RAFAEL
—Rafael, despierta ya, es hora de tus "exámenes"— Lo decía con burla el hijo de puta.
Ya no reconocía a nadie, solo a ella... Miriam, desde que la vi sentía que tenía que ir con ella, me desesperaba saber que está tan cerca de mi y me era imposible llegar a donde ella estaba. No sabía ni cómo ni cuando pero tenía que buscarla, saber que pasó con ella y lo más importante irnos de este lugar.
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Ya habían pasado cuatro días desde que la vi, tanto tiempo en este estado y por fin logré calcular el paso de los días, una vez por día me buscaban para ir al laboratorio. Cada día tenía la esperanza de verla, pero cada día que volvía sin saber de ella era otro ladrillo para mí pecho, incluso cuando lograba estar consciente el tiempo suficiente lo único que hacía era idear un plan para verla.
Al día siguiente estaba sentado en la cama, le daba la espalda a la puerta cuando escuché como está fue abierta, de seguro me iban a administrar más tranquilizante, lo odiaba.
Cuando ya estaba lo suficientemente cerca de mi, me volteo y le clavó la jeringa que robe ayer del laboratorio, tenía Trankimazin con otros tipos de tranquilizantes, lo cual daba como resultado una potente dosis de TEI (Tranquilizante de efecto inmediato), me dirijo a su cuerpo y le quitó la jeringa que me iba a inyectar, el otro soldado que venía con el hace un movimiento para tomar su arma, pero ya se que no van a disparar así que me abalanzó sobre el para hacerle lo mismo que a su compañero, me veo involucrado en una pelea, estoy más débil de lo que pensaba ya que me gano varios golpes de su parte, después de mucho forcejeo y mi labio partido, logró inyectarlo. Le pregunto por Miriam.
—¿¡Donde carajos está Miriam!?
El no me responde así que le mando otro puñetazo a la mandíbula, logrando así voltearle la cara.
—¡Donde. Carajos. Esta. Miriam! —Ya estoy perdiendo la poca paciencia que tengo y también se que el tiempo se me está acabando, es cuestión de minutos para que alguien más venga por mi.
—Nunca...Van a... Salir.
El idiota perdió, cayó desmayado, busco entre sus uniformes las armas y voy hacia el pasillo que está a mi derecha, estaba tan mal que ni recuerdo el camino hacia el laboratorio o hacia ningún lado, estoy caminando a ciegas, solo agradezco que esté lugar sea tan enorme porque así no me consigo a nadie.
Voy girando hacia una esquina, cuando escuchó una voz... De niño.
—Nooo, quiero estar con ella, suéltenme.
Me asomo por la esquina y veo como toda su cara está roja del llanto, está siendo arrastrado por dos soldados, me voy contra ellos y en una parpadeo los aniquilos, el niño se quedó quieto en su lugar temblando.
—No te preocupes, también la estoy buscando a ella —Trato de suavizar mi voz para no asustarlo aunque no creo que lo logré mucho ya que llegó tiempo sin hablar y todo me sale en un tono tosco.
El no me habla, solo me mira y sacude su cabeza repetidas veces.
—Cálmate, mira, solo estoy buscando a Miriam, ¿La conoces?¿Ella era la chica que buscas?
Aunque no parece confiar en mí, asiente repetidas veces ante mis preguntas.
—¿Sabes dónde queda el laboratorio?
Vuelve a asentir.
—Si me llevas hasta allá, te juro que la encontré.
El me mira sin hacer nada, cada vez siento una desesperación más grande.
Vuelve a asentir y comienza a caminar.
Miriam voy por ti.