Un papá en apuros

Capítulo: 10

Tristan
Intento de verdad no pensar en ese beso y me concentro en la chica que está sobre mí y me besa con deseo, es bella, pero Verónica no sale de mi cabeza ¿cómo se atreve a rechazarme? a mí, todas quisieran estar conmigo y ella me rechaza y se larga corriendo, ¿está loca? debe de estar haciéndose la difícil, si no tuviera fama de zorra le creería, pero no, seguro eso quiere, que yo la persiga y lamentablemente tendré que hacerlo, la necesito para no perder lo que me pertenece

— Ya basta— mascullo y lanzo a un lado a la chica que me mira con el ceño fruncido, me levanto de la cama y comienzo a vestirme

— ¿Hice algo mal? — cuestiona más que confundida, la miro por breves segundos y ya no me parece tan perfecta como al principio

— no guapa, solo vete por favor

— Imbécil — brama, pero la ignoro y me alejo hacia el baño, una vez ahí echo agua a mi rostro, miro mi reflejo en el espejo recordando una vez más ese beso, odié besarla, pero debo fingir para hacer que caiga, lo interesante fue ver su reacción, es tan sensible y tan

— Basta joder— echo más agua a mi rostro, salgo del baño y sonrío al no encontrar a la chica ahí

— No deberías dejar la puerta abierta — expresa Damien entrando como si fuera su habitación

— No fui yo, fue una tonta que despedí

— Tristan debes contenerte, mientras estés intentando seducir a Verónica no puedes estar con más nadie— bufo, si supiera que no pude hacer nada con esa chica estaría burlándose

— Verónica se hace la difícil

— De eso quería hablarte, se fue

— Si, sé que se fue, huyó de mí en su auto y me dejó como tonto, una cosa te digo Damien— lo señalo— la conquistaré, pero trataré de retrasar el momento de tener sexo, odiaría hacerle el amor— mi amigo sonríe

— Si quieres cuando te cases yo te sustituyo en la noche de bodas— lo miro mal

— Como si ella no nos fuera a reconocer, con solo tocarla la tengo gimiendo y derritiéndose por mí— sonrío orgulloso de todo lo que le provoqué con un solo beso y unas simples caricias

— Lo que te decía, se fue

— Ya te dije que

— Se fue de París — lo miro desconcertado — no esperó a nadie, no dijo nada y se largó

— Por qué?

— Que voy a saber yo, solo recoge tus cosas que nos volvemos — resoplo, menos mal que no desempaqué nada— por cierto, los niños

— los dejé con su nueva niñera, solo espero encontrarla viva cuando vuelva, no iré a la cárcel por ellos— Damien ríe pensando que soy un exagerado, pero de verdad tengo miedo de llegar a mi casa

★★★
Verónica
Observo a Nicolás que duerme, la fiebre aún no baja, pero el doctor que traje dijo que pronto lo haría, mi pequeño aún no despierta y eso me desespera, acaricio su mejilla con mi mano y sonrío, no me canso de verlo y está decidido, voy a adoptarlo sin que nadie sepa que es mi hijo, es lo mejor aunque muero por gritar que soy su madre, eso solo lo pondría en peligro y a mí también

— Señorita Lawrence

— Puede explicarme por qué no buscar a un doctor? — miro a la directora del orfanato

— Hay pocos recursos y

— Y qué pasa con las donaciones? — me pongo de pie y la miro— claro, ese dinero va a parar a su bolsillo

— Señorita

— No lo niegue y no tiene nada que hablar conmigo— señalo hacia la puerta en donde están dos oficiales — explíquele a ellos todos los años que lleva robando— la mujer sale y yo vuelvo a mirar a Nicolás que sigue dormido

— Lo quiere mucho— dice la chica que trabaja aquí y a la cual le pagué para que me informara de todo, fue ella también quien buscó pruebas en contra de la directora, esta robaba mucho, la mayor parte de las donaciones iba a parar a su cuenta personal

— Gracias Carmen, me avisaste y hablaste en contra de esa ladrona

— ¿Se lo va a llevar? — cuestiona y sé que se refiere a Nicolás

— Eso quiero, haré los trámites necesarios

— será difícil, estás soltera y por las cosas que hay en Internet de ti no te verán como la mejor candidata para adoptarlo— suspiro, lo sé, lo tengo difícil a pesar de todo mi dinero y poder

— Haré lo que haga falta para tenerlo conmigo— murmuro, la chica se va, las horas pasan y el sueño me vence

Abro mis ojos al sentir una mano tocando mi rostro, me incorporo enseguida viendo como Nicolás está sentado frente a mí, una amplia sonrisa aparece en mi boca

— Nic— toco su frente— ¡Dios! ya no tienes fiebre

— Verónica — murmura girando un poco hacia mí— pensé que ya no ibas a volver aquí — mis ojos se empañan por las lágrimas

— Dije que volvería siempre Nic

— Tardaste

— Tuve que viajar por cuestiones de trabajo, pero no te iba a dejar— limpio mis lágrimas — disculpa por no avisarte— acaricio su mejilla, él no se mueve ni dice nada

— Cuándo llegaste?

— Ayer— respondo sin dejar de observarlo

— Dormiste aquí a mi lado, incómoda en una silla, ¿por qué?— pregunta sin mostrar emoción en su voz

— Te echaba de menos y cuando supe que estabas enfermo corrí hasta aquí y quería verte despierto, han pasado muchas cosas Nic, fue despedida la directora del orfanato, vendrá una nueva que sí los cuidará muy bien y además yo siempre estaré al pendiente, es más, traje un teléfono inteligente para ti, una chica te enseñará a usarlo, verás que es fácil porque te va a hablar— sonrío, soy pésima explicando esas cosas sobre tecnología, tenía que haber traído a Brad, a él si se le da bien— y así podremos comunicarnos siempre— él se gira un poco hacia mi

— ¿Por qué? — frunzo el ceño con su pregunta

— ¿Por qué? — repito, Nicolás suspira

— ¿Por qué me cuidas Verónica? ¿por qué te preocupas por mí?

— Porque te quiero Nicolás — admito sin dejar de mirarlo, el silencio que se forma lo odio y un nudo se hace en mi garganta al ver que él no dice nada, solo espero no haberlo espantado

— ¿Por qué me quieres? — hace la pregunta y la respuesta ideal sería que porque soy su madre y en realidad lo amo más que a nada en este mundo




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