Un Pacto Sagrado

5 Ariadna

-¿Zosume?- Realmente puedo ver rayos saliendo de los ojos de cada uno. Me mira sorprendido.  
-Ariadna-  
-Asique el perrito se calma cuando llega la dueña, Ari lo domaste bien- Realmente no dijo eso, este chico quiere morir. 
-Te matare- Zosume se lanza arriba de él.  
-Zosume basta- El automáticamente se detiene. Lo cual fue bastante raro. –Déjalo, ya vamos- Él se aparta del chico nuevo y viene al lado mío. 
-Ya deja tranquilo a Zosume, porque la próxima no lo detendré- Lo mire asesinándolo. Di media vuelta y entre elegantemente a la escuela con Zosume siguiéndome.  
-¿Qué estás haciendo? ¿Quieres que te echen? ¿Quién protege a quién? Me tengo que andar encargando de todo. No me puedo quedar sola en la escuela- Estaba caminando de acá para allá muy alterada por la poca madures que tuvo con ese chico.  
Me detiene para encerrarme en sus brazos y pegarme hacia él. La campana sonó para volver a clases, pero él solamente se quedó ahí, quieto.  
-Solo un poco más- Nos quedamos ahí hasta que dice –No deberíamos hacer esto- Se aparta de mí y se marcha. 
Espera ¡que! ¿me acaba de decir que no podemos reglamentariamente sentir algo por el otro? Ósea que no podemos involucrarnos, entonces pondré la mayor distancia que pueda así esto no sucede más. Volví al aula corriendo y tratando de esquivar a Zosume en el camino. Apenas terminó la clase ya para volver a casa, me apure a salir antes que todos para volver a casa sola. Salí corriendo y me apuré en salir de la escuela. Ya sola en el camino comencé a caminar por un sendero que solo conocía yo que me llevaba a casa sin tener que caminar por la calle de tierra. Más tranquila con la distancia que había puesto camine sin preocuparme por nada.  
-¿Qué haces?- Me sobresalte. 
-¿Qué haces acá?- ¿Tan rápido me siguió? 
-Pregunte primero- Su mala cara apareció.  
-Tengo ganas de correr un rato. Me adelanto- Me fui corriendo lo más rápido que pude a la casa. Entre a bañarme y salí sin hacer ruido para ir a mi habitación.  
Estuve toda la tarde restante encerrada en mi habitación estudiando y el resto de la noche no salí. No tenía apetito, tenía que respetar la distancia. Durante unas semanas estuve tratando de respetar la distancia y esquivando a Zosume, total no había ningún motivo para que estuviera cerca.  
-Ariadna, hoy celebramos el cumple de Gacomi, vamos a ir al karaoke, ¿va a venir Zosume?-  
-Vallamos solo nosotras- Las chicas se sentaron en sus asientos. Zosume apareció.  
-Zosume, voy a ir al karaoke con mis amigas, nos vemos en casa-  
-Te voy acompañar- Se acerca.  
-¡No! Voy sola- Me alejo de él. 
-Voy a buscarte- No tiene remedio. 
-Está bien, pero solo a la hora que te diga- 
-Bien-  
Terminamos la clase y salimos todos, les pregunte a las chicas a la hora que más o menos querían terminar el karaoke y le avise a Zosume. Él se despidió, con pocas ganas y se fue de la escuela. Espere a mis amigas y nos fuimos al karaoke. Llegamos al sitio y en la entrada había unos chicos que nos saludaban, algo mayores que nosotras.  
-Cerila no me dijiste que iban haber chicos- La miro algo preocupada, si Zosume se entera me mataría o a ellos.  
-¿Estas preocupada pastelito?- Me congele. Miro para atrás y era el chico nuevo.  
-¿Qué haces acá?- Freno para enfrentarlo.  
-¿No te gusta verme?- Posa algo raro.  
-No- Me cruzo de brazos.  
-Pastelito no deberías ir sola a ese lugar lleno de depredadores- Se acerca.  
-El que más me disgusta acá eres tu- Me giro para irme. Pero vienen mis amigas.  
-¡Es Treso!- Dicen las dos juntas. ¿Treso?  
-Lo siento Señoritas por interrumpir su salida-  
-No interrumpes nada, ven con nosotras- ¿Qué?  
-No es necesario que venga- Me cruzo de brazos enojada. 
-No seas así Ari. No le hagas caso, ven con nosotras-  
-Si insisten- Me sonríe orgulloso.  
Genial, ahora me lo tengo que bancar.  
Entramos al lugar, había unas chicas más. Era un grupo bastante grande. No es que me disgusten las multitudes, pero ¿me tenían que poner al lado de este? Mirándome a cada rato, es algo incómodo. Después de que pasaron bastantes chicos y tomaron algunos tragos, ya estaban todos algo acurrucados. Qué envidia, ¿podría algún día estar de ese modo? Solo quiero estar así con… con… no, no quiero estar así con nadie. Es algo que no voy hacer ni ahora, ni nunca.  
