Capítulo 9
Salí de casa para ir a la fiesta de Sam, me sentía un poco rara, estando a esas horas no teniendo supervisión de mis padres, pero a la vez podía transformarse en algo muy excitante. Conduje hasta la avenida principal y tomé la ruta más rápida, luego a varios kilómetros crucé a la derecha en la primera calle hasta llegar al sitio destinado, bajé del auto y me quedé viendo si por alguna razón extraña ya Amets se encontraba ahí, sin embargo, no era así, lo cual generó una tristeza que sentí innecesaria, puesto que no era para tanto.
《 Controlate Fleur》
Reflexioné regañándome a mí misma, hasta que esa voz ya conocida y a la vez emocionante al contacto con mis oídos, se hizo presente.
—¿Me extrañaste? —susurró y giré entornando los ojos.
—¿Tendría qué? —solté de mala gana y sonrió con los labios cerrados.
—Sabes que esa actitud defensiva solo te delata, ¿eres consciente de eso verdad? —expuso y fruncí el ceño poniendo mala cara.
—¿De que me delataría? —rete sabiendo que la respuesta no iba a gustarme. Volvió a sonreír, pero con malicia y luego solo avanzó yendo al bosque, ya que se supone era donde iba a ser la fiesta, pero me causó tanta rabia el hecho de que pudiera dejarme con la palabra en la boca, que no me controle.
—Oye, te hice una pregunta, ¿Acaso eres sordo? —persistí obstinada. Se giró y amplió más una expresión gatuna con ojos brillantes.
—Vaya, eres bastante curiosa —dijo en un tono sutil, pero burlesco—. No te irrites, solo juego un poco contigo, amo ver tu cara de gatita enojada —pronunció irritándome aún más, pero no caería en su juego, por lo cual me giré bruscamente soltando un resoplido y lo dejé hablando solo.
Unos pasos más adelante podía escuchar música y risas, la fiesta ya había comenzado. Aunque no tenía la más mínima idea como reaccionaría Sam, con la visita de Amets, en medio del alboroto lo vi sonriendo y hablando muy a gusto con una chica, eso me hizo sentir feliz por él, ya que el idiota nunca tuvo novia y era hora de despabilarse porque de otra forma iba a morir solo.
Cuando se giró y me vio amplió los ojos muy grandes y corrió a donde yo me encontraba dejando a su amiga sola, me sujetó de la cintura dando un giro conmigo.
—¡Fle! —exclamó feliz—. Ahora si es una fiesta—agregó con alegría—. Pensé que no vendrías —dijo devolviéndome a tierra firme.
—Te dije que no iba a perderme tu fiesta por nada y por eso estoy aquí, pero… —apunté con mi boca alzando la barbilla hacia donde se encontraba la chica de brazos cruzados esperando al idiota de Sam, que la dejó sola. ¿Por qué no me presentas a tu amiga? —lo animé y giró su cabeza para mirar detrás, volvió a ponerme su atención y frunció un poco el ceño.
—Eh, no, ella… Digo, solo hablábamos —explicó carraspeando y rascando su cuello de forma incómoda
—Claro —contesté sonriendo con picardía y guiñé un ojo—. Te entiendo —completé avanzando hasta aquella chica para saludarla.
—Fle, ¿qué haces? —cuestionó siguiéndome, pero no le hice caso, yo estaba más interesada en su amiga.
—Hola, ¿qué tal?, soy Fleur —saludé estirando mi mano para estrechar la suya, ella me observó de pies a cabeza haciendo una mueca de lado.
—¿Así que tú eres Fleur, la chica de la que tanto habla el idiota de mi primo? —soltó en un tono odioso, pero a la vez me dejó perpleja, ya que no supuse esa chica era su prima. Yo conocía a casi toda la familia de Sam, sin embargo, algunos de afuera al parecer no.
—¿Qué? —contesté desconcertada y Sam se acercó a nosotras.
—Sí, este idiota lleva media hora hablándome de ti —agregó señalando a Sam, que parecía tener el rostro enrojecido por la vergüenza.
Quizás me admiraba por ser como su hermana, y por eso hablaba tanto de mí, aunque me parecía totalmente extraño.
—Cierra la boca Sabrina, nadie te está preguntando —la riñó y no pude evitar reírme, mirándolo y estrujando sus mejillas.
—Oh, pequeño Sam está sonrojado, te ves tan lindo —dije haciendo muecas como a los bebés en un tono de voz muy niñato.
—Basta Fle —se quejó intentando deshacerse de mí, y justo en ese instante se unió a nosotros Amets.
—Hola —saludó y el rostro de Sam cambió por completo—. Gracias por la invitación, es muy agradable este ambiente —completó tendiendo una caja envuelta en un papel muy fino. Ten, no sé tus gustos, pero pensé que se te vería bien —manifestó entregando el obsequio a Sam, que mantenía una mueca cautelosa con la vista en aquel chico de cabello blanco y ojos negros. Se decidió a recibir el regalo respondiendo un “gracias" poco animado.
—Hey, ábrelo, quiero ver que es —intervine tratando de eliminar la tensión en el ambiente. Sam arrugó la frente y tomando la caja entre sus manos, rompió la envoltura sin delicadeza, descubriendo una madera perfectamente brillante, quitó la tapa y al ver su interior se vio obligado a levantar la vista contemplando a Amets boquiabierto.
—Es… —no pudo terminar la frase y el interpelado la completó.
—Un rolex, me di cuenta de que te gustan los relojes y pensé que esté en especial iba a agradarte.
—Carajo, no puedo aceptar esto —instó regresando el paquete a Amets, yo me puse en medio y negué varias veces.
—Ah, ah, es un regalo para ti y los regalos no se regresan —lo regañé, él me contempló como si no supiera lo que iba a decir o hacer, sin embargo, lo convencí y aceptó quedarse el obsequio.
—Bien, espero no me busque la policía, por esto —comentó bromeando y Amets sonrió.
《 Sí claro, si supieras que vive al norte del pueblo y es un millonario excéntrico, no dirías eso Sam》
Reflexioné olvidando por completo que Amets podía escuchar esos pensamientos que yo aseguraba eran secretos.
Me di cuenta de que estaba viéndome al tiempo que mantenía las comisuras de sus labios levemente hacia arriba en una tenue expresión de burla, le lancé una ojeada de desprecio e ignoré por completo para disfrutar de la fiesta junto a Sam.