Un Nuevo Comienzo

94 CAPITULO

Un nuevo día comienza y yo me levanto con todas las ganas, con una energía insuperable, desde hace meses no me despertaba así de feliz, me arreglo para ir al colegio, desayuno algo ligero, ya Cristina me escribió que está lista, yo me termino de arreglar lo que falta en mí y salgo.

Camino unos pasos hasta llegar a la casa de Cristina, toco brevemente la puerta y como siempre la señora Rosalba me recibe con una sonrisa, la saludo ella igual, me devuelve el saludo y me invita a pasar; espero a que Cristina baje para irnos a la escuela.

Luego de cinco minutos de esperar a Cristina salimos rumbo a la escuela, vamos hablando mientras.

— Cristina: ¿Qué te pareció la sorpresa? – pregunta.

— Reachel: para ser sincera, la verdad no me lo espere, pero me siento muy emocionada, nunca espere este acto por parte de Sebastián, todo fue hermoso, el lugar que por sí solo es lindo, la decoración, la carta, él, ustedes, absolutamente todo fue hermoso – le expreso emocionada.

— Cristina: me alegra mucho que te haya encantado, la sorpresa no era para mí y yo estaba igual de emocionada, todo el grupo hizo parte de la construcción de la sorpresa, en medio de esa construcción hubo problemas con las diferentes parejas, no te lo quieres imaginar, las veces que nos reuníamos era una discusión segura, Fernando con Sofía, Carlos con Laura, era una completa locura, en medio de toda la sorpresa salió justo como todo esperábamos, te lo mereces Rash – me comenta y yo solo rio porque si me imagino todo el proceso, pero igual no me deja de hacer sentir feliz.

— Reachel: yo no me quiero imaginar, todas las discusiones habidas, ellos que por nada discuten, igual te doy gracias por ser parte de eso, Cris – le agradezco.

— Cristina: aunque… - dice insegura – yo te tengo que contar algo, yo no discutí con Kevin en ningún momento, pero si sucedió algo que te va a sorprender al igual que a mí – comenta con misterio.

— Rechel: ¡ajá!, ¿Qué es? – inquiero curiosa.

— Cristina: me besé con Kevin, o él me besó, nos besamos, ¡ay no sé!, solo sé que hubo unión de labios – dice nerviosa.

— Reachel: ¡queeeeee! – grité emocionada, ella coloca sus manos en mi boca para que haga silencio – ¡no es verdad!, ¿cuéntame todo?, ¿cómo sucedió?, ¿qué sentiste?, ¿besa rico?, ¡dime todos los detales Cristina!, ¿tú por qué no me habías contado eso? – inquiero dudosa.

— Cristina: no te podía contar hasta que no se hiciera la sorpresa, pero respondiendo tus preguntas, todo sucedió muy rápido, eso fue en la casa, un día antes del beso habíamos hablado de que no íbamos a hacer nada que nos confundiera yo iba a ayudarlo y que sabría manejar mis sentimientos con respecto a él, ahí todo bien, quedamos claro y todo, el día siguiente él llegó temprano a mi casa no había llegado más nadie, total que ambos estábamos un poco incómodo, comenzamos hablar y él me dijo en pocas palabras que él había estado evitando tener sentimientos hacía a mí, cuando en realidad ya los sentimientos estaban claros, ahí él se acercó y nos besamos, ya tú te debes de imaginar lo demás no tengo que explicarte – dice apenada

— Reachel: que es esto, me encanta, me emociona, ¡Dios!, es que eso se sabía, él lo que tenía era miedo es eso, pero de verdad me alegra que ya hayan pasado esa línea, me siento tan feliz por ti – le abrazo eufórica y ella ríe – ¿qué más ha sucedido? – pregunto intrigada.

— Cristina: hablamos en el páramo, después que los dejamos a ustedes nos alejamos y tuvimos una conversación, yo te cuento después, les cuento a las chicas también, pero será cuando salgamos del colegio.

Llegamos al colegio, nos dirigimos al salón, entro busco mi silla y coloco mi bolso, aun Sebastián no ha llegado, quiero asomarme un momento en la puerta y justo en ese momento viene entrando el hombre que provoca en mí, mariposas, él me ve y se le ilumina los ojos, yo le sonrío, se acerca a mí, cargándome dándome una vuelta en el aire, me baja y me besa yo lo recibo gustosa, en el fondo escucho bullicio de gritos, y yo con vergüenza.

— Sebastián: te extrañé tanto mi amor, ¿Cómo amaneciste?, aparte de bella – me elogia, yo me sonrojo.

— Reachel: yo también te extrañé mi amor, yo amanecí perfecta, feliz, enamorada cada día más de ti, tú también estás bello – le devuelvo el elogio.

Escucho unos aplausos a lo cual ambos nos volteamos a ver de donde proviene y solo suspiro porque sé que por parte de Moila no es nada bueno.

— Moila: ¡ahora si la parejita dando espectáculo la parejita feliz!, que haremos con los de tortolos – expresa con fastidio.

— Reachel: es en serio Moila – pregunto con ironía – porque simplemente pasas de largo y nos ignoras – le digo obvia.

— Moila: pues fíjate que no puedo ignorarte, porque estás justo en un espacio público, en un salón, ya ni respeto tienen – dice con apatía.

— Sebastián: como bien te lo dijo Reachel, solo ignóranos y listo, eres la única que está hablando, aprende a quedarte callada, cuando no se están metiendo contigo – le expresa fastidiado.

— Moila: tú no eres quién para decirme que hacer o cuando hablar – le reprocha – ahora sí, muy machito porque tienes a tu noviecita al lado, cuando estábamos juntos no me callabas – todos se sorprendieron y empezaron a musitar.




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