Hay una leyenda que mi madre siempre me contaba cuando era muy pequeña, el zorro de nueve colas era un espíritu demoniaco y traicionero que, sin ningún control, deambulaba por el mundo humano jugando a cazar hombres. Durante muchos años, cientos de personas murieron en china por sus llamas. Un día buscando alguien con quien jugar, el zorro se topó con un hombre que lastimaba a una mujer, no le dio importancia siguió de largo, pero algo lo detuvo, miro a la pareja y vio como la mujer solo estaba arrodillada, mientras recibía los gritos del hombre y algunos golpes. El zorro pensó que estúpida mujer por dejarse tratar de esa manera, se sonrió por lo divertido que era, pero su sonrisa se detuvo cuando escucho una lagrima caer al suelo, miro a la mujer arrodillada en el piso, lo miraba a los ojos, su mirada lo atravesó como una espada, limpio y rápido. El miedo y el dolor que transmitía los ojos de la mujer lo sintió como si fuera suyo, con un movimiento rápido se paró frente a la mujer agarrando el brazo del hombre. Tanto el zorro y el hombre se quedaron sorprendidos, el hombre le dijo a los gritos.
-¿Qué estás haciendo?-
El zorro sin entender que le sucedía desde el corazón le contesto.
-No dejare que la lastimes por tu falso ego-
El hombre intento pegarle con la mano que tenía libre, pero el zorro evidentemente tenía mucha más fuerza que el hombre y lo lanzo a una distancia generosa. El zorro miro a la mujer que tenía una gran sonrisa debajo de sus lágrimas, se agacho a su altura y mirándola fijamente a los ojos sintió su alivio. El hombre que había lanzado lejos lo golpeo con una rama, el zorro se levantó y lo miro directamente a los ojos.
-Vendrás conmigo y te arrepentirás por todo el daño que has causado-
Una leve presión en su espalda lo detuvo. Una voz dulce y cálida le dijo
-No tienes que ser igual a él, déjalo ir y llévame a mí-
El zorro soltó al hombre no sin antes decirle unas palabras.
-Espero no volver a saber de ti y no volverás a lastimar a nadie más-
El hombre se fue corriendo sin mirar atrás dejando sola a la mujer con el zorro. El zorro se voltio a mirarla sabiendo que ella seguía agarrada delicadamente a él. La sostuvo en sus brazos y le dio un suave beso en sus labios. Y le dijo, ahora tu eres mía y yo soy tuyo. Desde ese día el zorro no se separó nunca de ella, hasta el día donde ambos se sumieron en un descanso eterno. Ese día, el beso forjo un pacto de hombres y zorros. Un corazón puro será unido al espíritu de un zorro que protegería esa vida hasta que esta se acabe y ambos dejarían el mundo.
-Que linda historia mami, me gusta mucho esta historia-
-Lo se hija ¿y sabes qué? Tú tienes el corazón más puro que conozco. ¿te puedo pedir un favor?-
-Si mami-
-Nunca cambies y siempre se pura-
-Si mami te lo prometo-
Ese día tuve que enterrar a mi madre con la edad de cinco años, pero, aunque me dolió mucho le prometí algo y hasta el día de hoy sigo cumpliendo esa promesa. Ahora voy a la secundaria en una escuela privada, con la mejor educación y los lujos que toda persona con dinero puede comprar, mis padres me dejaron una fortuna enorme para que no tuviera que trabajar nunca y aun así siento como si todo esto no valiera nada si estoy sola. Pero por ella soy fuerte y pura. Aunque en verdad no soy muy buena en muchas cosas solo para el estudio y la lectura. Vivo en china actualmente, ya que mis padres se mudaron acá para que tuviéramos un mejor futuro. Hablo español y chino, cuando hablo con mi familia hablo español, pero para lo demás hablo chino. Vivo en una mansión alejada de la ciudad donde solo la rodea un pastizal y un enorme bosque, donde suelo ir a leer y estudiar. Vivo sola, sin ayuda de personas que solo están por un poco de dinero. A veces ser pura es difícil mirando a las personas que solo engañan y utilizan para su beneficio. Me siento bien sola, aunque no soy antisocial, pero prefiero a la naturaleza que es pura.
