-Me gustaría que fuésemos a cenar. -Dijo mi padre mientras llegábamos al estacionamiento del hospital.
-¿Qué dices ma? ¿Vamos? -Mi madre no contestó, solo se limitó a brindarme una sonrisa.
-Me refería a solos tú y yo.
-¿Es broma no? -Digo mirando primero a uno y luego al otro.
-No me hables así Magalí, soy tú padre y exijo respeto.
-Tú no estás en condiciones de exigir nada... -No logro terminar ya que Jero me corta.
-Princesa, por favor, no te alteres, ya sabes lo que dijo el médico. Solo es una cena, no te está diciendo que se van de viaje.
-Pero...
-Solo hazlo ¿Por mí?
-Solo porque me lo pides tú. -Respondo accediendo.
Como mi madre me había traído al hospital en su auto, debí subirme en el de mi padre.
Mientras arrancaba el auto, yo solo me dedicaba a mirar por la ventana.
-¿A donde quieres ir? -preguntó despegando por unos segundos la vista del camino.
-Hay un restaurante a pocas cuadras de aquí. Dobla en aquella esquina. -Digo señalando.
Unas cuadras más abajo, a mitad de cuadra había un restaurante familiar.
Apenas entramos elegimos una mesa ubicada a un costado, y luego de tomar asiento se nos acercó un mozo con la carta.
-Pide lo que quieras.
Después de ordenar lo qué comeríamos comenzó a interrogante.
-Y dime, ¿Te gusta tu carrera? Tu madre me contó que estudias derecho.
-Si, ella quiere que sea abogada de familia, pero me gusta mediación.
-Es buena elección. -Dice llevando su copa de agua a los labios- ¿El padre del bebé es ese chico que estaba en el hospital hoy?
-No, el padre de mi bebé decidió lavarse las manos. Jerónimo es mi novio.
-Parece buen chico.
-Si, lo es, no es como algunos que hacen las cosas y huyen de sus responsabilidades haciéndonos sentir que somos los culpables.
-Hija por favor, tú...
-Y ¿Tú? -Lo corto- ¿Qué hay del hombre que es mi progenitor?
-Pues... Después de que me separé de tu madre rehice mi vida.
-¿Con Melissa, la que era secretaria de mamá?
-Lamento decir que no. Al principio todo fue bien, hasta que un día la descubrí con otro tipo mucho más joven que yo, ese día comprendí el tamaño del error que había cometido. Cada noche me lamenté la decisión que tomé. