Verónica
Detengo el auto y entro al cementerio, no sé cuando fue la última vez que visité este lugar, demasiado diría yo, pero encuentro el sitio al que quiero llegar y me detengo frente a la lápida, suspiro y me agacho frente a esta, no hay flores y está sucia
— Lo encontré Estefan — susurro mientras paso mi mano por el lugar— encontré a nuestro bebé, bueno, ya no es un bebé— río— es lindo y tenías razón cuando decías que sería como tú, se parece bastante a ti aunque tiene mis ojos, pero tiene tu cabello alborotado— sonrío triste, él ni siquiera pudo ver a nuestro hijo y estoy segura de que jamás hubiera dejado que se alejara de mi
— Hija— me levanto como un resorte al escucharlo y miro al hombre frente a mí— te he estado buscando
— ¿Qué haces aquí? — retrocedo cuando intenta acercarse
— no respondes mis llamadas ni mensajes así que tuve que seguirte y mira donde te encuentro— ríe con fastidio
— Qué quieres?
— Hija
— No me llames así, dejaste de ser mi padre hace mucho
— 10 años y aún no me perdonas?
— Vete al infierno— espeto alejándome más de él
— Fue por tu bien
— No vuelvas a buscarme
— Estás en peligro hija— lo miro desconcertada
— Y ahora por qué me amenazas? — alzo una ceja y él niega
— No por mí, alguien nos quiere dar caza, estamos en peligro hija, vine a decirte
— Espero entonces que ese alguien te encuentre pronto y haga aquello que yo siempre quise hacer y nunca tuve el valor, púdrete en el infierno cuando llegues a este— camino hacia mi auto enojada
— No es un juego Verónica — coloca la mano en la puerta cuando iba a abrir esta, me giro y quedo justo frente a él— debes cuidarte, he recibido varias amenazas ya, solo quiero que estés bien hija
— Deja de llamarme así — le grito mientras le empujo—ahora te preocupas?
— Todo lo que he hecho ha sido por tu bien y lo sabes, en el fondo lo sabes bien
— Bien— suspiro — ya diste tu aviso, ahora déjame ir y no me busques más
— Estás diferente — dice acercándose a mí— tienes ese brillo en tus ojos que no veía antes
— Eso era porque estaba feliz de tu ausencia, es más, deseaba que alguien me dijera que ya no estabas entre los vivos — suelta una carcajada
— Siempre tan dramática, te quiero, no hagas tonterías — lo veo caminar hacia su auto donde lo esperan sus hombres, entro al mío sintiendo mis manos temblorosas, ¡maldita sea!
Me siento al lado de Nicolás, me duele que siempre esté solo
— Hola Nic— digo mirando su rostro
— Pensé que no volverías
— Te dije que lo haría
— Eso dicen todos los que vienen, y una vez que se van no regresan— se gira un poco hacia mi
— No soy como todos—una pequeña sonrisa se forma en sus labios— traje los juguetes que te dije que traería aunque no me dijiste cuál querías, toma— pongo en sus manos un auto, él lo toca y sonríe
— Es un auto
— Aja
— De qué color es Vero? — pregunta mientras no deja de palparlo con sus manos, sé que solo quiere hablar conmigo ya que por su condición no sabe cómo son los colores
— Es rojo, como el mío, bueno, busqué uno igual
— Waw, tu auto es así? debe ser fantástico conducirlo
— lo es, aquí tienes — él deja el auto sobre sus piernas y le paso otro juguete, lo toca con sus manos
— Es un avión— asiento sonriendo— ahora es cuando dices que es igual a tu avión? — suelto una carcajada
— No
— ¿No tienes un avión?
— Pues no, pero tengo un yate— ríe logrando que mi día mejore
— A qué te dedicas?
— Soy actriz
— ¡Vaya! — se asombra mientras no deja de tocar el avión con sus manos— entonces tengo una amiga famosa— mi corazón da un salto de alegría, me ha llamado amiga
— Ya puedes especular muchacho— ambos reímos— falta algo más — él asiente y deja el avión junto al auto, pongo en sus manos el último juguete, lo toca con el ceño fruncido
— Es un muñeco
— Un superhéroe— digo, sigue tocándolo en silencio
— Vero si no me dices cuál superhéroe es jamás voy a adivinarlo— expresa con una leve sonrisa
— Superman, creo— hago una mueca con mi boca
— ¿Crees?
