Un nuevo comienzo (profesor Luna ll)

Capítulo 14

 

Layla ya estaba en su apartamento, usualmente su horario como pasante comenzaba a las 8:00 am y terminaba a las 3:00 pm, era el tiempo justo para aprender algunas cosas en la empresa y si es que los abogados les pedían alguna tarea como clasificar los casos, actualizar los apuntes o acompañarlos a una audiencia ellos lo hacían, así lo manejaba la universidad en la que había hecho el máster, a ella le parecía bien, le dejaba tiempo suficiente durante el día para pasar el rato con su hermana los días que Lía no asistía a la biblioteca a su trabajo de medio tiempo.

Como Lía acababa de cumplir los dieciocho su trabajo era legal y el sueldo que ganaba solía usarlo para sus gastos de la escuela, comida para ambas u objetos interesantes que se cruzaran en su camino los domingos que se perdían entre los mercadillos de la ciudad.

Aquel día, después de haber aceptado que Daniel fuese a su apartamento estaba inusualmente tranquila, no pensaba mucho en aquello mientras comía yogurt directo del envase de un litro.

Activó entonces la alarma para salir por su hermana y comenzó a ordenar los casos de una abogada de la compañía, deteniéndose en las carpetas que le parecían más interesantes, justo al terminar su licenciatura Layla había asistido a un par de casos como representante, pero realmente no tenía demasiada práctica desde que había comenzado el máster enfocándose a sus estudios y el asesoramiento telefónico que ofrecía, pero soñaba con el día en que ella fuese como los abogados de Marquina & Co, tan ocupados en tribunales y juicios que debían delegar a los pasantes ordenar sus casos o transcribir sus notas.

Estaba comenzando a obnubilarse cuando el timbre de su casa sonó haciéndola espabilar, sin preocuparse por su desordenada sala de estar se dirigió a abrir la puerta.

—Pasa —le indicó a Daniel con la mano, él miró de inmediato su alrededor mientras a paso lento entraba en aquel departamento inusualmente blanco —Esta es mi casa —dijo Layla sin poder evitar el tono orgulloso y complacido.

—Es... muy bonita

—Gracias —respondió tras él y lo invitó a sentarse con un gesto de su mano.

Él tomó asiento en el único de dos sillones que no tenía hojas esparcidas, sin poder evitarlo se trasportó a un momento en el tiempo en que parecían haber tenido una escena muy parecida, pero con papeles intercambiados.

Ella lo estaba dejando ver su vida, plenitud y estabilidad y él era un desastre con intenciones desconocidas, justo como antes... Pero totalmente distinto.

Layla lo veía desde la pequeña cocina separada de la sala de estar solo por un bonito librero de estantes cuadrados que guardaba plantas falsas en pequeñas macetas blancas y algunos libros juveniles de brillantes colores que el observaba atentamente.

—Son de Lía —explicó Layla entregándole un vaso con agua y una soda en lata —No sabía que querrías y decidí traerte las dos.

 

—Habría sido fácil preguntar

—Si, hubiese sido fácil preguntar —dijo ella evidenciando el tono de reproche, quizá hablar con una historia como la que ellos habían compartido no sería fácil, pero entonces Layla no podía echarse para atrás, porque ya estaban en eso. —Bueno, ahora si puedes contarme, lo que tanto querías decirme.

—Háblame un poco de ti primero, ¿Cómo llegaste hasta aquí? —ella lo miró, no había nada malo en querer saber del otro, al final estaban en lugares totalmente distintos y como personas que un día compartieron más que ilusiones era comprensible, así que sólo decidió contarle.

—Llegué hace varios años a esta ciudad, con mi hermana...

—¿Solas? —él parecía genuinamente interesado.

—Escapamos de casa —confesó Layla y el rostro de Daniel expresaba confusión pura y evidente.

Entonces Daniel pensó en que en verdad nunca supo la historia completa, de hace años, lo que había llevado a Layla a mentirle, evidentemente no le guardaba rencor por aquello, aunque había sido un golpe fuerte para él, sus creencias y su vida en general, pero no llegó a saber con qué tipo de situaciones lidiaba la joven Layla que conoció y quizá había caído en cuenta de que aun cuando la dejó ir con el pensamiento de que era lo mejor, había sido bastante egoísta al no averiguar un poco más

—Vivíamos en otro lugar, muy distinto a este —miró su entorno. —Comencé a asistir a la universidad, me gradué, me ofrecieron una beca para un máster en abogacía familiar y lo tomé, la beca paga muchos gastos y ahora estoy en la empresa como pasante de Demian, Lía está por terminar el bachillerato, aún no sabe que elegir para la universidad pero piensa quedarse en esta ciudad, quizá se tome un año sabático y yo pienso apoyarla, sabes... quiero ser para ella la persona de soporte que yo nunca tuve, así que simplemente estoy para ella —explicó, él notó que su enfoque se dirigió hacia su hermana y eso le dio una pista de que siempre había sido de esa manera, si para Layla había una persona que iba primero era Lía, su vida la había centrado en cuidar de ella y era evidente — Y eso es todo... básicamente —ella sonrió de una manera que lo hizo beberse la mitad del agua que había en el vaso de cristal.

—Lo haces sonar sencillo... haces que suene sencillo vivir

—Pero no lo fue y no lo es ahora tampoco —le dijo ella. —Tu turno —elevó las cejas a la espera, él echó un vistazo a uno de los múltiples marcos de fotos esparcidos por todo el lugar, una chica muy parecida a Layla que supuso era su hermana en la actualidad y un chico que había visto antes con Layla sonreían ampliamente con figuras pintadas en el rostro y una multitud tras ellos.




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