Un otoño con mi lobo

Habilidad

Capítulo 27


—Eso es imposible —afirmé incrédula ante esa confesión, él se acercó y puso su mano en sobre la mía, viéndome a los ojos.

—No pierdes nada con intentarlo —admitió.

***


Pasamos de una reunión muy personal al entrenamiento con el vampiro experto, su nombre era Alden, la piel de su rostro se veía pálida en extremo como si nunca hubiera tomado sol en su vida, cuestioné la idea de las películas, sin embargo, Amets me hizo saber que era parte de un mito, a pesar de que no les gustaba el sol, no terminaban desintegrados volviéndose polvo. Tampoco tenían como debilidad una estaca al corazón, la única manera de matar un vampiro era cortando su cabeza, y aunque no fuera algo fácil, eso aprenderíamos por parte de Alden.

Mientras observábamos las indicaciones sobre los movimientos más fáciles de descifrar para un vampiro, podía escuchar los pensamientos de todos, y fue complicado mantener la calma, prácticamente todos me odiaban y querían que me fuera, Amets se percató y tomó mi mano dedicándome una sonrisa. Sabía que lo estaba haciendo con la intención de darme ánimo, pero en una situación así, nada podría ayudarme.

—Bien, tú —me señaló Alden y abrí los ojos un poco sorprendida.

—¿Yo? —cuestioné y asintió. Amets me dedicó una otra sonrisa alentándome y avancé hasta quedar frente al vampiro.

—Quiero que intentes asesinarme —ordenó y abrí los ojos como platos.

—¿Qué?

—Como escuchaste, dame tu mejor ataque y que sea directo a matar —declaró, aunque no estaba segura de sus palabras, obedecí la orden y corrí hacia él, solté un golpe y lo esquivó rápidamente apareciendo junto detrás de mí, pateó mi espalda y me deslicé por la tierra como si de un tobogán se tratara. Apoyé las manos en la arena escuchando una que otra risa y eso me obligó a ponerme de pie otra vez. ¿Eso es todo lo que tienes? —provocó el desgraciado y me di la vuelta corriendo de nuevo soltando un grito de ira.

Extendí más puños intentando atacarlo, pero ninguno lo tocaba, quizás se estaba vengado por haberlo noqueado en la montaña.

—Fleur, mantén la concentración —aconsejó Samika. Yo inhalaba y exhalaba con fuerza, buscaba en todos lados y cada vez que aparecía era para soltarme otro golpe más fuerte que el anterior.

—¡Ahhhh, rayos, voy a matarte asqueroso chupa sangre! —advertí impaciente, pero noté que estaba cometiendo un gran error, Samika estaba en lo correcto, si perdía la calma entonces me volvía un blanco fácil.

De pronto cerré los ojos, puse la mente en blanco para no pensar en absolutamente nada, recordé momentos felices con papá, mamá y también con Amets. Eso generó una gran paz dentro de mí y podía captar cada movimiento ejecutado por el vampiro. Cuando intento preparar otro ataque, fui capaz de detenerlo y contraatacar…

Terminó en el suelo con los ojos abiertos por la sorpresa, podía matarlo si quería, pero el punto era aprender a defenderme de un vampiro, si lograba descifrar sus movimientos luego podría subir la guardia para arrancarle la cabeza.

—Perfecto, eso es lo que quería, lo has hecho excelente —me felicitó y fue así como iniciamos con los entrenamientos, Alden parecía ser bastante paciente y se tomaba el tiempo para enseñar a todos. La noche cayó y nos reunimos en casa, mamá no estaba porque había ido al hospital para cuidar de papá.

—Bien, pedí pizza —dijo Jemuel

—No piensas en otra cosa qué no sea comida —lo regañó Jeus que estaba al pie de la escalera sentado observando a los demás.

—Estamos en una guerra, pero eso no quiere decir que muramos de hambre —expresó despreocupado. Su hermano le lanzó una tapa de refresco que tenía en las manos y él la esquivó haciendo un gesto de suficiencia.

Puse mi atención en Alden, que nos contaba sobre la última vez que había sabidoaltgo de Tayro, según muchos de su grupo se dispersaron, debido a que él parecía haber perdido la cabeza, lo cual nos llevaba a una ventaja oportuna porque si ese grupo fuera lo suficientemente grande, podría exterminar a todo el pueblo incluidos los lobos.

—Pero no debemos confiarnos, Tayro es loco, pero no es tonto, puede tener un truco bajo la manga y eso nos podría poner en desventaja —aclaró. Samika hizo una seña y la miré con curiosidad, al parecer quería hablar conmigo en privado, así que ambas nos dispusimos a salir de la casa. Amets dedicó una mirada por si deseaba que me acompañara, pero solo le acaricié la mejilla afirmando que todo estaba bien.

Cuando estuvimos en el porche, ella esperó unos segundos y por fin habló.

—Fleur, necesitas ejercitar tus habilidades, como te dije nos pueden ser muy útiles —persuadió. Pero negué.

—Samika, no insistas, yo no tengo habilidades, quizás te equivocaste y nada de eso existe —contesté sin ánimos y se acercó sujetando mis manos.

—Déjame mostrarte que no estoy equivocada, si compruebas que es cierto entrenarás, pero de ser lo contrario no seguiré insistiendo —pidió y a pesar de no estar del todo convencida, asentí, ella me haló llevándome al bosque para poder hacer esa demostración que tanto quería.

—Bien, aquí estamos, ahora qué —cuestioné cruzando los brazos.

—Ahora necesito que uses toda tu concentración, quiero que me obligues a hacer algo, lo que sea, usa tu poder para ordenar que haga cualquier cosa —indicó y alcé una ceja pensando que se había vuelto loca.

—Ok, está bien —espeté cerrando los ojos—. ¿Qué tal si bailas como striper? —agregué y me dio un golpe en el hombro—. Aush, era broma —me quejé.

—Tómate esto con seriedad, solo quiero que pienses en una orden, algo así como control mental, piensa lo que quieres que haga, pero antes trae recuerdos felices a tu mente —continuó y encogí los hombros. Cerré los ojos otra vez y traté de mantener la concentración como ella me había enseñado, fue difícil entrar en su mente, aunque Samika no creaba barreras mentales para mí, cuando lo hacía parecía casi imposible poderlas traspasar.




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