Un papá en apuros

Capítulo: 11

Verónica
Me pierdo en sus ojos, sonrío mientras paso mi mano por su cabello intentando acomodar este, está sudado por culpa de la fiebre y sé que espera mi respuesta, la cual no tengo porque la que quiero darle es esa que sé que no debo, Nicolás suspira y toma mi mano, detiene el movimiento de esta y yo miro nuestras manos unidas

— Verónica...

— Hay cosas que no se pueden explicar Nicolás — digo de forma rápida sin dejar de observar nuestras manos— te quiero, es lo único que puedo decirte, te quiero como quiere una madre a un hijo—él sonríe un poco, ahora mismo desearía que me dijera que me quiere también, cosa que no sucede y el silencio vuelve a hacerse presente

— Gracias por todo— comenta al fin, yo suspiro y me pongo de pie

— ya debo irme Nic, la chica te entregará el teléfono y te enseñará a usarlo, mi número ya está ahí y cuando necesites algo solo llámame — asiente con lentitud, me acerco a él y dejo un beso en su mejilla, vuelvo a verlo sonreír y entonces salgo de ahí, necesito una ducha y una cómoda cama

Conduzco deprisa hasta mi casa, pero bufo sin bajar del auto al ver a Tristan ahí, de verdad que quiero ignorarlo, pero es muy difícil, miles de veces he fantaseado con las cosas que me dijo, con ese beso y con él buscándome, me creaba cuentos en mi cabeza donde no me ignoraba y ahora el cuento parece estar haciéndose realidad.

Con lentitud bajo del auto, Tristan se coloca frente a la puerta y me detengo bastante cerca de él, es que es demasiado perfecto, alto, guapa, huele rico y Dios, esa voz, me encanta

— Me dejaste solo en París — comenta con una hermosa sonrisa que ya me tiene derretida ¡qué débil eres Verónica!

— No, no te dejé porque nunca estuve contigo en París Tristan, ahora si te quitas y me dejas entrar sería magnífico— se hace a un lado y hasta las manos me tiemblan cuando estoy abriendo la puerta

— Debemos hablar

— En realidad no— intento cerrar antes de que entre, pero su fuerza es mayor y termina entrando, silva cuando recorre con su mirada mi casa

— Menudo Palacio en el que vives, claro, digno de una princesa

— ¿Quieres dejar las bromas Tristan? ¿qué demonios te pasa? — me mira frunciendo el ceño— ¿qué te fumaste? estás drogado acaso o te han hecho alguna brujería? — él suelta una estruendosa carcajada

— Pasa que he sido un imbécil todo este tiempo— no lo contradigo, tiene razón — sabes por qué? — alzo una ceja, él se aproxima a mí— soy muy tímido Verónica — me quedo mirando sus ojos hasta que comienzo a reír como loca

— Deja las bromas y vete— camino hacia la cocina, necesito agua, tengo la boca seca

— Es la verdad

— Por favor Tristan — volteo y quedo a solo centímetros de su cuerpo, su mirada cae en mis labios— eres un mujeriego

— Ellas me buscan, por eso es tan fácil, pero contigo es diferente — toca mi mejilla, esa simple caricia pone mi corazón a mil— y luego estabas tú que salías con otros hombres, eso me dolió Verónica, me duele

— Qué intentas decir? — susurro cuando su boca se acerca a la mía

— Que te quiero, te amo desde siempre— perfecto, moriré de un ataque cardíaco mientras sus labios rozan los míos — eres el amor de mi vida y si no lo dije antes fue por timidez y porque no quería ser uno más en tu lista

— Uno más?

— Cuando eras adolescente tenías un cuaderno— se separa de mí y se aleja dejando de mirarme— y ahí ponías los nombres de los chicos con los que salías

— Eran cosas de niñas — digo en mi defensa

— Luego te reías de ellos con tus amigas, no lo niegues, las escuché un día y yo no quería ser parte de esa lista y que luego te burlaras de mi

— Tristan — me acerco— eso lo hacía como un juego, tú nunca serias parte de una lista porque— mi voz se pierde cuando me mira

— ¿Por qué?

— Porque siempre has sido el único, no perteneces a ninguna lista porque siempre has estado solo en un lugar, mi corazón — sus ojos brillan, Tristan coloca sus manos en mi rostro

— Entonces déjame demostrarte lo mucho que te amo Verónica — muerdo mi labio perdida en su mirada — por favor, ya no puedo estar sin ti y mirar de lejos como estás con otros— me besa y soy tan débil que correspondo a ese beso olvidando todos los años en los que me ha ignorado, olvidando sus rechazos, años en los que sufrí viendo como se iba con otras chicas sin siquiera darme una mirada a mí, ¿se puede ser más tonta? no lo creo y no me importa porque ahora mismo el beso de Tristan no me deja pensar en más nada, sus caricias me tienen loca todo es demasiado bonito, intento abrir su camisa, pero sus manos me detienen y suspira contra mi boca

— Qué pasa? — logro preguntar con voz agitada— ¿no me deseas? — él se aleja un poco

— Claro que si

— Entonces? — lo miro confundida viendo como pasa las manos por su rostro

— Que no quiero llevarte a una cama y tener sexo y ya, quiero que sea más especial

— Por Dios! — río — eres un mujeriego, estás cansado de llevar mujeres a la cama y ahora me sales con eso? ¿Acaso estás jugando conmigo o qué?

— No te cansas de repetir que soy un mujeriego, pero tú que? — me señala y ya no veo amor en sus ojos, sino desprecio—tienes un historial muy malo Verónica y es normal que te confunda mi rechazo, estás acostumbrada a tener sexo con cualquiera, no por gusto es tu fama de zorra

— No me voy a la cama con cualquiera— lo contradigo mirando sus ojos— siempre me has rechazado, ignorado, ¿qué pensabas? qué me iba a quedar virgen toda la vida esperando por ti? pues no, cuando vi que no me hacías caso entonces le di una oportunidad a un chico maravilloso que conocí, luego lo perdí y me volví la mujer que soy hoy, tienes razón, he estado con varios hombres — sonrío algo triste — aunque no deberías hacer caso a todo lo que publican por ahí, no tengo sexo en cada fiesta a la que voy aunque sí me acuesto cada vez que deseo con Brad, al cual conoces — Tristan respira hondo e intenta acercarse como si hubiese cometido algún error

— Verónica

— Deberías irte — espeto enfadada, él niega y me toma de la cintura, forcejeo, pero es mucho más fuerte y solo termino más pegada a su cuerpo

— Perdóname, no quería hablarte así, solo entiende que me duele verte con alguien más

— Creo que quedó claro lo que piensas de mí— niega frenético

— No... no— se acerca más a mi boca— yo te amo joder y si no quiero tener sexo contigo ahora es porque no eres como las otras con las que he estado, eres distinta, especial y quiero que sea algo especial cuando estemos juntos— ahora le presto toda mi atención aún algo confundida

— Qué quieres decir?

— Que me quiero casar contigo —responde con seguridad robándose el aire con el cual respiro— quiero que nos casemos y tener algo bonito, eres única, he estado con muchas, nada especial, tú eres distinta, mereces una boda y una noche de bodas como Dios manda — sonríe dejándome estupefacta y comienzo a reír




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