Mateo
-…deje de textear a su novia, mientras maneja- detengo el paso y giro a mirarla.
-Que si ya lo dejo… no debe suicidarse por su culpa- dice la loca, con una sonrisa en el rostro.
Siento como me va a explotar la cabeza… pienso en replicarle, pero una llamada de Leonardo, me lo impide.
-¿Ahora qué pasa?- contesto de mala gana, mientras me dirijo al auto.
-¡Hola! para ti también bebé- ruedo los ojos al escuchar la irritable voz de Paul.
-Escucho tu irresistible voz bebé…- dice entre risas -y es imposible no emocionarme con tan amargado sonido- se escuchan risas y un “dame el móvil”.
-Paul, madura idiota y ¿dónde está Leonardo?-
-Esoooo celosito acaso- murmura y comienza a reírse fuertemente.
“Hoy es el día que lo locos ataquen a Mateo, definitivamente” pienso recostándome en el asiento del auto y cerrando los ojos.
-¡Por Dios!- exclamo -no estoy de humor para tus tonterías Paul- expiro de manera pesada.
-¿Qué haces ahí?... no tenías nada que hacer y fuiste a ver si me complicabas la existencia tú también… y ¿por qué llamas del teléfono de Leonardo?-
-Leo, aquí está- se aclara la garganta, como si acabara de comer algo.
-Mi teléfono… mmm, no sé que lo hice y no… no tenía nada que hacer, hasta la apertura del club y…- resoplo con fastidio.
-Yo no diría complicar tu existencia… tu solito lo haces, más bien era una visita social- dice como si fuera la cosa más obvia del planeta, “idiota”.
-Y…- le respondo lo más sarcástico, que mi estrés me lo permite.
-También quieres que tomemos el Té de las cuatro con bizcochitos y tartaletas, cual viejas chismosas- resoplo -agradezco tu visita… pero voy camino a casa a resolver unos inconvenientes y no…
-No estás de humor- completa la frase -y esos inconvenientes tienen que ver con tus hermanos o tu mal humor es simplemente ¿por qué el sol brillaba hoy?- pregunta riéndose.
-En parte, pero es por una loca que casi atropello- comento tocándome el puente de la nariz.
-Wow, wow… ¡¿Qué?!- escucho como Paul comienza a toser.
-¿Atropellaste a alguien?- termina de preguntar y murmuros se escuchan, en la línea.
-CA SI- levanto la voz pronunciando cada silaba -dije CA SI… y es una historia un poco larga, necesito llegar a casa… y no puedo hablar mientras manejo, no sea que se atraviese otra loca en la vía- presiono el botón de encendido del auto.
-Espera, espera no puedes manejar- escucho que pelea por el móvil con alguien.
-Este chisme lo necesito en caliente, voy para tu casa- voy a replicar, pero siento como corta la llamada.
“Excelente, no salgo de una para entrar en otra”, murmuro comenzando a conducir.
“Loca, es una loca y yo todo preocupado… loca”, hablo conmigo mismo, durante todo el trayecto a la casa.
“Ahh, pero un heladito lo soluciona todo… loca”.
Al entrar a la casa nana me recibe, preguntándome si quiero tomar algo y por su cara sé que la situación no está bien.
-Gracias, Nana- le agradezco el gesto, mientras me adentro a la casa.
-¿Becky?, ¿dónde está Valery?- pregunto, mientras observo la casa con un extraño silencio, que no augura nada bueno.
-Niño Mateo- veo como agacha su mirada y retuerce un paño de cocina entre sus manos.
-La niña Becky, está en su siesta y la niña Valery llego muy triste… no me quiso decir que le pasaba y se fue directo al jardín- explica dirigiendo su mirada, a la puerta que da jardín, notándola preocupada.
-No sé que le paso, pero niño- me mira suplicante.
-Hable con ella, no la regañe… usted es su hermano, aconséjela, pero no me la regañe- cierro mis ojos analizando lo que me dice.
-Nana y crees que no lo he tratado… cada vez que intento hacerlo, terminamos gritándonos- comento agotado mentalmente de la situación, sentándome y aceptando el té que pone en la mesa.
-Ya no sé como hablar con ella- suspiro colocando los codos sobre las rodillas y pasando ambas manos con el cabello.
-¿Qué tal si inicias hablando conmigo?... y así haces práctica- comenta Joan, entrando en la sala.
Dejo el té a un lado, camino en su dirección y me fundo en un abrazo, con mi confidente.
-Joan, lamento mucho el haberte llamado- suspiro rompiendo el abrazo.
-Pero- paso mis manos por el cabello nuevamente en gesto nervioso
-Se me salió de control la situación y… ya no sé, que hacer, la agencia no quiere mandar más niñeras, me urge salir de viaje, ya no se...- mi voz suena desesperada -si lo se soy un desastre-
-Ok- palmea mi hombro, sonriéndome
-Vamos a la biblioteca y hablamos con calma ¿te parece?- afirmo con la cabeza.
-Ahh Nana por favor- coloca sus manos juntas suplicantes -puedes llevarnos de ese rico té, gracias-
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memoria perdida, millonario y frio, chicas empoderadas y divertidas
Editado: 15.01.2023