Un nuevo comienzo (profesor Luna ll)

Capítulo 38

 

En medio de su cama, donde una amplia gama de chocolates, dulces y pizza caliente y grasosa reposaban, Layla observó con languidez las manchas que aquella comida había dejado sobre la aterciopelada Cobija blanca.

Lía la miró en busca de su reacción al final de la película, recostada sobre su estómago formando una línea perpendicular a los pies de Layla.

Layla la miró de regreso, sabía que estaba esperando lágrimas, Jerome y Lía era lo único que habían estado esperando últimamente, desde que lo suyo, que ni siquiera había llegado a ser realmente 'algo' con Daniel había “terminado”. Jerome lanzó una palomita de maíz en su dirección.

—¿Ya quieres hablar de eso? —soltó su impaciente amigo.

—Sólo... no creo que valga la pena, creo que no estamos en la misma página, claramente no quiero algo a medias y él lo ha dicho; no puede darme nada...

—Suena idiota

—Lo sé... —su cabello corto se movió con ella cuando se inclinó para tomar una rebanada de pizza, el calor contra las yemas de sus dedos fríos fue reconfortante.

—Pero ¿qué más dijo? —su hermana la miró con impaciencia, su resistencia a hablarles de aquello se debía, básicamente a que lo único que su cerebro parecía recordar con facilidad era el beso y no lo anterior a aquello.

—Dijo que su ex... su esposa —rectificó a su pesar —. Quiere regresar, así que prácticamente insinué que no podría esperar por siempre... porque no sabe qué hacer ahora y realmente... bueno, no lo sé yo tampoco

—Quizá deberías volver con Nick, así tendrá una cucharada de su propia medicina —soltó Jerome, un tono áspero y la mirada perdida, el rostro de Lía se arrugó con desagrado.

—Eso sería tan infantil... —soltó, una risilla colándose ante la mirada indignada de Jerome, cuya mención anterior era su mejor técnica para recuperar viejos amores.

—Es infalible no infantil... —susurró el chico, masticando con alegría.

—Es que... pensé en verdad que esta podría ser nuestra oportunidad, que el último 'tal vez' que él me dio hace años podría realmente ocurrir ahora... Pero sé que estuvimos exactamente en la misma situación hace años, en aquella ocasión yo me decidí demasiado tarde y todo explotó, Jemm, sólo quiero hacerlo bien está vez... —la voz de Layla sonaba cansada y aturdida, miró a su amigo, ignorando la conversación que él y su hermana habían comenzado.

—¿Y si elige a su esposa? —Layla no pudo evitar sentir su corazón apretarse ante la idea de esa posibilidad.

—Entonces seguramente estará eligiendo lo mejor para él —susurró muy a su pesar.

—¿Qué? ¿Y tú? ¿Qué hay de ti? —Jerome miró hacia Lía, cuyos ojos verdes alternaba entre la confusión y la compasión.

—Yo seguiré adelante, siempre... Siempre salgo adelante, hace años aprendí que de amor no mueres, así que... él puede quedarse o irse y yo seguiré siendo yo

 

Lía miró hacia su hermana, sabía que algo así podría suceder, conocía tan bien a Layla y sabía que su tendencia por transitar caminos difíciles siempre la llevaba al lado más oscuro de las situaciones, Layla había crecido a solas, cuidando de ambas pasando entre espinas y subiendo empinadas montañas, había crecido en la dificultad, por eso ahora que su vida era sencilla, siempre que lo difícil se cruzaba en su camino era como un atractivo dulce brillante para un bebé, la miró, sintiéndose triste por ella, triste por Daniel, cuya vida era el hoyo oscuro y difícil que había atraído como imán a su hermana... pensó inevitablemente en la vieja leyenda de las llamas gemelas y rodó los ojos, esperando que si este encuentro no terminaba bien, si no terminaban juntos esta segunda ocasión, la próxima no fuese demasiado tarde.

 

—Layla, lo que necesitas son unas vacaciones, ¿Aún tienes los boletos abiertos que Mr. Dinero te regaló por ser aceptada en el despacho? —Layla abrió mucho los ojos y asintió.

—¡Es verdad! Usémoslos... —soltó Lía, emocionada de pronto —Mis clases en la preparatoria terminaran pronto y tu pasantía también está por terminar... Es una gran idea —siseó, picando con la punta de sus dedos las plantas de los pies de su hermana mayor, como una chiquilla molesta y risueña.

—Tienen razón es una excelente idea... imagina la playa y una piña colada en mi mano —soltó Layla, sintiendo de pronto aquella felicidad que solo estar cerca de esos dos le provocaba.

Jemm hizo una mueca de disgusto y le dio un manotazo a Layla, mientras intentaba tocar con su pie el rostro de Lía, que se contorsionaba lejos de él.

—Lía es una perra con suerte, la idea era que me llevaras a mi —se cruzó de brazos y Layla comenzó a reír.

—Son tres boletos, puedes usar el que era para Nicholas, no creo que él recuerde siquiera

—Definitivamente tienes que acompañarnos, tu tuviste la idea —soltó Lía con un tono amoroso en su intento por detener los ataques de Jerome y evitar que sus pies peludos la tocasen.

—Acepto —dijo Jemm en un tono jocoso y una mueca de felicidad.

Una vez que aquella conversación decayó, Layla volvió a aquella fase introspectiva, su hermana cuyos ojos preocupados la seguían a cada mínimo movimiento, se hizo lugar en medio de Layla y Jerome, después de lanzar los restos de comida sobre el tocador, la chica se acercó hasta su hermana mayor, arremolinando su delgado cuerpo contra el de ella, justo así es como habían crecido, justo así se sentía estar en casa. Layla se giró a mirarla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.