Volviendo a casa veo a un zorro mirándome entre los árboles, no lo vi muy bien, pero sus ojos brillaban. Era muy hermoso, una criatura muy ancestral. En ese momento recordé la historia que mi madre me había contado hace muchos años y que casi ya había olvidado. Me agache para estar a su altura.
-Lindo zorrito, ¿te gustaría protegerme? Cuida mi zorrito- Le sonríe divertida. Luego me levante para seguir, mi camino no sin antes decir. –Adiós lindo zorrito cuídate mucho- Le sonreí y seguí mi camino mirando los pájaros que estaban posados en los arboles cantando unas lindas melodías. Luego de ese día no volví a ver al zorro.
Empezando las clases vi que había un chico con cabello plateado en mi lugar, me acerque a él, pero no noto que estaba ahí, sumido en sus pensamientos y mirando por la ventana.
-Disculpa, no quiero ser grosera, pero ese es mi lugar- El chico con cabello plateado voltio a verme a los ojos, mi corazón se quedó petrificado cuando vi los ojos del chico, me recordaron al zorro. –Zorro- Dije por lo bajo.
-Disculpa, no pensé que los lugares ya estuvieran asignados- Me sonrió y se levantó.
-No, fui yo la grosera, si quieres puedes quedártelo, no me molesta. Buscare otro asiento- Me gire, pero me detuvo una mano.
-Me sentare en este banco así puedo mirar mejor- Se sentó en el banco de al lado.
-Bueno- Me senté en mi banco sintiéndome mal por haberle dicho algo. El profesor entro a la clase y todos se sentaron.
-Gracias por recordarme- Quede petrificada con lo que acababa de decir. ¿recordarme? ¿a qué se refería?
El profe paso lista, espere a que diga su nombre, pero dijo primero el mío Crestal Ariadna. Luego nombro a un par de personas más y al final de todo lo nombro, Zervero Zosume. Asique se llama Zosume. Lo miro buscando alguna respuesta y con aire despreocupado mira hacia la nada. Paso rápido la clase me olvide de lo que había dicho Zosume y me concentre en empezar bien el año. El almuerzo lo pase con mis compañeros de clase. No vi a Zosume en la cafetería y tampoco lo vi a la salida de la escuela. Me tengo que despreocupar por un chico que no conozco, pero esos ojos paran de aparecer. Mi corazón se agita de solo pensar en eso. Salgo de la escuela y unas manos me detienen por la espalda.
-Como estas calabacita- No por favor, él no.
-Hola Ren- Delicadamente para no herir sus sentimientos me aparto de él.
-¿Te puedo acompañar a casa?- Bueno solo una caminata no va hacer daño.
-Claro- Le sonreí amablemente.
Caminamos por el centro en dirección a la calle de tierra que conducía a mi casa. Pero antes nos sentamos en un parque. Ren era una persona que hablaba mucho, no era malo, pero siempre sentí que mi corazón pertenecía a algo más o a alguien. Ren recibió una llamada de la madre, se tuvo que ir y se disculpó muchas veces por tener que dejarme sola. Me quede sentada en el parque un rato más mirando como las mamás se llevaban a los hijos cansados de tanto jugar. Debe ser lindo tener una mamá que te cargue y te de caricias en la cabeza. Miro para arriba y de repente me quede sola. Unos hombres se acercan con un aura oscura alrededor, se sentía maldad recorriendo sus cuerpos, pero ¿cómo es posible que yo sintiera eso? Se acercaron a mí con mucha rapidez. Me levante para irme de ahí, pero no sé cómo me agarraron de los brazos.
-Que linda niña- Dijo uno de los hombres.
-Que cabello tan delicado tienes- Uno me tocaba el cabello y lo olía. –Es como la tierra -
-¿Qué quieren?- Trate de zafarme pero fue inútil.
