Catalina
-¿Y?- pregunto girando el teléfono, por toda la estancia – ah ¿qué opinan?... genial ¿no?- miro entusiasmadas a mis amigas.
-Bueno…- Cami, frunce el rostro, con mirada indescifrable -cuando dijiste nuevo, pensé que te referías a este año-
-¡Hey!- exclamo, haciéndome la ofendida -tampoco es tannnnn viejo… sólo unos retoques de pintura y estará como de año-
-Si seguro- menciona Lana, con voz pesada -de año… pero del año 1800…. – Cami suelta una carcajada, las miro entrecerrando los ojos
-Vamos Cata- interviene nuevamente Lana -amo tu positivismo, pero… no sólo es pintura es….- mueve su mano señalando… todo.
-Te dije que… te vinieras conmigo, sabes no tengo problemas, yo feliz que lo hicieras- mira el sitio como si fuera un campo de exploración arqueológica.
-Aish, ¡lo sé!- exclamo derrotada, sentándome en el piso apoyándome en una pared, que cruje y que no se ve muy estable que digamos -sólo quiero ser independiente completamente, además fue lo que servicios sociales acordó o ¿no?-
-No recuerdo que dijera nada de ruinas o sitios en riesgos de derrumbe- comenta sarcásticamente Lana, tocándose el labio inferior con su dedo índice.
-Pues- levanta la voz Cami -a mí ya me encanto… esta vintage, cuenta conmigo para lo que necesites y concuerdo contigo Cata, la trabajadora social estará complacida, después que le hagamos los retoque- la veo enumerar con sus dedos -está en un buen distrito escolar, tienes un empleo estable, haces trabajo independiente, es ¡perfecto!- me ánima el saber que Cami, está de acuerdo, aunque a la final sé, que ambas estarán para apoyarme siempre.
-Lo sabía, gracias- le agradezco dándole un beso a la pantalla -ves Lana no todo es malo- me levanto, agarro mi bolso y camino a la puerta.
-Sí, sí- Lana hace un gesto con su mano restándole importancia -sabes que no lo digo por mal, es sólo que…- gira la mirada a otro sitio -ya me hacia la idea de que vivieran conmigo, además… mi hermano ya no me molestaría con el tema del trabajo- menciona con fastidio -
-Oh… Chicas- dice Cami, haciendo señas a alguien -tengo que dejarlas, papá me está llamando, para algo del trabajo… me avisan cualquier cosa, las amo bye-
-Adiós – decimos al unísono.
-Bueno- Lana suspira y fija su mirada en mi - hablando de trabajo, baja Cata, que tu transporte, es decir yo- se señala -está esperando por ti-
-¿Estás abajo?- pregunto incrédula.
-Obviamente- gira los ojos -y si lo sé soy la mejor y ya baja- nos reímos terminando la videollamada.
Al salir del edificio, veo el hermoso auto de Lana y cada vez que lo veo me pregunto “¿cómo puede ser que teniendo ese auto me siga pidiendo dinero para su Caramel Machiatto?... si, definitivamente es tacaña o como diría ella misma ahorrativa”.
Todo el camino, fue hablando de mí… no tan nueva vivienda, pero al llegar al estacionamiento cambia el tema, radicalmente.
-¡Hey! sabes que hable con Sasha anoche- Lana, me mira detenidamente -y le comente lo de tu mudanza y…. me dijo que su propuesta sigue en pie y que no le molestaría adelantar el tiempo, es más creo que lo desea y estaría feliz- mueve las cejas, con una media sonrisa.
-Ustedes los rusos están locos- digo riendo, saliendo del auto.
-¡Oye!- dice ofendida entrando al ascensor -no te rías, hieres mis sentimientos- se coloca una mano en el pecho de manera dramática y sujetando con la otra, el bolso, donde tiene sus armas de guerra, su laptop y Tablet.
-Aish y luego la exagerada soy yo, ¿cierto?- niego con la cabeza -Por cierto ¿cuál es la prisa en llegar a la tienda?- indago.
-Sabes que amo venir a trabajar-
-Pero si tú no trabajas… y menos… ¡aquí!- el mismo discurso de todas las mañanas desde hace casi un año que trabajo en Almacenes J&W, específicamente en la tienda departamental de ropa exclusiva y de mayor prestigio del país.
-Claro que si lo hago- se hace la ofendida nuevamente -perooo como dice ese gran meme, no lo vas a entender y tampoco te lo voy a explicar-
-Estas consiente que hackear y stalkear a alguien, no es trabajo- la observo con una ceja arqueada mientras salimos del ascensor y cruzamos la entrada-
-Buenos días señoritas- saluda Ingrid, una morena digna de ganar el Miss Universe con su altura y su sonrisa de comercial de pasta dental.
Ella es una de las encargadas de guiar a los clientes VIP por el almacén y una de las asesoras de compras, es decir, la cara bonita de la tienda… y ¿yo?... bueno, yo estoy tras bastidores, en serio, estoy detrás del vestidor, haciendo los ajustes necesarios de tallaje o cualquier arreglo, en general, que los clientes deseen a sus atuendos.
-Pues si lo es- manifiesta Lana, después que respondemos el saludo de Ingrid -y que me dices de ti-
-¿Yo?- me señalo mientras caminamos -Orgullosamente, soy la coordinadora encargada del perfeccionamiento de vestimenta- me mira arqueando una ceja deteniendo sus pasos -Aishh, si lo sé, soy la costurera, pero si es un trabajo-
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memoria perdida, millonario y frio, chicas empoderadas y divertidas
Editado: 15.01.2023