CAPITULO IV

Narrador Omnipresente

Mientras una parte de la familia Jiménez , estaba sobreviviendo el día a día en el encierro impuesto por la crítica sitúación, el padre cuando estaba conduciendo hacia su hogar, después de tanto esperar pero en el camino se le presento un contratiempo. Unos infectados atentaron contra su vehículo sacándolo de la carretera y provocando su muerte, el último pensamiento del hombre fue sobre su familia y como nunca las iba a ver otra vez, así sintió como su vida se les escapaba de sus manos y esa vida se apagó.

Miriam 

No podía entender lo que decía o más bien no quería entender lo que decía, debía de ser mentira ¿ Como mi padre puede estar muerto?

El estaba bien, cuando lo vi el estaba bien pero cómo puede ser esto posible.

— ¿Hija? — Me dijo mi madre y en ese momento me si cuenta que llevaba un buen rato sin hablar.

Pero... ¿ Que podía esperar que dijera?

— ¿Com... Como te enteraste?

No podía hablar bien, sentía que me faltaba algo, sentía que estaba a punto de venirme abajo.

— Encontraron su auto, me informaron que tuvo un accidente mientras regresaba.

Y así, mi padre está muerto.

— Pero no puede ser cierto.

Para ese momento ya estaba llorando. No podía ser verdad.

— No, no es cierto — Le dije a mi madre negando con la cabeza.

— Si, es verdad pero vamos a poder superar esto juntas.

Pero yo no quería superar esto, no quería pasar página y simplemente olvidar este momento, yo solo quería volver a ver a mi papá y estar otro rato con el.

— Miriam ¿Me estas escuchando?

La estaba escuchando pero no podía ser posible. Siento como lagrimas corren por mis mejillas pero las siento totalmente ajenas como todo en este momento, excepto este dolor que se instaló en mi pecho.

Los siguientes días fueron aún más solitarios, aunque estaba con mi madre, se podía sentir la ausencia de papá. El cuerpo había sido cremado y entregado, todos los familiares y amigos nos habían escrito pero todo seguir adelante y volver a la rutina " normal".

Por las noches no podía dormir ¿Como era posible que mi padre ya no estuviera? ¿ Así de fácil todos se habían olvidado de alguien que alguna vez formó parte de su vida? 

Escuchaba a mi madre llorar si muerte, ella creía que no la veía y yo trataba de ser fuerte por ella, por nosotras pero era tan difícil sin nada más que el televisor para distraernos. Ahora éramos ella y yo y estábamos bien. O eso creía yo.