiento— sí, tienen que ir—los invito.

Íbamos a seguir hablando, pero en ese justo momento entro el profesor, así que cada quien se fue para su respectivo lugar, el profesor comenzó su clase y nuevamente me entro sueño, ya necesito que se acabe esta clase, no aguanto más.

Las tres primeras horas se pasaron y ya estamos en receso, salimos y Sebastián me pide que nos sentemos juntos, accedo, las chicas se fueron a sentar donde siempre.

—Sebastián: ¡ven! — me ordena— recuesta tu cabeza en mis piernas y estira las tuyas para que descanses un poco--- me dice y yo no desisto de la idea, así que hago lo que él me pide y me acuesto encima de sus piernas y me lo quedo viendo y él a mí y de mis labios brota un sonrisa— ¿Por qué sonríes? — pregunta curioso.

—Reachel: me sorprende lo mucho que has cambiado, veo en ti otro Sebastián, para serte sincera me gusta mucho este nuevo Sebastián— sonrío ante lo confesado y él también.

—Sebastián: entonces, al escuchar esto, estás admitiendo de que te gusto— dice con una sonrisa pícara.

—Reachel: pensé que eso era más que evidente, creí que ya lo había notado— le expreso juguetona.

—Sebastián: ¡claro que lo sé, solo quería que tú me lo afirmaras en palabras textuales! — dice riendo.

—Reachel: eres muy tramposo— digo riendo.

Acto seguido me da un beso largo, cargado de amor, de ternura, de unas ganas inmensas de amar con todas las fuerzas que existen.

No existe un amor más bonito que aquel que a pesar de que no son perfecto, hacen todo para mejor aquellas imperfecciones para poder merecer aquel amor y así poder sentir que son ganadores por el solo hecho de tener agarrado de la mano aquella persona que a través de sus ojos es perfecta, como una estrella que con tan solo mirarla ilumina el alma, disipa las tristezas y te llena el alma de felicidad.  

Sentimos sonar el timbre que nos avisa que ya se terminó el descanso, nos dirigimos todos al salón, así continuaron las otras tres horas de clases, hasta que por fin llego la hora de la salida.

Espero a Cristina y salimos del colegio y nos quedamos un momento en la entrada

—Sebastián: ¿a qué hora paso por ti? — pregunta.

—Reachel: a la dos y cuarenta, déjame descansar un poco, tengo mucho sueño— le digo y él asiente, se acerca a mí y me da un beso en la frente, yo inmediatamente sonrío antes la acción, se despide del resto del grupo y se marcha, nosotras igual.

Después de un rato caminando, cada una llega a su casa, yo de una vez me pongo a preparar mi almuerzo, opte por hacer algo sencillo, pastas. Mientras ellas están, yo voy a darme un baño, para estar bañada.




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