Un nuevo comienzo (profesor Luna ll)

Capítulo 2

 

Cuando volvió a su apartamento Lía estaba esperándola en la sala, la miraba con nerviosismo, en espera de su reacción.

Layla tardó varios segundos en notarlo, al principio creyó que su vista cansada la hacía confundir las cosas, pero al acercarse fue obvio que era real.

—¿Lo hiciste? —abrió la boca con sorpresa —Creí que no te atreverías —expresó sonriendo, se acercó y tocó con sus propias manos el largo cabello de Lía, que hasta entonces había sido castaño claro ahora brillaba justo a la mitad en tono rosa y la otra mitad en morado.

Lía la miró desde abajo, aquel gesto siempre la hacía recordar cuando era una niña pequeña, Lay no pudo evitar sentirse un poco nostálgica, ahora tenía frente a sí una chica audaz, soñadora y libre, eso la hacía totalmente feliz e inevitablemente añorante por el paso del tiempo.

—Te quedó increíble —sentenció y se sentó frente a ella.

—Perdón por no avisarte, pero es que sentí que si lo contaba me echaría para atrás —Layla rio ante sus disculpas y negó en un gesto tranquilizador para su hermanita.

—¿Todo bien en el trabajo? —Lía cambió la dirección de su atención y Layla ante la sola mención de su trabajo pareció desinflarse como un globo.

—No del todo...

—¿Pasó de nuevo? —Layla asintió, un poco avergonzada de haber dejado que la situación siguiera avanzando de esa manera.

—Lay tienes que ponerle un alto, no eres la niñera de los hijos de tu jefe, debes decirle que no los llevaras de nuevo a la escuela y que el que te lo pida como un favor personal no justifica que debas hacerlo —Lía estaba genuinamente molesta.

—¡Lo sé! Pero cada vez que lo intento él me ignora.

—Haz que te escuche, hazte escuchar, las mujeres hemos sido vistas como inferiores durante tantos años que a veces pensamos que es cierto, pero no lo es Layla, mereces el mismo respeto que Jemm y Giulio, es injusto que ellos tengan la parte en la que verdaderamente aprenden en la pasantía y tu debas llevar café, es una pena que tu jefe haga ese tipo de distinciones, pero es aún peor que lo toleres —Layla soltó un largo suspiro, lo sabía, y el hecho de que su hermana menor lo tuviese tan claro la hacía sentirse completamente apoyada y con el poder de hacer que eso se detuviera.

—No permitas que él defina tu valor como abogada cuando solo tú has luchado por llegar hasta donde estas ahora— le dijo antes de ponerse de pie y dirigirse a la cocina, completamente indignada.

Lía estudiaba continuamente temas de actualidad, la libertad femenina y equidad de género eran uno de sus preferidos, Layla amaba observar cómo se convertía en la mujer inteligente, fuerte y decidida que estaba siendo.

 

Se prometió a sí misma que pondría un alto a su jefe, así tuviese que tirar la puerta de su oficina personal, no volvería a llevar a esos niños a la escuela o su ropa a la tintorería, o comprar su café por las mañanas, no volvería a hacer nada que no le correspondiese como pasante, estaba a punto de lograr concluir su máster en derecho familiar, no podría lograrlo sin el año de pasantía y esto última estaba siendo muy poco favorecedor para su aprendizaje.

Cuando había dejado todo atrás hace ocho años, con una maleta grande, una mochila y una niña de su mano, ni siquiera podría haber imaginado lo lejos que llegaría, el dolor que la invadía en aquel entonces ni siquiera la hubiese dejado imaginarlo.

 

Al principio y durante varios años las cosas habían estado muy complicadas, ahora podía ver las hermosas paredes impecablemente blancas de su apartamento en una linda zona cerca del centro de la ciudad, pero a veces aun soñaba con la habitación que rentaba a una anciana en los suburbios, las paredes tenían tanto moho que hizo desarrollar alergias a su hermana, no había calefacción y compartían la cocina con una chica alcohólica que pasaba la mayor parte del día desplomada en el sillón y la anciana que odiaba que Layla tuviese las luces prendidas hasta la madrugada, por lo que muchas veces tenía que hacer sus deberes en la oscuridad, mientras lloraba incontrolablemente en silencio, por lo que había dejado atrás, por lo difícil que era seguir y por una persona en especial.

Durante aquel período de tiempo llegó a preguntarse continuamente si aquello era realmente mejor que soportar a Victoria, si no habría podido soportar un poco más de desamor, si un nuevo comienzo había sido en verdad la mejor decisión o el peor de sus sueños cumplidos…

 

Layla debía viajar una hora en autobús para llegar a la universidad, pensar en lo mucho que había sufrido aun la hacía derramar algunas lágrimas involuntariamente, pensar en su hermanita acurrucada contra su espalda titiritando de frío la hacía querer correr a darle un abrigo aun cuando ya era una joven y no una niña pequeña e indefensa, aun cuando era primavera y aun cuando la calefacción de su apartamento las mantenía a salvo del frío.

Sus ahorros habían durado sólo un año; la tercera parte del tiempo que pasó trabajando para juntarlos.

Lía asistía a la escuela comunitaria, ella vivía feliz al lado de su hermana, siendo tan pequeña solo podía verse a sí misma y a su hermana mayor cumpliendo su más grande sueño compartido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.