Narra Cristina
Me encuentro en la sala sola esperando a que lleguen todos, ya Sebastián me escribió de que iba a llevar a Reachel y venía de una vez para casa.
Estoy concentrada en el celular cuando siento que tocan el timbre, me levanto abrir la puerta y me encuentro como sorpresa a Kevin.
—Cristina: ¡hola! — exclamo y me hago a un lado para hacerlo pasar, cierro la puerta tras mío y él, al darse cuenta de que no hay nadie más, solo él, se voltea sobre sus pies y me pregunta.
—Kevin: ¿no ha llegado más nadie?, ¡solo yo! —pregunto y exclamo
—Cristina: no ha llegado más nadie, y sí, solo estamos tú y yo — le digo con una sonrisa hecha mueca — pasa — le indico — puedes tomar asiento — le surgieron — ¿quieres tomar algo? — le pregunto y él niega, lo sigo hasta el sofá, él se sienta y yo me siento en el otro sofá quedando frente de él.
Entre nosotros se tornó un poco incómodo el ambiente, no logro comprender por qué si todo entre nosotros está bien y todo lo que se habló quedo claro, pero en estos momentos no sé qué sucede entre nosotras, tanto así que cada quien está metido en su celular para tratar de ignorar lo que está sucediendo de manera intangible, puedo jurar que está deseando lo mismo que yo, que ya lleguen todos.
—Kevin: ¿Cómo has estado? — pregunto para romper el hielo.
—Cristina: muy bien, ¿y tú? — le hago la misma pregunta.
—Kevin: pues…. Bien— responde dudoso y continua lo que iba a decir — por cierto, está muy hermosa — sé sonroja.
—Cristina: graaa..cias — tartamudeo — tú no estás nada mal — le devuelvo el elogio y solo sonríe y a mí me surge una pregunta.
—Cristina: ¿Por qué me estás diciendo esto? — inquiero dudosa.
—Kevin: la verdad Cristina es que no sé tú causas algo extraño en mí y cuando te veo me dan unos revoltijos en la barriga, a eso lo llaman mariposas — le digo riendo.
—Cristina: la última conversación que tuvimos que fue ayer, te dije que por favor no me dijeras cosas que me logren confundir y más aún si tú no sabes lo que sientes — expreso sería.
Él solo me mira, lo veo levantarse de donde está para dirigirse donde estoy yo, se sienta frente mío y yo trago grueso de la nada, me puse nerviosa, eso lo hace su cercanía y más si tiene su mirada directamente a mis ojos.
—Kevin: creo saber lo que siento o quizás siempre lo he sabido y yo solo he querido ignorarlo y no enfrentarlo, pero ya se dio el momento sin buscarlo, puedo dejártelo claro — la miro directamente a los ojos, ella está nerviosa y para ser sincero quizás era ese valor que tenía escondido para poder decirle todo esto que le estoy diciendo, sé que en un primer momento dije que no la iba a confundir, yo quiero esto y yo sé que ella también, sé que no me debo mentir más y aceptar lo que me está pasando con Cristina.
—Cristina: ¡sí! — y que sientes — le pregunto nerviosa por saber su respuesta.
—Kevin: saca tus propias conclusiones — le digo y me apego más a ella sin dejar ni un pequeño espacio entre nosotros, ella tampoco hace nada para alejarse, eso me confirma una cosa que ella tiene las mismas ganas, está hiperventilando y aunque suene un poco egocéntrico me encanta producir eso en ella, porque yo estoy igual que ella, produce exactamente lo mismo en mí.
Corto el pequeño espacio que aún nos separa y me apodero de sus labios que saben a miel, aquellos labios que me producen paz, esa calidez que emana su ser es un regocijo para mi corazón, ella me corresponde el beso igual de gustosa, disfrutando nuestra cercanía, esa manera tan particular de decirnos que dejemos el miedo y arriesguemos todo contra todo, a ver que pasa en el camino, mientras que en los dos haya ganas todo se puede.
Nos separamos por falta de aire, yo me relamo los labios, ella aún no sale del shock, levanta la mirada hacia mí y se queda viéndome fijamente, como diciendo “es verdad lo que acaba de suceder”
—Cristina: ¿esto que fue? — pregunto conmocionada.
—Kevin: eso quiere decir que mis sentimientos ya se aclararon y de esta manera fue la mejor manera de expresarlo — le expreso sonriente.
—Cristina: Oook… tenemos que hablar porque ahora si quede confundida y necesito que me aclares bien la situación, porque recordando una semana atrás me estabas diciendo que no estabas preparado para nada a menos que fuese una amistad, que no me querías hacer daño y hoy llegas y me besas así como si nada — le digo incrédula, si disfrute el beso no digo que no, me emociono el hecho de que ya se haya aclarado, pero una parte de mí siente rabia porque no se decide de una vez y me tiene a mí en ascuas.
—Kevin: nada de esto fue planeado — le aclaro — las cosas se dieron así sin buscarlo y si tal vez necesitaba este momento contigo para poder darme cuenta de que debe aceptar mis sentimientos hacia ti, concuerdo contigo sí debemos hablar de muchas cosas — le digo
Me iba a responder, pero en ese instante tocaron el timbre, elle fue abrir, fueron las chicas que ya llegaron.
"Muchas veces queremos negar lo que es notorio, hacernos creer que nos engañamos para no darle la razón a la razón, nos da miedo admitir lo que sentimos por temor a que nuestros sentimientos sean rechazados, pero mientras más negamos aquello que sentimos, el corazón nos acerca cada vez más a eso que no queremos aceptar. El amor muchas veces duele, que no debería doler, pero es necesario para poder encontrar el amor real, se debe dejar el miedo a un lado y llenarse de valentía y enfrentarse aquello que causa miedo, pero a la vez te llena de valor, eso, llamado AMOR"