Catalina
-!Augh!, mis pobres pompas- murmuro, tratando de moverme.
El pavimento en mi espalda se siente caliente, siento como alguien me sujeta por los hombros, abro los ojos lentamente acostumbrándome a la luz del sol
-¡Madre Santísima!- expreso en voz alta.
-Me morí… aishhh nooooo- me quejo, con el ángel de la muerte, que me sujeta por los hombros -yo tenía muchas cosas por hacer, no me lleves todavía- le suplico.
-Señorita ¿está bien?- enfoco la vista, “esperen si este es el ángel de la muerte, pues no está mal morirse” pienso con la mirada perdida en sus ojos.
Vuelve a preguntar con cara de preocupación y una señora a su lado lo mira con reprobación.
-Que va a estar bien…- lo golpea con su bolsa -no ve que la pobre está hablando incoherencias… cariño, cariño- llama mi atención la señora y creo que no estoy en el cielo -¿Me escuchas?... ¿entiendes lo que te digo?- gesticula de manera exagerada y lentamente ALGUIEN LLAME A EMERGENCIAS- grita, haciendo que además del trasero, me duelan los oídos.
-¡No!, no, no estoy muerta- aclaro levantándome del suelo, con ayuda del Ángel, no tan Ángel.
-¡Que susto!- exclamo colocándome una mano en el pecho -pensé que estaba en el limbo, esperando si me llevaba el Diablo en forma de vieja cotilla- la señora abre los ojos desmesuradamente.
-Aunque me hubiese ido con el Ángel- aclaro -porque, sinceramente… estas buenísimo- le susurro al Angelito Repapacito.
Veo como hace una sonrisa nerviosa y luego ríe un poco más fuerte, aunque parezca una foca epiléptica, se ve relindo… “¿seguro no me morí?” pienso mientras sonrío con él.
La señora, nos reprime con la miraba, levanta sus paraguas en nuestra dirección, “¿nos va a caer a paraguazos?, esperen ¿esa palabra al menos existe?, concéntrate Cata, concéntrate”; niego con la cabeza, librándome de esos pensamientos.
-Lo que me faltaba- la señora, se torna muy roja -una broma de mal gusto… estas parejas de hoy en día no sirven, por eso, este mundo se lo va a llevar quien lo trajo- habla dirigiéndose a la pequeña audiencia, que teníamos alrededor.
El ángel y yo miramos a la señora que camina alejándose de nosotros notablemente molesta, las personas a nuestro alrededor, nos miran murmurando cosas.
-Señorita- llama mi atención el Ángel, alejándome de la vía
-Disculpe que me haya reído, no suelo hacerlo, disculpe nuevamente, pero en serio, ¿está bien?- me señala la blusa convertida en escena del crimen -pensé que era sangre y que la había matado, luego me fije que no lo era, discúlpeme- “awwwww tan divino todo nerviosito, preocupado por mi”
-Estoy bien- aclaro, para que ya deje el remordimiento -puede dejar de disculparse- le sonrío.
-Tranquilos- levanto las manos y aclaro a las personas, que continúan mirándonos -estoy bien gracias, pueden seguir con sus vidas, gracias, no ha pasado nada- me trato de sacudir el sucio de mi pantalón, pero un leve mareo, hace que me sostenga de Ángel.
-No, no está bien- me sostiene -permítame llevarla a emergencia y que la chequeen- me lleva hasta su auto, abre la puerta del copiloto, haciéndome entrar, da la vuelta y comienza a conducir.
-En serio, estoy bien- trato de hablarle, pero sigue manejando -fue mi culpa cruce sin fijarme y…- su respiración cambia y su rostro se torna muy serio
-Hey, oiga, tranquilo ¿sí?- toco su mano -a ver… míreme, estoy viva- me observa de reojo y su vista cae en el desastre de mi blusa .
-Mire esto- sostengo la tela -es jugo, batido o lo que sea, con lo que me estafaron, oiga respire… inhale paz, expire tranquilidad- hago con los brazos énfasis como si atrapa aire y luego lo soltara.
-Definitivamente no está bien, voy a llevarla…- no dejo que continúe, tiene los nudillos blancos de la presión, que ejerce en el volante.
-A ver Ángel, puedes estacionar el auto- señalo un acceso a unos pocos metros -estas alterado y así puedes ocasionar un accidente, por favor-
Su rostro vuelve a cambiar, ahora es miedo lo que expresa… pero, “este gana un concurso de las mil caras en dos segundos”, pienso negando con las manos.
Estaciona el auto frente a una heladería y me mira fijamente, lo que me hace dudar, si es un Ángel o un secuestrador.
-Yo no soy Ángel soy- trata de hablar, pero su teléfono suena y por Dios ¿quién en esta época continua con el ringtone básico, que parece cigarra a medianoche?... Ángel por supuesto.
Habla, luego escucho que le da las gracias, por encargarse de algo y le dice que en cuanto pueda lo llamaría, termina la llamada, agacha la cabeza, toma varias respiración profundas con los ojos cerrados.
-Ángel, ¿estás bien?- le toco el hombro me mira, como buscando algo en mis ojos, suprime una sonrisa.
-¿Me estas preguntando a mí, si estoy bien?- se señala el pecho con la mano -¿a mí?... y fue a ti quien casi atropello- mueve la cabeza negando -no, no estás bien-
-A ver- giro en el asiento quedando completamente de lado
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memoria perdida, millonario y frio, chicas empoderadas y divertidas
Editado: 15.01.2023