Verónica
Camino hacia la ducha sin dejar de pensar en Nicolás, más de quince días sin verle, sin escucharlo, sin tocarlo, ¿qué pensará de mí? odié venir aquí, es la primera vez que viajo y la paso mal, no he querido salir del hotel ni comer mucho y para colmo he tenido que trabajar como loca, ya que los diálogos no me salían por estar pensando en otras cosas, lo bueno es que Brad me ha apoyado y no me ha gritado como la anterior vez, en verdad pienso que estaba celoso, solo espero que nuestra amistad no se vea afectada por esos celos sin sentido, quiero mucho a Brad, lo conozco desde que comencé a trabajar como actriz, le conté toda mi historia y no salió corriendo como pensaba que iba a hacer, más bien, prometió ayudarme a encontrar a mi hijo y cumplió con esa promesa, incluso me buscó varios libros, los cuales se los entregué a Nicolás dos días antes de venir a París, ¿le habrán gustado? espero que los haya disfrutado más que los juguetes que le di
— ¡Joder! — suelta Bradley cuando se mete debajo de la ducha conmigo— no entiendo la necesidad de las mujeres de bañarse con el agua hirviendo — río y lo abrazo por la espalda sintiendo el agua correr por mi cuerpo
— No seas llorica
— La llorona eres tú— él voltea y toma mi rostro entre sus manos— te he escuchado
— Le extraño mucho, ¿qué quieres que haga? es normal
— Seguro él también te extraña a ti
— ¿Crees? — pregunto con entusiasmo, Brad ríe y besa la punta de mi nariz
— Estoy seguro de que Nicolás ya te quiere, solo es cuestión de tiempo Verónica— Brad comienza a enjabonar mi cuerpo
— Quiero adoptarlo, ¿crees que sea buena idea?
— No le veo nada malo— siento sus besos en mi cuello y sus manos acariciando partes que me hacen estremecer de placer, sonrío
— Brad— jadeo cuando me empuja contra la pared y entonces se apodera de mi boca
— Quiero — dice sin dejar de besarme ni de tocarme— hacerte gritar y que todo el hotel te escuche
— Brad...
— Joder Verónica — gruñe, mira mis ojos, los de él están dilatados y me mira con deseo y amor—¿ya te dije hoy que te quiero? — su pregunta no obtiene respuesta porque me es imposible hablar
***
— no iré de fiesta— digo tajante desde la cama mientras lo observo vestirse
— Vero
— No Brad, agradece que vine a París contigo joder, solo quiero volver a
— Mañana volvemos — me siento enseguida y lo miro más que emocionada
— Lo juras?
— Si preciosa, así que hoy de fiesta, mañana verás a tu hijo y vas a explicarle todo y te aseguro de que él va a quererte y te va a decir que te ha extrañado un montón — sonrío como una niña a la que le han regalado el juguete que quería
— Pues nos vamos de fiesta—me pongo de pie enseguida, ignoro la mirada cargada de deseo de Brad y comienzo a vestirme
En cuanto entro al local me separo de Brad, aquí están ya algunos de los compañeros de trabajo, miro hacia Bradley que conversa alegre con una chica bonita que no para de coquetearle, sonrío y voy a la pista, me muevo sintiendo la música que esta súper alta y bailo sin importarme nada, más de uno se pega a mi cuerpo y lo dejo, hoy se disfruta
—¿Quieres ir a un lugar más privado? — susurra el chico en mi oído que lleva bailando pegado a mí demasiado tiempo ya y no suelta mi cintura
— No, gracias, vine solo a bailar
— Estás segura guapa? podríamos
— ¿Quieres perder las manos? — me tenso por completo al escucharlo, el hombre que me sostenía se aleja, yo sin embargo no volteo, cierro con fuerza mis ojos cuando sus manos se posan en mi cintura y me pega a su cuerpo de forma posesiva, mi corazón se acelera y he perdido el dominio sobre mi cuerpo, es como un imán del que no puedo alejarme
— Tristan— susurro sintiendo un cálido beso en mi cuello que me estremece por completo y jamás había sentido algo igual, si esto es un sueño, no quiero despertar
— Me alegra saber que no has bebido, así luego no le echas la culpa al alcohol de lo que pase entre nosotros
— Qué haces aquí? — no me alejo y no me suelta
— Vine a por ti Verónica porque sería capaz de recorrer el mundo para buscarte, no hay distancia que pueda separarnos— abro mis ojos de golpe, este o está drogado o juega conmigo
— Es broma no? — me alejo de su cuerpo recuperando el control del mío, miro esos ojos tan bonitos que siempre me han cautivado
— Broma? vine a París por ti, quería verte
— ¿Y qué pasa con el Tristan que me odia? — le espeto algo contrariada — con ese que toda su vida me ha rechazado, ese que dice que soy una zorra engreída? Acaso esto es un juego o hiciste alguna apuesta? — me mira estupefacto
— Nunca te he odiado
— Oh por Dios — río con ganas ante tal mentira, nadie cambia de la noche a la mañana
— Y si hablamos en un lugar más privado Verónica? hay cosas que debo explicarte por favor— agarra una de mis manos y mi piel se eriza con su contacto
— No tengo nada que hablar contigo—me suelto de su mano y camino furiosa hacia la salida, no veo a Brad por ningún lado y cuando salgo de ese lugar siento alivio, el aire impacta en mi rostro y al fin respiro sin dificultad, tener a Tristan cerca no me hace nada bien
— Podemos hablar? — maldigo mil veces antes de mirarlo, me ha seguido
— No Tristan, estoy cansada de ti— lo señalo— siempre me has rechazado, esquivado, ignorado y humillado, ¿qué demonios quieres ahora?
— Puedo explicar todo preciosa— se acerca lo suficiente como para que el aire no pase por medio de nuestros cuerpos, ni un centímetro nos separa y acaricia mis labios con su pulgar, ya mi respiración es un caos—siempre has sido tú, la única que he querido, solo que he sido un idiota por celos, verte con otros hombres me mataba Verónica, yo te quiero— ¿es una película? ¿soy una princesa? no lo sé, pero así me siento y más cuando sus labios acarician los míos de forma lenta, pero que hace que todo mi cuerpo sufra de una manera deliciosa, es lento, delicado y sin prisas, pero tan intenso que creo que mis piernas fallarán en cualquier momento
— Tris...
— Debo muchas explicaciones — murmura contra mis labios—debemos hablar a solas Verónica, juro que no te vas a arrepentir
— Desde que soy una niña te quiero— confieso algo que no es un secreto y me alejo un poco de él— siempre me has ignorado, has buscado a otras, incluso buscabas a mis amigas, me ignorabas Tristan, ¿piensas que ahora te voy a creer? vete al infierno— mascullo y corro hacia mi auto escuchando sus gritos, no miro atrás, subo a este y conduzco hasta que mi teléfono suena sin parar
— Si? — respondo una vez que freno, aún no olvido ese beso y toco mis labios
— Señorita Lawrence, es del orfanato, soy la chica que
— Si sé quien es— le corto, le pedí a esa chica que me informara siempre de todo— ¿sucede algo?
— Es Nicolás — dejo de pensar en el beso de Tristan al instante y toda excitación desaparece de golpe
— ¿Qué pasa con él?
— Ha estado enfermo, con fiebre, lleva así ya dos días y la directora no quiere llevarlo a un hospital, dice que se le pasará, pero— corto la llamada y salgo a toda velocidad, no esperaré por Brad para volver a mi ciudad, con mi hijo.