Estaba en la biblioteca estudiando ya que tenía dos horas libres antes de entrar a mi siguiente cursada, cuando se deposita un papel sobre lo que estaba leyendo. Al observarlo, solo decía "Hola" con una letra claramente de médico. Al levantar la vista lo veo a Jerónimo parado frente a mi, vuelvo a posar la vista en el papel, le respondo y se lo entrego con una sonrisa. Al cabo de unos segundos, me entrega el papel una vez más "¿Me puedo sentar?" a lo que le respondo "Claro".
-¿Cómo estás? -pregunta en voz baja mientras se sienta frente a mí y saca sus libros.
-Bien, estudiando. Ya que estás acá, quiero pedirte perdón por lo de ayer, Esteban y yo... -Digo algo avergonzada por la situación.
-Olvidalo, como dije ayer, no es un problema que me incumba.
-Ajam, Y dime... ¿De que quieres hablar? -Digo entrelazando mis manos sobre la mesa.
-Del bebé. -Dice serio.
-¿No que no es un problema que te incumba? -Digo repitiendo las palabras de él.
-No debería, pero bueno acá estoy y quiero ayudarte.
-No hace falta, ya decidí lo que voy a hacer cuando nazca.
-¿Se puede saber que es?
-Eso a ti si que no te incumbe. -Digo completamente seria. Una cosa era que me haya ayudado y otra que se entrometiera.
-Te creí más inteligente, no pensé que fueses a tomar el camino fácil.
-¿Inteligente? ¿Camino fácil? -Digo atragantándome con mi propia saliva- ¿De qué hablas? -pregunto confundida.
-De que eres lo bastante irresponsable como para hacerle caso al tonto de Grayson.
-¿Qué? ¿De enserio acabas de decir eso? -Digo sin poder dar crédito a mis oídos.
-Si y... -Decido cortarlo, si bien esta equivocado, ese es un asunto que no le concierne.
-Escucha, primero y principal, lo que yo haga con mi hijo a ti no te tiene que importar y segundo, no soy tan irresponsable como para deshacerme de él.
-Pero...
-Pero nada. - Digo poniéndome de pie y sin despedirme, lo dejé ahí confundido.
Al llegar al salón donde me correspondía cursar, me instalé en uno de los bancos y traté de olvidarme de la pequeña discusión que había tenido con Jerónimo hace segundos atrás. Aún no puedo creer que él sugiriera que voy a deshacerme del bebé que llevo dentro. Igual lo que yo haga con mi vida y mi cuerpo a él no le interesan.
-Alonso. -Bien, mi día iba mejorando -Nótese sarcasmo-.
-¿Qué quieres Díaz? Si es para molestar, te pido que por favor me dejes sola hoy no estoy de humor.
-Solo... ¿Podrías alejarte de mi novio?
-¿Qué?
-Lo que oiste. Ayer me enteré que tú y él estuvieron hablando en el pasillo.
-Mira, si quisiera hablar con alguien lo haría con mis amigas, por que vamos a ser sinceras, ni él ni yo nos llevamos bien.
-Como sea él ya tiene una novia y soy yo.
La tarde se me pasó realmente lenta, entre intentar concentrarme y anotando de lo que decía el profesor las horas no se pasaban más.
Estaba tomando apuntes sobre los edictos de los magistrados, cuando el final de la clase llegó y yo me encaminé hacia la oficina. Por suerte mañana era último día de semana y con las chicas habíamos arreglado que después de ir a control iríamos de compras al centro.
Estaba sentada en mi escritorio, cuando el teléfono que se encontraba a mi lado, comenzó a sonar.
-Señorita Alonso.
-Dime Mía.
-Aquí hay un muchacho que desea verla.
-¿Dio nombre?
-No señorita, solo pidió verla.
-De acuerdo, dile que suba.
La puerta se abrió y por ella entró la persona con la que había tenido una discusión hoy a la mañana, sin duda este iba a ser un largo día.
-Toma asiento. -Digo señalando una silla frente a mí- ¿Qué haces aquí? -pregunto con cara de pocos amigos, sin duda tres discusiones en un día era como mucho.
-Yo... Quisiera que hablemos.
-¿Hablar? Creo que ya hablamos demasiado hoy a la mañana. -Digo acomodando unas cédulas que mañana mi madre se encargaría de mandar a primera hora.
-Perdón. Soy consciente de que actúe mal metiéndome en algo que no es de mi incumbencia y te juzgué sin siquiera preguntarte. -En su voz podía ver una nota de arrepentimiento.
-Disculpas aceptadas. -Digo sería- Ahora quiero saber algo que dijiste hoy a la mañana.
-¿Sobre lo de que quiero ayudarte? -Adivina.
-Si, exactamente sobre eso. -Respondo.
-Pues... -Estaba por comenzar a explicarse cuando la puerta de la oficina de mi madre se abrió.
-Magalí... -Me llama mi madre, pero se corta al ver que estoy con gente- Disculpa no sabía que estabas con un cliente.
-Ma, te presento a Jerónimo Boris. -Digo a modo de presentación- Estudiamos en la misma facultad. Jerónimo, ella es mi madre.
-Encantado señora. -Dice estirando su mano.
-Un placer. -Dice estrechándosela- Magalí, yo ya me voy yendo. Te quería decir que mañana no hace falta que vengas, cuando salgas de la facultad puedes ir con las chicas a comprar cosas para el bebé, yo me las arreglaré acá. -Por lo visto no se percató de mis facciones tensas, no quería que Jero escuchara nuestra pequeña conversación.
-De acuerdo. -Respondo mientras observo como un destello se ilumina en el rostro del muchacho que tengo sentado frente a mí.
El silencio reina entre ambos una vez que mi madre se va de la oficina, el cual es cortado por Jero tras varios minutos sin hablar.
-Así que... ¿Compras?
-Si, yo... -No se porque tengo esa sensación como si debiera decirle, lo cual es muy absurdo- ¿Nos quieres acompañar?
-Gracias por la oferta, pero no. Paso.
-Igual vendrán mis amigas, las tres quedamos de ir a compar cosas para el bebé. -Tomo un respiro y vuelvo a preguntarle sobre lo que estábamos hablando- ¿Ahora, me vas a decir por que me quieres ayudar?
-La verdad, no sé que es lo que me impulsa a hacerlo, o quizás si, pero eso no viene al caso, solo sé que quiero darte una mano. -Al verlo a los ojos, noté que no había ni una nota de vacilación.