Un nuevo comienzo (profesor Luna ll)

Capítulo 12

 

Unos días después Layla, Jerome y Giulio fueron llamados por el jefe, al entrar a la oficina Layla volvió a ver a Daniel, pero entonces su actitud de ignorarla, mirar hacia cualquier sitio como si ella fuese lo menos interesante para él, le pareció la mejor oportunidad para darse cuenta de que efectivamente no era para nada lo mismo.

Incluso se sintió un poco tonta por tener la torpe ilusión de que podrían seguir siendo los mismos, en realidad ella había dejado atrás más que una cruel historia de amor con él, había dejado su antigua vida, viejos dolores, remordimientos y personas importantes, había dejado todo, no podía seguir siendo la misma porque incluso haberlo llegado a pensar era traicionar todo lo que había luchado por estar ahora donde estaba.

Así que decidió dejar de involucrarse en aquel innecesario juego de te recuerdo, me arrepiento y te ignoro, decidió alejarse.

Cuando Demian presentó formalmente a ella y sus compañeros con Daniel, para proseguir a incitarlos a hacer preguntas sobre el caso que los ayudasen a formular una propuesta que los hiciera representar a una de las partes, ella salió de la sala de juntas, sabiendo que no quería representarlo por el conflicto de intereses que su pasado podría representar y aunque aquel conflicto existía también al representar a la esposa, la realidad era que ya no había nada allí, pero decidió que prefería mil veces hablar con alguien que no traía viejos recuerdos con solo mirarla o respirar el mismo aire que ella.

De igual forma se había planteado decirle al jefe que había un pasado con uno de los posibles clientes, pero entonces perdería una oportunidad por la que había gritado y luchado públicamente y con todo su ser, así que si ya no había nada no veía la razón de abandonar el proyecto.

Así pues, comenzó a dejar pasar cada oportunidad en que Demian los llamaba a la sala de juntas para encontrarse con Daniel, realmente Giulio era el que más entusiasmado y comprometido parecía, Layla ignoraba sus alardes y toda la información sobre el caso o el "cliente" que saliese de la boca de su compañero, también ignoraba a Daniel y sus grandes intentos por parecer despreocupado.

Cuando llegó la siguiente semana trajo consigo la noticia de que los siguientes días tendrían la misma dinámica, solo que el personaje principal había cambiado.

—Les presento a la Sra. Luna —Layla pensó en cuán extraño sonaba aquello, ella los miraba desde la cabecera de la mesa.

—Marianne —rectificó la mujer frente a ellos con sequedad y un tono de voz que dejaba ver que había puesto todo su esfuerzo en no rodar los ojos.

Demian la miró y sonrió como instándola a relajarse.

Una separación nunca es relajante, pensó Layla.

—Bueno, los dejo —esta vez el jefe miró hacia sus estudiantes, dándole una última mirada a Layla antes de salir, como recordándole que debía poner el empeño que él no estaba viendo en los últimos días con el otro cliente. Aunque aún no le había comentado nada directamente, Layla sabía que su desinterés hacia Daniel había sido completamente evidente para su jefe.

Giulio hizo grandes esfuerzos en que Layla notara que se estaba marchando porque su interés estaba en la otra parte del caso, Layla simplemente le dio una mirada que dejaba ver lo ridículo que lo encontraba.

Jerome tomó la palabra.

—¿Podría decirnos lo que usted espera al terminar este proceso?

—Quiero todo, es decir... El dinero, los inmuebles, quiero todo, quiero que sea rápido, bueno, sé que es un caso especial porque se está utilizando para su aprendizaje y Demian es un viejo amigo, así que ambos estuvimos de acuerdo, pero no quiero darle demasiadas vueltas, simplemente quiero que termine.

—Bien, me parece una buena perspectiva —dijo Jerome con el toque de seriedad que solo incluía en su personalidad cuando estaba en su papel de abogado.

No hubo muchas más preguntas aquel día porque Marianne recibió una llamada de su trabajo y tuvo que salir corriendo.

—Uno de mis niños tuvo un pequeño accidente, así que mañana los veo de nuevo chicos —dijo con una mezcla de prisa y calma.

Cuando salió Jerome miraba hacia una Layla inexpresiva.

—¿Sus niños? —ella se encogió de hombros, sin saber qué es lo que él quería decir realmente —Tienen hijos... —soltó Jemm, medio afirmando, pero sin dejar de sonar como un cuestionamiento.

—No lo sé —dijo ella tratando de no imaginarse una linda niña con los ojos de Daniel.

—No los tienen —dijo Giulio desde el marco de la puerta —Parece que no han avanzado nada, a este paso terminaré representando a ambos —soltó de forma burlona y Jemm sonrió con sarcasmo, dejándole ver lo idiota que sonaba.

Layla pasó de él y sus intentos interminables por causar lo que fuera que buscaba en ellos.

—Vamos, Nick viene para llevarnos al Passerini —dijo Layla dirigiéndose a su amigo, Giulio los miró con ojos demasiado abiertos.

—Pero no hay reservaciones hasta en ocho meses —su voz se volvió aguda al finalizar la frase y Jemm sonrió.

—El dueño es amigo de la familia —Layla se colgó del brazo de Jemm y salieron de la sala, riendo discretamente, sabiendo que a donde se dirigían era a comer en el primer local de comida rápida que encontraran.




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