Un nuevo comienzo (profesor Luna ll)

Capítulo 20

 

Layla miró hacia ambos lados antes de cruzar la calle para llegar al pequeño restaurante al que se dirigía.

Cuando cruzó la entrada en forma de arco y miró hacia el interior se encontró con la mirada de dos hombres medio sonrientes esperando por ella.

Ladeó la cabeza y rodó los ojos, burlándose de lo absurda que era aquella imagen, nunca en su vida hubiese imaginado algo así...

El pasado que luchaba por olvidar y su brillante y prometedor presente colisionando de una manera extrañamente adorable y probablemente desastrosa.

—Ordené el emparedado de pollo para ti —soltó Jerome en su habitual tono de júbilo.

—Gracias —le susurró Layla al tiempo que se sentaba.

—Y café —añadió Daniel Luna apuntando hacia el amigo de Layla quien rio, como si los ocho minutos que ella tardó en llegar les hubiesen bastado para entablar una gran amistad en la que ya tenían chistes internos.

—Le contaba a Daniel la vez que nos escapamos del cadenero del bar y le robamos su cartera... —al tiempo que Jemm hablaba tratando de no reír, Layla abrió los ojos en sorpresa.

Era como una escena de película, una de esas en las que sale la madre contando historias vergonzosas a alguien que no debería saberlas, sonrió un poco, al darse cuenta lo bien que ellos dos habían congeniado, sorpresivamente...

—¿Qué pidieron ustedes?

—Tortilla española —dijeron los dos al mismo tiempo y ambos sonrieron, Layla pensó por un momento si existía la posibilidad de que estuviese soñando con aquella inusual y divertida escena.

—¿Qué te dijo Marquina? —soltó Jemm, nombrando la razón por la cual había llegado tarde al almuerzo/premio de Daniel por haber ganado la última competencia de chocolate.

—Me explicó uno de sus casos más importantes del momento, me pidió mi punto de vista

—Vaya, se está tomando muy en serio su papel de mentor

—Así es y no puedo quejarme... —Daniel la miró interrogante y ella estaba a punto de restarle importancia cuando Jemm comenzó a relatar como había sido su inicio con Demian y como había terminado Layla con vómito en la ropa y él orinado por su propio hijo.

—Eso suena como Layla —soltó Daniel y ella sonrió un poco.

—Estaba cansada de ese trato, solo... lo detuve demasiado tarde

Cuando llegaron sus comidas, Jemm la hizo probar su tortilla española para poder robar un pedazo de su emparedado, Layla reía cuando Daniel los miró de pronto, pareciendo recordar algo

—Pensé que ustedes... estaban juntos, ya saben, al principio —Jerome soltó una carcajada y respondió sin mirarla.

—Lo estamos, pero no de ese modo, más bien somos hermanos, familia... Pero sólo porque ella no es mi tipo, pero si lo mío fueran las mujeres ya le habría pedido matrimonio —explicó Jerome de una forma tan natural que Layla se sintió sumamente querida —No sé por qué Nicholas está tardando tanto en poner un anillo en su mano... sabes, no encontrará nadie como mi amiga, solo mírala...

Layla apartó la mirada, sintiendo una sorpresiva tensión al encontrarse con la mirada de Daniel sobre ella, no tenía una expresión clara que permitiese ver lo que estaba pensando o sintiendo, pero definitivamente aquello hizo sentir incómoda a Layla.

—Aunque el matrimonio no es siempre lo mejor… —soltó Daniel, dejando de mirarla y volviendo a la conversación como si nada.

—Y tú mejor que nadie lo sabes —Jemm sonrió amablemente, aun cuando sus palabras habían sido bastante entrometidas desde el punto de vista de Layla.

—Exacto...

—¿Sabes que necesitas? —Jerome miró a ambos y cuando Daniel negó ligeramente con la cabeza continuó: —¡Un cambio de imagen! —Layla lo miró y sonrió.

—Es una buena idea... —estuvo de acuerdo ella de inmediato mirando hacia su barba de días, mientras Daniel los miraba a ambos, como procesando aquella propuesta, finalmente negó con la cabeza.

—Ay, por favor, necesitas volver al ruedo, podrás conquistar algunas madres en la escuela —soltó Jemm antes de recordar el detalle de que justamente de aquella forma Daniel había conocido a su mejor amiga; creyendo que era una madre —O bueno, mujeres en general... —Layla por primera vez en toda la historia de su amistad vio a Jemm incómodo y ante su rostro serio soltó una carcajada.

Comenzó como algo simple y luego tenía que tomar bocanadas de aire para no atragantarse mientras se sostenía el estómago que comenzaba a doler por aquella risa, cuando paró, miró a un divertido Daniel.

—Un cambio te sentaría genial —sugirió, Daniel la miró; tenía las mejillas rojas por el esfuerzo y lo hizo recordar días en que habría hecho todo lo que le pidiese, quizá sus ojos eran los responsables, pues en aquel momento sólo pudo asentir por inercia.

Está bien, un cambio me sentaría genial... repitió en su mente.

Jerome la miró un poco asustado de su ataque de risa y aun azorado por haber abierto la boca demás, nunca antes en su vida se había arrepentido de haber dicho algo y mucho menos había tenido una reacción como la de su amiga en otra persona escuchándolo soltar la lengua y meter la pata.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.