— Lo lamento, no soy fanática a esos — él ríe
— Gracias— toma los juguetes y los acomoda a un lado— pero no debiste molestarte, lo más seguro es que los pierda aquí o que alguien me los quite— suspiro, tiene razón
— Entonces te traeré muchos más
— No gastes tanto en mi
— Nicolás tengo un auto último modelo, un yate, muchas casas y ahora gracias a ti quiero comprar un jet, así que— ambos reímos
— Te gusta especular
— Para eso es el dinero ¿no? y quiero compartir el mío— asiente volviendo su mirada al frente— Nic— lo llamo y se gira otra vez hacia mí como si pudiera verme— ¿sabes algo sobre tus padres? — hago la pregunta, sé que soy masoquista, pero quiero saber lo que él piensa
— Solo lo que me dijeron las encargadas de aquí, una mujer me trajo y me dejó recién nacido con una carta, esta decía hasta la hora exacta en que había nacido y llevaba en mis manos esa pulsera que viste, eso es lo único que sé Vero
— ¿Te gustaría conocerlos? — él niega y mi corazón se detiene
— Me dejaron... aunque no los juzgo, seguro querían a un niño normal y no a un ciego que les diera trabajo— cierro con fuerza mis ojos y una lágrima escapa, ¿él cree eso?
— Te gustaron los juguetes? — cambio de tema, sonríe
— Gracias, eres muy buena, ¿volverás?
— Así es, volveré, ahora háblame de ti Nic, quiero saber lo que te gusta y lo que no
Conocí más a mi hijo, le gusta el silencio y le gusta estudiar, le gustan los libros aunque no tiene ninguno, pero las chicas de aquí le leen y a él le encanta eso, no tiene comidas preferidas porque solo ha comido la de ese lugar y no le gusta mucho, le gusta el deporte, principalmente el fútbol y escucha los partidos cuando lo dejan hacerlo, mi día comenzó horrible, pero mejoró un poco aunque su confesión sobre lo que cree de sus padres rompió más dentro de mi
— ¡Corten! — por quinta vez escucho la misma frase y suspiro — Verónica qué mierda haces? — me grita Brad que está de mal humor hoy— concéntrate
— Hoy no estoy para esto
— Hoy no estás para esto? no he logrado sacar una escena más o menos bien, estás desconectada con tu mente en otro lado cuando te necesito aquí
— Sabes por lo que estoy pasando—murmuro
— Este es tu trabajo — me señala furioso — y te quiero concentrada aquí, de nada me vale que seas la mejor actriz de este país si todas las escenas son una porquería
— Brad
— Fuera todos, tienen 10 minutos de descanso, ¿qué demonios te pasa?— se acerca bastante a mi
— Me pasa que hoy no estoy para esto, mejor me voy
— No vas a ningún lado Verónica — sujeta mi brazo
— Hoy fui a verle— digo mirando sus ojos— ¿y sabes que descubrí? que mi hijo me odia, que cree que sus padres lo dejaron por ser ciego y no sabes el dolor que escuché en su voz cuando hablaba, no sabes lo que sentí al oírlo
— No te odia a ti, odia a sus padres, no a Verónica
— Yo soy su madre— exclamo alejándome — me odia
— No, él conoce a Verónica su amiga, no a su mamá, ahora quiero que dejes de pensar en eso y te concentres aquí
— Brad
— Escúchame — me grita y me callo—es normal Verónica! el chico cree que lo dejaron, claro que odia a todos y seguro odia su patética vida y claro que seguro piensa que solo vas a visitarlo porque te da lástima
— No voy por lástima, lo amo
— Pero él no lo sabe, él cree que solo vas por lástima, porque es ciego ¡joder!
— Gracias, sabes bien animar a alguien — digo con sarcasmo— me iré a mi casa
— Irás ahora a que te retoquen el maquillaje y vendrás hasta acá otra vez para hacer esa maldita escena que tiene que salir hoy— Brad se acerca a mí—y quiero que lo hagas bien, olvida a tu hijo y su vida, métete en el papel porque hasta que no lo hagas perfecto no te irás hoy de aquí aunque tenga que repetir la escena mil veces y te desmayes de cansancio en el proceso
— No tengo cabeza para esto— mascullo con rabia, ¿qué demonios le pasa?
— Me importa un bledo, firmaste un contrato y me cumples Verónica, ve y retoca el maquillaje y cuando vuelvas hazlo sonriendo