Catalina “Lalo”
-Catalina, Cata- siento que me llaman, abro los ojos lentamente tratando de ubicar donde estoy.
-Cata, ¿estas bien?-
-Mmm, si eso creo- me ayudan a sentarme, en que momento llegue a este sofá, si estaba saliendo ahhh Tarado del Robertito.
-Puedes por favor alejarte, ustedes lo único que causan son desastres-
-Amanda por favor- enfoque mejor mi vista, Lana está tendiéndome un vaso, Amanda enfrentando al Tarado y el viejo de confianza esta pálido sentado con su taza en la mano.
-Ya todo esta listo, Ale nos espera- habla apresuradamente Cami.
-Cami, no exageres ya estoy bien- trato de levantarme, pero un mareo fuerte hace que me balancee y siento unos brazos que me sostienen.
-Catalina, no estas bien, vamos a…-
-Robertito querido- me estabilizo mirándolo y observo… temor en su mirada -Obviamente, no estoy bien- lo tomo por los hombros y mi rodilla termina en su entrepierna haciéndolo doblar y caer al piso escuchando sus jadeos -la próxima vez… anda a besar a tu abuela imbécil-
-Como te atreves a… a…- el Señor de Confianza se toca el abdomen con su mano, frunciendo el rostro -como…- no termina de hablar, cuando un muy sonoro y oloroso se le escapa.
-Dale Señor el descanso eterno- Lana hace una cruz en el aire.
-¿Por qué dices eso?- señala Amanda.
-No ves, que ya se murió y por eso apesta- explico.
-Por Dios no sabía que los zorrillos se usaban de aromatizantes-
-Lanaaaaa… creo que voy a vomitar- Cami tose en varias oportunidades, el de confianza camina como pingüino alejándose de nosotros y yo no puedo evitar reírme.
-Jajajaja, oye Lana y al imbécil no le ofreciste-
-Por supuesto, adivina porque tardo en aparecer- me agacho donde continúa quejándose del dolor y aprisiono su abdomen.
-Robertito- presiono más fuerte -en tu vida te atrevas a ponerme un dedo encima- me levanto apoyándome en él, lo que provoca que se queje más fuerte -ahh y te recomiendo que tomen mucha agua y antialérgico, si definitivamente antialérgico- Largo nos observa y ve al Robertito en el piso y lo ayuda a levantar, Cami comienza a caminar a la salida quejándose de la mala alimentación de las personas.
-Catalina perdona yo no pensé… Achis!- giramos a verlo y está mirándose los pies y las 4 estallamos en risas.
-Ahhh Roberto- llama su atención Amanda -Mateo seguramente te visitará pronto, apenas le comente tus consideraciones para con su novia… ahhh y deberías darte una ducha, eso se pondrá peor, en serio, lo sé- Lana y yo reímos nuevamente, saliendo de la casa, escucho que le imbécil me llama.
-Por Dios, creo que tienen días muertos- abanico mi cara con la mano -pobre Largo, creo que pedirá vacaciones indefinidas con que lo ponga a limpiar-
-Y… ¿de donde conoces a Roberto Cata?-
-Amanda, eso mismo me pregunto yo y más, porque el imbécil me beso, que asco… aunque no esta mal, pero venga ni un helado nada- giran a mirarme apenas subimos al auto -además soy una mujer con novio, al cual le debo respeto y rayos…-
-¿Qué paso Cata, te sientes mal?-
-No, pero si, a ver… es que Amanda no hicimos nadas por ustedes, quiero decir, se supone que irías y armaríamos la grande yo me libraba de la demanda y tu de la de tu hermano y la empresa… lo olvide por completo-
-No estoy entendiendo, pero el expadrino llamo y suspendió la demanda- inquiere dudosa.
-Si, pero sólo contra la de Cata y porque el Robertito le dijo, ahora que lo pienso el estaba muy seguro de conocerte y de que manera- ruedo los ojos -no hagas caras Cata, todas lo vimos y… tu cara te pareció conocida cuando te mostré sus fotos-
-Bueno si, pero eso no significa que…-
-Llegamos- señala Julio, quien se había mantenido callado todo el trayecto.
-Al hospital ¿en serio?- me cruzo de brazos molesta.
-Bájate Cata o llamo para que te bajen en silla de ruedas tu escoges-
-Vamos Cami, no entiendo el alboroto-
-Estoy de acuerdo con Camila, estuviste casi 15 minutos inconsciente y antes de eso te sangro la nariz, eso no es normal-
-Ha, si sabre yo lo que no es normal… gracias por su preocupación, pero no creo ne…- abren la puerta del auto, lo cual me asusta.
-Señoritas… Cata, me permites acompañarte o le digo a Raúl que amablemente te ayude- dice Ale con la puerta abierta apoyándose en ella e inclinándose hacia mí.
-Ale hola para ti también, estoy perfecta, no me ves-
-Por supuesto que te veo… estas perfecta y más así- me toma la mano, donde solía usar el anillo de la madre de Don Bip, que ha quedado una pequeña marca, halándome fuera del auto.
-Hola- saluda coqueto.
-Aishh no empecemos de nuevo Ale, quedo de dejar estéril a un imbécil- comienza a reírse, mientras me empuja por la espalda entrándome al hospital giro la cabeza sobre mi hombro señalando a las chicas, pasando un dedo con el cuello y gesticulando “muertas”.
#5033 en Novela romántica
#1411 en Chick lit
memoria perdida, millonario y frio, chicas empoderadas y divertidas
Editado: 15.01.2023