¿Cómo pasó que una gran noche terminó desembocado en un embarazo? Pues comencemos desde el principio.
Todo sucedió hace tres semanas atrás, en la semana del estudiante. Con mis dos mejores amigas, Patricia, alta, cabello castaño, veintidós años, estudiante de filosofía y Marianela, estatura promedio, peliroja, de veintitres, estudiante de medicina, habíamos decidido ir a la fiesta que daban los de último año que se estaban por recibir de doctores. Cabe destacar que mi amor ya no tan platónico estaría allí presente.
Todo esto empezó cuando por una de mis compañeras de cursada, me había enterado que aquella noche los de quinto año daban una fiesta en una de las disco más populares de las ciudad, lo que quería decir que era muy probable que Esteban Grayson (mi amor platónico de hace dos años) estuviera en esa fiesta.
Luego de que Marianela nos consiguiera pases para las tres, nos dedicamos a preparar para aquella noche.
Después de pasar cuatro horas eligiendo lo que me pondría aquella noche, encontré el atuendo adecuado.
-Te queda perfecto, de seguro Esteban te ve y te pide que seas la novia, mínimo consigues una cita con él. -Dice Marianela mirándome atenta.
-No seas ilusa, si en dos años no logré que me prestara atención, menos voy a lograr que lo haga justo hoy. -Respondo mientras me aplico una capa de rímel a mis largas pestañas.
Después de subirnos al Ford Focus, que me obsequió mi madre por mi cumpleaños número dieciocho, nos marchamos a donde sería la fiesta.
-Es allí. -Señala Patricia un local con un cartel con luces led.
Luego de revisarnos en los espejos de que todo estuviese correcto bajamos del auto y nos encaminamos hacía la entrada.
Ingresamos a la disco y luego de acostumbrarme a la poca luz, diviso que hay una multitud de gente de otras carreras en donde cada quien está metido en lo suyo.
Marianela nos arrastra a la barra y pide por nosotras una ronda de tequila y un agua mineral (para ella ya que esta noche le tocó ser conductora designada).
-A la cuenta de tres. -Digo poniendo algo de sal en una de mis manos- Uno... Dos... Tres.
Después de chupar la sal, tomar el liquido transparente el cual calienta mi garganta y chupar una rodaja de limón, las tres nos encaminamos a la pista.
Mientas bailamos música electro, mis ojos hacen contacto con Esteban, quien esta junto a un grupo de universitarios.
-¿No que no venía? -Dice Patri peguándome un pequeño empujón- Nadie en su sano juicio se perdería una fiesta así.
-Tenías razón. -Respondo rodando los ojos.
-Siempre la tengo.
-Egocéntrica. -Ataco.
-Pero me quieres.
-Es verdad. -Suspiro.
-Maga, ve y habla con él. -Sugiere Marianela.
-No, ni loca. -Respondo retrocediendo un paso.
Las tres nos hicimos amigas cuando comenzamos en primer año de nuestras carreras y desde ahí siempre nos mantuvimos juntas.
Mientras sigo viendo a mi Dios griego, él parece percatarse de mi mirada, ya que a los pocos segundos lo tengo haciendo contacto visual y si por si eso fuera poco me regala una sonrisa a lo que yo se la devuelvo.
-Eso si fue rápido. -Analiza Mari.
-S... Si. -Respondo con una sonrisa estúpida en los labios, creo que el tequila me está haciendo efecto y por alguna extraña razón necesito otro así que sin más vamos por la segunda ronda. Cuando el alcohol termina de ingresar en mi sistema, volvemos a la pista.
-Dios griego en camino. -Dice Marianela señalando atrás mío.
-No inven...-Intento decir, pero una voz masculina me corta.
-¿Bailas? -pregunta Estaban detrás de mí.
-S..si, si. -Respondo luego de girarme, sin duda esta va a ser la mejor noche de toda mi vida.
Comenzamos a bailar. Al estar tan cerca puedo sentir su aliento a menta mezclado con su perfume golpeando en mi rostro.
Mientras bailamos, los dos tekilas juntos hacen de las suyas en mi sistema haciendo que me sienta desinhibida.
-¿Magalí cierto? -pregunta Esteban, cerca de mi oído haciendo que su aliento pegue en mi oreja y un escalofrío me recorriera el cuerpo, sin contar que mi corazón comenzó a brincar como loco al saber que no soy del todo una desconocida para él.
-Si. -Respondo alto para hacerme oír por encima de la música- Pero dime, ¿Cómo sabes quien soy si nunca hablamos?
-Uno de mis amigos cursa contigo Derecho. Le pregunté tu nombre y él me lo dijo.
-Oh, un amigo. -Respondo sonriendo. Sin duda algo quiere, sino no se hubiera tomado la molestia en averiguar mi nombre después de dos años.
-¿Te parece si vamos a otro lado para hablar más tranquilos? -pregunta con una sonría de esas que me encantan.
-De acuerdo. -Respondo- Dejame avisarles a mis amigas que me marcho para que no se preocupen.
Una vez que localizo a Marianela, le entrego las llaves de mi bebé y vuelvo a la puerta donde me espera mi amor platónico.
Después de que ambos nos subimos a su auto, nos pusimos en marcha.