Un nuevo comienzo (profesor Luna ll)

Capítulo 11 parte 1

 

Aquel domingo Layla se negó a sentir o admitir que de alguna manera reencontrarse con Daniel había cambiado algo en su vida, porque no tenía por qué ser de esa manera, pero no dejaba de pensar en que realmente se sentía diferente, no sabía con exactitud en que aspecto, pero lo sentía.

Jerome estaba a su lado, después de haber llegado al apartamento de Layla y sacar todo su botín de postres y bocadillos Lía había estado feliz y de algún modo su amigo no había hecho más preguntas sobre el viejo amorío del que Layla le había hablado, pero ella sentía la urgencia por contarle todo, todo lo que había pasado y lo que ella había sentido, necesitaba un confidente y nadie era más adecuado que su mejor amigo.

Mientras Jemm veía atento la película de suspenso en la recamara de Layla, intentando conciliar el sueño, ella lo miraba a él, buscando la manera de sacar el tema que le estaba carcomiendo los nervios.

—Oye... —susurró la chica, se había quitado el maquillaje y el vestido elegante y solo era ella de nuevo, entre sus sábanas suaves y con su amigo al lado.

Jerome la miró a los ojos por varios segundos y luego soltó una risa escandalosa, como burlándose de ella y su intento por parecer despreocupada.

—Ya dime —la apuró acompañando sus palabras con un gesto de su mano.

Layla frunció el entrecejo, sin entender cómo podía ser tan asertivo en cuanto a lo que ella quería.

—Te conozco perra —le dijo él con una confianza digna de admirar y susurrando la última palabra como si fuese un secreto, Layla sonrió.

—Lo conocí cuando tenía dieciocho, era el maestro de Lía —él abrió mucho los ojos, recordando al hombre que habían visto en el almuerzo del jefe.

—¿Ella sabe?

—¿Lía? ¡No!... obvio no... Fue muy difícil

—¿Quieres contarme? —Jemm se incorporó usando las almohadas para sostener su brazo, dejándole ver que estaba dispuesto a poner toda su atención y entonces ella asintió.

Y le contó todo.

Las mentiras, el sufrimiento, como se enamoró en contra de sus propios pronósticos y como todo se jodió cuando quiso contarle la verdad y el destino se adelantó a ella, como en su intento por recuperarlo lo arruinó todo un poco más, como él fue tan bueno con ella y como la perdonó de aquella forma extraña y dolorosa y como ella se sintió tan culpable y triste y abandonada, como lloró por meses y como tardó años en salir de eso, como él se borró de su vida y lo mucho, mucho, mucho que eso había dolido, lo mucho que él le había dolido.

Jerome la escuchó atento, cada detalle y cada palabra.

—Y ahora se vuelven a encontrar... quizá es la oportunidad que la vida les da para sanar lo que por más que pasan los años aun duele... —le dijo él, con aquella ciega esperanza en la vida que solo tienen los que creen en los astros, las inesperadas casualidades o la magia del destino.

—No creo que él esté dispuesto a hablarme de nuevo, creo que ya no significo nada para él y es entendible —Layla pensó en lo que él le había dicho antes, pero por algún motivo no pudo evitar el tono melancólico de sus palabras.

—Él no puede odiarte —le dijo su amigo, mencionando la palabra que ella se había ahorrado para evitar sonar dramática.

—Seguramente su parte de la historia te haría odiarme, incluso yo misma me odié por todas las mentiras horribles y egoístas.

—Pero eso no cambia ni hace menos válido tu dolor.

—Tal vez no, pero sí que justifica el suyo…

Jerome la miró y supo que ella ya había dicho todo lo que necesitaba decir, entonces la abrazó para luego darle la espalda y acomodarse en la cama para dormir, era su forma de darle espacio y Layla lo amó un poco más en aquel momento.

...

 

 




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