Un nuevo comienzo

Matias

Estábamos a la mitad del año, y lo único que deseaba era que llegaran las vacaciones de diciembre para poder pasar tiempo con mi familia.

Iba en el ultimo año de preparatoria así que el siguiente año me tocaba ir a la universidad, me emocionaba bastante, pero me irritaba el pensar que no me fueran aceptar en ninguna universidad a las que quería aplicar.

Hace dos años ya tenía bien claro que era lo que quería estudiar me llamaba mucho la atención la literatura así que no me fue muy difícil. Mi gran deseo era ser aceptado en la universidad de Harvard. Contaba con el apoyo de mis padres ellos decidieron costeármela, pero yo no quería que tuvieran ese gran peso, así que al salir de estudiar iba a trabajar a un restaurante rápido que quedaba a dos cuadras de donde estudiaba.

La paga era bien, y a decir verdad no me iba muy mal, me adaptaba rápidamente a los cambios y por una parte me distraía, no me quejaba para nada del lugar y mucho menos del trabajo.

En el colegio estaba acostumbrado a realizar mis tareas en cursos libres para que al salir del trabajo llegara únicamente a dormir. Mi vida ya estaba organizada un tipo “anticuada” para mis amigos. Pero que va, no me importaba que pensaran eso, yo tenía muy claro hacia donde quería llegar.

- Hijo no sabes donde deje mis libros de bioquímica, no los encuentro y tengo que entregarlos a mi suplente.

Mi mama era profesora en el colegio donde estudiaba, por suerte no me daba clases, así que nadie sabia que era mi mamá a excepción de mi mejor amigo Richard que a ley se iba a enterar porque en más de alguna ocasión llegaba a mi casa.

- No mama, ¿estás segura que no las dejado en tu clase?, la ultima vez lo olvidaste al salir del colegio y te encontrabas en las mismas de ahorita.

 

- Tienes razón, llamare al de seguridad para que pueda revisar, gracias hijo.

A pesar de ser maestra era un poco olvidadiza, esta semana tenia que realizar un viaje a Nueva York y por eso tenia que entregar sus libros al suplente que la cubriría por estos días.

Trabajaba como maestra, pero tenía otro trabajo el cual consistía en viajar a hoteles y restaurantes y calificarlos para ver si llegaban al nivel tres, cuatro o cinco estrellas. Mi padre por otro lado era empresario.

Aun me preguntaba como era que tenia el gusto a la lectura, tal vez porque desde pequeño me refugie en los libros, no tenia amigos y los videojuegos o cosas de  tecnología no llamaban mi atención, hasta que un día mi madre me llevo a una biblioteca a conseguir un libro que ella necesitaba, mientras ella lo buscaba y preguntaba a las encargadas yo me perdí de su vista y me dirigí hacia donde se encontraban una enorme estantería de libros, tome uno, vi su portada y me lo traje a casa, eso sí pasaron tres días para que lo empezara a leer, porque pensaba que me iba aburrir.

Pero fue todo lo contrario, nomas lo abrí y ese olor a nuevo me invadió.

El libro era -El Alquimista-Paulo Coelho una vez termine el libro me dieron ganas de mas y mas.

Y pues bueno lo demás ya es historia.

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La primera clase que recibía era lengua, una de mis preferidas.

Richard se sentaba a la par mía, éramos compañeros de estudio, no éramos muy escandalosos, pero teníamos lo nuestro, varias chicas pasaban viéndonos y sonriéndonos, en una ocasión encontramos en nuestro casillero varias cartas de amor. No teníamos idea de quienes eran porque estaban anónimas, pero ninguna nos interesaba.

Teníamos muy en claro que, si nos gustaban las chicas, porque nos atraían a mi una en especial, pero ella jamás me había visto pero yo si me había fijado en ella, tenia novio, lo sabia porque siempre la veía con él, no estudiaban juntos porque el iba un año menor.

Así que solo me quedaba verla a lo lejos cuando pasaba por el pasillo del segundo nivel, nuestras clases solo estaban separadas por un aula así que la veía por la ventana, << Gracias a quien sea de la idea de colocar una ventana en este lugar>>.

-Hoy es viernes Matías, mañana descansas de tu trabajo, Karla me ha invitado a jugar bolos, ¿te apetece ir?. Karla era vecina de Richard, se conocían desde pequeños, íbamos en el mismo año pero estábamos en distintas aula. La había visto muy seguido con la chica linda la cual tenia novio, creo que eran amigas.

-Pues le entro, pasas por mi y nos vamos. <<Por supuesto que iba asistir por ver si me topaba con ella>>. Y pufff la vi pasar, iba con el pelo suelto, una sudadera y su mochila, iba sola como cosa rara, su novio esta vez no la estaba acompañando, pero era mejor así. <<Creo que me dio un mini infarto.

-Oyeeee ya entro el profesor, será mejor que prestes atención. Richard no sabia que estaba enamorado de ella, claro estaba que ella jamás se había fijado en mi y prefería mantenerlo así. No era porque me fuera a delatar, pero me sentía incomodo contarle.

Los cursos terminaron y yo me dirigía a mi trabajo, siempre llevaba mi camisa del trabajo en mi mochila, al entrar me dirigí al baño para cambiarme.

Hoy no había muchas personas, la mayoría eran estudiantes, pero varios de ellos viajaban los fines de semana a sus hogares, así que los viernes no asistían muchos.

Después de varios licuados y comida rápida por servir, me dirgi a mi casa, todavía tenia una tarea pendiente por hacer porque no me dio tiempo de terminarla, decidí hacerla antes de bajar cenar.

Me acomodé en mi escritorio y me puse manos a la obra, no fue tan difícil, pasaron las horas y me di cuenta que ya era media noche. Así que me dormí.

Me desperté tan exhausto, <<porque los fines de semana se sienten tan cortos>> ya era medio dia y yo sentía que no había dormido nada.

Mi mama ya estaba de viaje y mi padre se encontraba en el garaje, era su lugar de fines de semana, construía y arreglaba motocicletas y autos lo tomaba como un pasatiempo, pero poco a poco lo iban recomendando así que pasaba ocupado.




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