Después de quedar solos, nos sentamos en los sillones que allí habían.
El silencio que reinaba entre nosotros era bastante incómodo, podía sentir como mis latidos golpeaban contra mis oídos impidiendo poder escuchar algo más.
-¿Y bien? -Su semblante era serio.
-¿Qué? -pregunté confundida.
-Dijiste que necesitabas hablar conmigo, te escucho.
-Amm, veras... Yo... Yo... -Intentaba hablar, pero de pronto sentí miedo de que después de que le dijera todo me rechazara- Lo siento, siento la forma en la que me comporté contigo. Fui una idiota por como te traté. Me alejé por que no me pareció justo cargarte con una responsabilidad que es mía y de Esteban. -Un nudo se comenzó a formar en mi estomago.
-Maga no...
-Por favor, dejame terminar. -Dije cortándolo- Tú estuviste siempre a mi lado cuando más lo necesité y yo lo único que hice fue alejarte. Ahora me arrepiento de haberlo hecho, pero lo hice por miedo a sufrir. Puse una barrera por miedo a terminar como mi madre. -Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas- Jero yo... Jero, tú realmente me importas por eso también fue que me aparté, se que es tarde para decirlo, pero necesito que lo escuches de todas formas, te quiero. -Al buscar su mirada pude notar confusión en sus ojos- Te quiero y fue hasta hoy que acepté mi sentimiento hacia ti y no me importa si tú no sientes lo mismo, se que hice las cosas mal y ya es tarde. -Ya está, lo dije.
-¿Puedo hablar yo ahora? -preguntó Jero acomodándose en su sitio.
-Si, claro.
-Bien. Si, admito que me dolió el que hayas desaparecido todos estos días, pero entiendo que lo hayas hecho, no estuvo bien lo que hice, debí decirte. Me cabreó que no me contestaras ni los mensajes ni las llamadas, pues hay algo que he querido decirte desde hace días. -Se quedó callado un momento en el cual me tomó las manos las entrelazó con las suyas mientras sentía que de un momento moriría por la intriga- Magalí, yo también te quiero más de lo que puedes ver a simple vista.
Mi corazón dio un brinco y comenzó a latir con mayor rapidez, podía sentir como un sentimiento de alivio recorría todo mi cuerpo.
-Por favor, no vuelvas a intentar alejarme, estos días lo he pasado muy mal.
-Te prometo que jamas volveré a alejarme de ti. -Digo abrazándolo con fuerza.
Nos separamos solo lo justo para unirnos en un beso que nos dejó algo agitados.
-¿Te quedas conmigo esta noche? -preguntó Jero poniendo ojitos de cordero, haciendo que me derritiera por dentro.
-Por supuesto, solo deja que les avise a las chicas para que no se preocupen.
Tomé mi móvil de uno de los bolsillos de mi pantalón y le marqué a Patricia, luego del tercer tono respondió.
-Maga, ¿Estás bien?
-Si, quedate tranquila que estoy bien, solo llamaba para avisarles que me quedo en lo de Jero.
-¡¿Ya se arreglaron?! -Grito Patri desde el otro lado de la linea haciendo que me quedara sorda de un oído.
-Te dejo, mañana les cuento.
-De acuerdo, con lujo de detalle.
Luego de haberle prometido cien veces que lo haría, corté la llamada.
Jero se levantó del sillón y luego de ayudarme a incorporarme nos guió hasta su cuarto, podía sentir como mi respiración se agitaba y mi corazón se aceleraba por la expectativa. Era la primera vez que dormiríamos juntos.
Entramos a la habitación y nos acostamos en la enorme cama.
Me giré quedando de cara a él.
-Creo que estaban algo felices. -Digo riendo, pero de pronto cambie la expresión- Quisiera preguntarte algo. -Digo intentando calmar las pulsaciones.
-Dime. -Responde apoyando la cabeza en una de sus manos quedando un poco más arriba.
-¿Qué hacía tu ex acá?
-Ella se quedó debido a que había discutido con su novio y no tenía donde quedarse, pero un rato antes de que tu tocaras timbre ella ya se había arreglado.
-Está bien. -Por más que tuviese buenas intenciones no me gustaba nada que ella estuviera rondando cerca de él, algo me decía que quería volver con él.
-Me enteré de que discutiste con Esteban por lo del apellido.
Si que volaban rápido los chismes por la facultad últimamente.
-Algo así. -Respondo sentándome en la cama como un indio- Es que tiene miedo de que lleve tu apellido y de pronto decidió que por más que no fuese a hacerse cargo quiere, va no, exige que lleve su apellido.
-¿Y que piensas hacer? -pregunta y yo comienzo a acariciar inconscientemente mi vientre.
-La verdad no sé, se que te dije que quería que lleve mi apellido y aún lo mantengo, pero la verdad estoy cansada de que por cada decisión que tomo él se entrometa, pareciera que se olvidara de que yo soy la madre y tengo voz para decidir también.
-Hazlo. -Me quedé helada en mi sitio y de pronto dejé de acariciarme el vientre- Él es su padre, deja que le ponga su apellido, tú siempre serás su madre y él va a saber como fueron las cosas.
-Gracias Jero. -Digo acercándome a darle un beso corto en los labios.
-De nada Maga.
Cuando se hizo más tarde, cocinamos juntos y luego nos acostamos a ver una película.