-Queremos tu corazón- Mis ojos se abrieron como platos.
-Debe ser tan cálido y delicioso- Uno paso su mano por mi pecho, en ese momento cerré los ojos ya que sabía que no saldría de aquí. Sentí que me jalaron por la cintura. Las manos de los hombres me soltaron bruscamente. Abrí mis ojos y vi que unas colas plateadas se movían alrededor mío. Unos brazos cálidos me rodeaban la cintura.
-Tu zorro demoniaco esa es nuestra presa- ¿Zorro? ¿demoniaco?
Alce la vista para ver, pero se apartó de mí. Vi un chico con cabello plateado, ¿orejas y colas? ¿Estoy alucinando? ¿Ren me drogo? Veo como ese ser misterioso pelea con los hombres. Uno de ellos se separa de la pelea y se acerca a mí.
-Aléjate de mí- Veo que el ser misterioso se pone delante mío. Lo que no había notado es que tiene llamas azules.
-Cierra los ojos- Escucho que me dice calmado y amablemente, de inmediato los cierro, pero no sin darme cuenta que esa voz la conozco. Después de unos minutos escucho la voz ahora más cerca.
-Puedes abrir los ojos- Ya sé quién es, abro los ojos.
-Zosume- Lo abrazo y me largo a llorar.
-Estas temblando- Me abraza. Después de unos minutos me doy cuenta que lo abrace y me aparte de él algo avergonzada.
-Lo siento por el abrazo- Mire para abajo con todo mi cuerpo ardiendo.
-¿Qué?- Era obvio que estaba confundido.
-Por el abrazo y gracias por defenderme, no te hubieras preocupado- Me seque las lágrimas.
-No me costó nada. Escucha Ariadna- Sentir mi nombre con su voz me erizo la piel y se me acelero el corazón. ¿Qué me pasaba?
-¿Si Zosume?- Lo mire y él tenía la cabeza agachada.
-Si quiero ser tu guardián- Mis ojos se abrieron tan grandes que un elefante podía caber en ellos. Mi sorpresa al escuchar eso fue enorme.
-¿Mi guardián?-
-Sí, me lo pediste y como es mi deber proteger tu corazón, acepto- El zorro.
-¿Y qué tengo que hacer?-
-¿No me digas que no sabes?- Avergonzada muevo la cabeza de un lado a otro.
-Lo siento-
-Bien, tienes que darme un beso-
-¿Qué?- Sorprendida me paro y me alejo de él.
-¿Si no quieres?- Se da media vuelta.
-Espera- Zosume se da vuelta y me mira. –Es que nunca bese a alguien-
-Lo que me faltaba- Se agarra la cabeza.
-Lo siento- Agacho la cabeza aún más avergonzada.
-Terminemos con esto- Lo miro confundida y en segundo lo tengo adelante mío con nuestros labios pegados.
No les puedo explicar bien lo que sentí en ese momento, fue como si mi corazón y mi alma se unieran a las de él. Como si algo nos hubiera atado de por vida. Ahora él era mío y yo era suya. Me abrazo como si hubiera encontrado lo que estaba buscando. Terminamos el beso y me soltó. Algo sorprendida me quede mirándolo. Mi corazón latía muy fuerte. Él estaba igual sorprendido y confuso.
-Y…ya hicimos el pacto. Ahora vamos- Comenzó a caminar.
Lo vi alejarse, quería seguirlo, pero no podía moverme, mi cuerpo me pesaba y poco a poco fui cediendo a ese peso. Vi como Zosume corría hacia mí y gritaba mi nombre.
-Ariadna-
Me despierto en mi cama, ¿fue todo un sueño? Me levanto sin mirar mucho a mi alrededor. Camino hacia el armario para cambiarme.
-¿Qué haces?- Salto asustada, me giro y estaba Zosume sentado en mi cama.
