Un otoño con mi lobo

Acaba con este sufrimiento ahora

Capítulo 19


Pasé semanas evadiendo el asunto de hablar con Amets, al ser nuevos miembros de la manada, él y sus hermanos tenían tareas asignadas para vigilar, además de que mi padre creó un grupo especial que estuviera dispuesto a recibir clases por parte de Amets y sus hermanos, ellos enseñarían habilidades que pudieran utilizarse en combates cuerpo a cuerpo, y también a distancia, obviamente no a su nivel porque explicaron que sus dones habían sido regalos de nacimiento, pero podían encontrar formas y tácticas que sirvieran a los lobos en una posible guerra.

Todos debían estar preparados, Jonathan seguía afuera y su grupo no descansaría hasta vernos destruidos.

Me vi en la obligación de participar, porque papá se puso intenso con eso de (es necesario para ti Fleur), no obstante opté por ir a las clases de Samika, ella me caía bien, de hecho fue con la primera que pude sentirme identificada, inspiraba paz y yo deseaba poder aprender esa habilidad de poder controlar mis emociones. Todas las tardes en el bosque me reunía con ella, y a pesar de que yo era su única alumna, por el hecho de que otros pensaron que una mujer no tendría mucho para ofrecer, a diferencia de los hombres.

Las clases de Amets, Jeus y Jemuel se llenaban, a tal punto que debían hacer dos turnos, uno en la mañana y otro en la tarde, pero Samika solamente contaba con mi asistencia, ella no se inmutó con ese hecho, al contrario, mostraba una sonrisa al poder tener alguien interesado en aprender sus habilidades.

—Los hombres suelen ser más enérgicos —dijo—. Pero nosotras, sabemos usar más la cabeza, en una batalla necesitas concentrarte en no ser un blanco fácil, ¿sabes como te conviertes en un blanco fácil? —interpeló viendo en dirección hacia los muchachos mientras avanzábamos a lo más interno del bosque.

Yo encogí los hombros, realmente no tenía idea de absolutamente nada, nunca estuve en una guerra.

—Fíjate en ese chico, ¿notas su cuerpo tenso? Su energía está por encima, no debería ser así, porque entonces la fuerza dominará a la mente —explicó pacientemente—. El equilibrio perfecto se nota en tus movimientos, ahora quiero que veas a Jemuel —pidió con amabilidad y eso hice— Has notado sus manos, esa profunda serenidad, él sabe que tiene todo controlado y aunque no sea así, jamás debe desconcentrarse —completó.

Analicé cada una de sus palabras viendo a los chicos, el atacante corrió hacia Jemuel quien, en un movimiento rápido sin perder los estribos, lo clavó al piso de un golpe. Todos rieron burlándose del pobre chico, que quedó noqueado al instante. Miré a Samika y ella amplió una sonrisa alegre.

—Te enseñaré a hacer eso, nunca falla, es un movimiento fácil, pero a la vez complejo de usar, debes saber donde dar el golpe si es en una pelea amistosa porque terminas por matar al contrincante, sin embargo, en una situación de peligro te enseñaré a equilibrar el golpe justo para matar—declaró siendo detallista en cada palabra. Yo amaba su forma tan pasiva de expresarse y la paciencia que podía tener, sobre todo con una alumna tan terrible como yo.

***

—Rayos —me quejé. Las gotas de sudor caían desde mi frente, jadeaba porque llevaba horas tratando de no romper el estúpido tronco de prueba.

—Puedes hacerlo, solo concéntrate y no dejes que yo penetre tu mente —me recordó y esa era la parte más difícil, debía hacer una grieta en la madera, pero no romperla y no podía permitir que Samika leyera mis pensamientos, ella me enseñó a fortalecer esa barrera y a mantenerla, pero al estar concentrada en algo diferente, esa barrera se tornaba débil y fácil de penetrar.

—¡Carajo, es difícil!—pugné

—¿Quieres descansar? —preguntó y aunque deseaba seguir hasta poder conseguir el resultado deseado, mi cuerpo también pedía un pequeño respiro.

—Sí, creo que lo necesito —contesté. Ella sonrió y nos sentamos en un árbol caído para contemplar nuestro entorno. Estuve pensando en algo —inicié y ella puso su atención en mí, la verdad no sabía como hacer esa pregunta, pero sentí curiosidad.

—Adelante —me animó.

—Bueno, yo… Es que, siento curiosidad por saber como es que ustedes siendo tan fuertes, nunca se revelaron en contra de Jonathan —finalmente expuse la interrogante. Samika soltó un leve suspiro viendo el cielo cubierto por las hojas verdes de los árboles que se movían al ritmo del viento.

—Supongo que todo se debía a un miedo infundido, temíamos por lo que pudiera ocurrir, Amets siempre fue quien se reveló más y por eso fuimos severamente castigados —relató mostrando marcas en sus brazos, los cuales parecían ser cicatrices de quemaduras. Parpadee varias veces sorprendida, realmente la maldad de ese sujeto no tenía límites.

—Lo siento, no quise ser imprudente, es solo que… —intenté excusarme y ella sonrió

—No es nada, ya estamos a salvo, nuestro mayor temor era ser rechazados por las otras manadas, y que quisieran usar nuestros dones para el mal, por eso nunca pudimos escapar —apuntó

—Entiendo, pero tienes razón, ya están a salvo, en esta manada, los vamos a proteger porque son parte de nuestra familia —agregué, ella me dedicó un gesto amigable y señaló el cielo. De la nada empezaron a aparecer mariposas, todo eso parecía irreal, perdí la cuenta de cuantas había, y al poner mi atención en Samika, noté que ella las controlaba con su mano.

《Wow》

Pensé.

—¿Cómo lo haces? —cuestioné asombrada

—Mi don especial es usar los recursos naturales, puedo hacer que animales hagan lo que yo quiero y también controlar el crecimiento de los árboles, algo así —manifestó y alzó su mano, pude ver como uno de los árboles aumentaba en tamaño, se curvaba y extendía sus ramas hacia mí para acariciar mi mejilla, hice un gesto arrugando la cara, porque ese toque me dio cosquillas. Luego ella poco a poco bajo la palma para que volviera a su tamaño normal.

—Eso es fantástico —exclamé atraída por la belleza de ese don, Samika sonrió una vez más y las mariposas se dispersaron desapareciendo en el amplio cielo.




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