Un otoño con mi lobo

Enemigo peligroso

Capítulo 28


—Por favor papá, necesito que despiertes —murmuré y justo en ese instante un estruendoso ruido provino de afuera, giré el rostro alarmada porque mi piel se erizó por completo, pude sentir un olor distinto y avancé a la puerta para averiguar de qué se trataba.

Cuando salí al pasillo un golpe me recibió pescando que me deslizara a toda velocidad arrastrándome por el piso de aquí lugar, quedé aturdida y al levantar mi cabeza para poder ver que se trataba, pude contemplar un sujeto pálido viniendo hacia mí para darme otro golpe, el cual estuve más preparada para poderlo esquivar.

Giré con destreza evadiendo su ataque, el cual fue directo a una pared, la cual atravesó con el puño. Me observó con sus ojos de un color teñido de sangre sacando su brazo para enfrentarme, extendió ambas manos con la intención de alcanzarme, empero me deslicé por debajo de sus pies quedando a su espalda, me prendí de su cuello en un esfuerzo de arrancarle la cabeza, sin embargo, su fuerza nos hizo golpear las paredes. Él luchaba esperando a que lo soltara, entonces me concentré, cerré los ojos por un momento y entre en su mente.

—Quieto—ordené y aunque parecía estar combatiendo con la idea de no obedecer mis órdenes, su cuerpo se tensó al instante, dejándolo inmóvil. Pronto aproveché la ventaja ejecutando un movimiento simple que lo dejaría decapitado.

Observé al rededor en busca de los chicos, pero no estaban y mamá tampoco aparecía, entre en pánico por la idea de creer que estuvieran muertos, sin embargo, el alma volvió a mi cuerpo cuando escuché la voz de mamá detrás de una máquina expendedora tirada en el suelo.

—Fleur, hija, aquí —hizo señas poniéndose de pie, yo corrí y extendí la mano para ayudarla a levantar, la abracé con fuerza y luego miré su rostro.

—Mamá, qué ocurrió —cuestioné y cerró los ojos arrugando el rostro.

—Todo fue muy rápido, unos sujetos de piel pálida entraron y atacaron a los chicos, Samika me hizo esconder para no correr peligro, pero ellos no tengo idea a dónde fueron —contestó con preocupación. Amplíe los ojos en gesto de asombro, debía correr porque seguramente ya Tayro estaba en camino para atacar a nuestra manada.

—¡Debo correr mamá, ellos irán a la manada y los tomarán por sorpresa! —exclamé a punto de marcharme. Mi madre me sujetó del brazo negando.

—No puedes ir, Fleur es peligroso, ellos te asesinarán —advirtió y sonreí acariciando su mejilla.

—No puedo dejarlos, ellos son mi familia y si quiero que este pueblo sea seguro para ti, debo ir mamá —le repliqué. Lágrimas surcaron sus mejillas y bajó su cabeza.

—Fleur, no puedes dejarme, si te pierdo a ti también ya mi vida no tendrá sentido, eres lo más importante para mí y lamento tanto haberte hecho sentir culpable por lo de tu padre —manifestó dolorida, yo la volví a abrazar aferrándome tanto sin deseos de poderla soltar jamás.

—Te amo mamá, yo lamento haber cometido errores y prometo que actuaré con más madurez en el futuro —completé soltándola—. Debo irme ya, cuida de papá —añadí dedicándole una sonrisa, corrí escuchando el eco de su voz, llamarme, pero no iba a regresar, probablemente jamás la vería de nuevo, puesto que enfrentarse a los vampiros sería una guerra donde podríamos perder a muchos de los nuestros.

Salí del hospital buscando señales de los demás y pude ver a la distancia la figura de Sam, estaba transformado en lobo, uno de esos vampiros se aproximaba a toda velocidad, pero yo sabía que podía ayudar de alguna manera, por lo cual concentré mi poder en el de rostro pálido haciéndolo paralizar.

Sam no tenía idea de lo que estaba sucediendo, pero avanzó dando un saldo para cortar su cabeza de un solo tajo. Avancé rápidamente yendo en esa dirección y me vio acercándose a toda velocidad. 
Inclinó su cabeza y la acaricié pegando mi frente a la suya mientras sostenía la parte baja de su hocico sutilmente.

—Me alegra que estés a salvo, pero y los chicos dónde están —quise saber

“Samika fue a dar aviso para que estuvieran preparados, Amets corrió al bosque porque uno de ellos intentó huir, ven se fue por aquí"

Me guió y lo seguí, ambos corrimos hasta entrar a lo más profundo del bosque y no había señales de Amets, me aterraba la idea de que hubiera sido asesinado por un vampiro, pero yo sabía que él era lo suficientemente fuerte como para luchar.


Vi una figura volar por encima de nosotros y luego caer siendo estampado contra un árbol, él se puso de pie al instante mostrando unos colmillos, se trataba de otro chupa sangre y a unos cuantos metros se acercaba Amets para contraatacar, hice lo mismo usando mi poder para manipular su mente y el pálido estuvo quieto hasta que su cabeza fue arrancada del cuerpo.

Corrí a los brazos de Amets rodeándolo con un gran alivio de que estuviera bien, besé sus labios y justo detrás de nosotros se escuchó un resoplido con la nariz que hizo Sam, volteé y le saqué la lengua.

—Estaba preocupada, pensé que… —bajé el rostro y él sostuvo mi barbilla suavemente para obligarme a mirarlo.

—Soy fuerte, no lo olvides —recordó—. Debemos irnos, la manada nos necesita —añadió y asentí. Se transformó en ese majestuoso lobo blanco inclinado su cuerpo para subir a su lomo, corrimos por el bosque hasta llegar al punto donde estaba la manada. 
Encontramos una gran reunión donde Kitsune daba las órdenes de lo que debían hacer cada uno, el vampiro experto se hallaba a su lado al igual que Samika, quien al verme hizo señas para que me acercara.

—Fleur, me alegra que estés bien, ¿tu madre? —preguntó Kitsune luego de haber indicado a todos sus posiciones si aparecían de nuevo los chupa sangre.

—Está en el hospital, tuve que correr, pensé que podían necesitarme —expliqué. Puso una mano sobre ni hombro y asintió.

—Hiciste bien, ¿y tu padre? —cuestionó en un anhelo de saber si había despertado, bajé la cabeza y negué. Entiendo, él es fuerte, podrá despertar —animó sin dejar de perder las esperanzas.




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