-Pastelito estas algo tensa- Que molesto.  
-¿Por qué me dices pastelito?- Lo miro seria, él se intimida.  
-Porque eres bastante deliciosa-  
-¿Me quieres comer?- Me alejo de él.  
-No, solo eres alguien muy bonita y agradable- Me sonrojo.  
-No soy nada de eso- Pasa una mano en mi cintura para acercarme a él, me levanta el mentón para que lo mire, estaba muy cerca. Me sorprendió.  
-Eres muy atrayente- Se acerca cada vez más a mis labios, está por besarme, pero unas manos me alejan de él.  
-Te dije que sacaras tus sucias manos de ella- Zosume estaba envolviéndome con sus brazos.  
-Siempre apareces en el momento menos oportuno- Se cruza de brazos y sonríe levemente, como si se divirtiera. 
-Ese es mi trabajo- ¿Un trabajo? 
-¿Un trabajo o será que te molesta?- Zosume se tensa. Estoy muy pegada a él.   
-No sé qué dices- Me alejo de él.  
-Vamos a casa Zosume- Camino a la salida sin esperarlo. Me quedo parada en la entrada de lado de afuera del edificio.    -¿Qué estás haciendo?-  
-Tu dejaste que ese…- Estaba furioso.  
-Deje que ¿Qué me tocara?- Ahora yo estaba furiosa. –¿Y si lo hace que, vas a matar a cada hombre que haga algo? Tu no quieres nada conmigo asique déjame tener algo a mí, así no te molesto más- No deje que dijera nada y me marche.  
Caminando furiosa, no podía prestar atención a nada. Mi cabeza daba vueltas y vueltas, estaba como en un trance. ¿un trance? Miro adelante y estaba todo oscuro. ¿En dónde estoy? 
-Zosume- Gritaba, pero no me contestaba ni tampoco lo veía. –Zosume-  
Gritaba y gritaba, pero no pasaba nada. ¿Había muerto? Empecé a correr, pero no llegaba a ningún lado, no veía nada. Corrí y corrí esperando verlo. De repente escucho un ruido. ¿es él? Y cuando miro había unos bichos enormes corriendo hacia mí. Empiezo a correr, tratando de que no me alcancen. No sé cuánto corrí, mis piernas estaban agotadas y cada vez corría más lento, los bichos se estaban acercando. Me tropecé y caí al piso, comencé a llorar. El miedo y la desesperación se apoderaron de mí. Estaba acabada, nadie me vendría a salvar, Zosume seguro se abra ido después de lo que le dije. Me senté y esperé a que los bichos gigantes vinieran hacia mí. Lo siento mamá, no soy pura de corazón, no pude mantener la promesa. En ese momento se me vino a la cabeza la imagen de mi madre diciéndome esas palabras. Y me di cuenta que una promesa es una promesa, no importa lo que pasé en el transcurso de la vida mientras la puedas seguir manteniendo. En ese momento me levanté y seguí corriendo, no importa si se me va la vida en esto, pero tengo que ser fuerte por ella y más que nada por mí. Corrí y corrí nuevamente, veo una luz a lo lejos y una figura. En ese momento caí desmayada. Me despierto en mi cama, con pijama. ¿Qué paso? ¿Cómo llegue acá? ¿y en qué momento me cambie?  
-¿Cómo te sientes?- Zosume aparece en la habitación con una taza de té.  
-¿Qué paso?- Me dolía todo el cuerpo. ¿Por qué siempre aparecía en la cama? 
-Entraste en un bucle temporal. Fue difícil sacarte de ahí- Se sentó en la cama y me extendió la taza. 
-¿Eso era?- Agarre la taza.  
-Escuche que me llamabas- ¿Qué? 
-Pensé que no me oías-  
-Siempre te escucho- Se levantó, pero cayó al piso.  
-¡Zosume!- Me levante de la cama y fui a verlo.  
-No es nada- Estaba ardiendo.  
-Ven recuéstate en mi cama-  
-Estoy bien- Se quiso levantar, pero fue inútil.  
-No seas terco y acuéstate- Como un robot, después de una orden, se acostó en mi cama.  
-Ari, quédate conmigo- ¿Qué? Me agarro del brazo y me jalo hacia él. Caí en sima suyo. Se giró al costado y me abrazo.  
Estando tan pegada a él, el corazón quería salir de mi cuerpo, el reglamento de no estar de esta manera teníamos que respetarlo, pero estando de esta manera con él, podía esperar. Después de un rato de ponerle paños fríos en la frente y tomar su temperatura, no le estaba haciendo efecto. Fui por algo de medicina y se la di. No sé si la medicina para humanos le servirá, pero en este momento era lo único que podía hacer. Estaba amaneciendo y el cuerpo me dolía y estaba pesado, me acosté en la cama y me quedé dormida.  
 




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