-¿Qué, pero, como, cuando, tu, hombres, cama, pelea, beso?- Abro los ojos grandes recordando el beso. -¿Paso?-
-¿Qué cosa?- Se levanta de mi cama y se acerca hacia mí.
-¿Qué haces?- Alarmada me aleje y choque con el armario.
-Solo una cosa- Cierro los ojos, siento que me levanta y me deja en la cama. Los abro. –Tienes que descansar, la mayoría se debilita los primeros días después del pacto-
-¿Me estás diciendo débil?- Dije muy enojada.
-Ahora descansa- Me ignoro. -Traeré el desayuno- Se fue de la habitación. Me quede mirándolo, ¿desayuno?
Me quede pensando en lo que había pasado, ¿cómo es que llegue a esto? ¿paso tan rápido? El cuento de mi madre, el zorro demoniaco y traicionero que se enamoró. ¿Amor? Esto no puede ser amor. El zorro de la historia se enamoró de la chica al verla, pero Zosume no parece el tipo de persona, digo de espíritu que hace esas cosas. Tiene cola y orejas, me había olvidado, él tiene cola y orejas, mejor dicho, muchas colas, nueve para ser exactos. ¿habrá más como él? ¿él me habrá elegido? ¿Por qué se ve como humano cuando estamos en la escuela? ¿usara algún tipo de magia para esconder su aspecto? ¿Por qué la primera vez que lo vi era un zorro? ¿zorro? ¿él era el zorro? Esa vez vi a un inocente animalito y le pedí jugando que me protegiera jamás imagine que esto pasaría de verdad ¿es un sueño? ¿seguiré dormida?
-Ariadna ya despierta-
-¿Qué?- Lo mire sorprendida. Zosume me estaba mirando con la bandeja en las manos. Y una cara muy enojada–Lo siento-
Deposito la bandeja suavemente en mi regazo.
-T…te…tengo muchas p…preguntas que hacerte- Él se sentó en la cama.
-Entonces pregunta- En ese momento abrí la boca para hablar, pero ninguna palabra me salía, todas las preguntas que tenia se disolvieron. Solo una apareció.
-¿Tu eres el zorro?-
-Si- Solo mire el desayuno que me había preparado. -¿Qué ocurre?-
-Es solo que suelo tomar solamente café- Él se asombró.
-¿Solo eso? Con todas las cosas ricas que hay para comer solo tomas café- Se cruzó de brazos.
-Y ¿tú que desayunas?- Él se sorprendió ante mi pregunta.
-Cosas ricas- Me miro pervertidamente, me asusté tanto que salí de la cama alejándome de él.
-Que- La sangre se me helo.
-Tranquila, a ti todavía no te toca- Lo mire anonadad.
-T…tu- No podía terminar la frase.
-Es solo una broma- Me alivie como si me hubieran vuelto la vida.
Me metí a la cama y comí lo que me había preparado. Se sentía extraño que alguien me hiciera el desayuno. Estaba muy bueno, no deje nada. Al parecer estar débil te da mucha hambre. Me levante después de unas horas y me cambie para bajar a la sala de estar. Tenía muchas ganas de leer un libro y sentir la brisa. Espera ¿y la escuela? Algo alarmada baje corriendo buscando a Zosume. Lo encontré leyendo en el sofá.
-¿Qué ocurre?- Antes que dijera algo ya se había dado cuenta de que estaba ahí.
-¿Y la escuela?¿no voy a ir más?-
-Claro que vas a seguir yendo, solamente les dije que te sentías mal y que por unos días no ibas a ir-
-Bueno. Gracias por todo esto- Fui a la pared que estaba cubierta de libros y agarre uno de misterio. –Voy a leer en el jardín, ¿quieres venir?-
-Sí, pero con una condición-
-¿Cual?-
-Si me vas a leer-
-Encantada- Le sonreí emocionada. Jamás me habían pedido que les lea.
Fuimos al jardín y nos sentamos en un asiento de dos. Mientras que leía él estaba recostado contra el asiento.
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una bonita historia de amor, una novela romntica, una adolescente
Editado: 06.04.2020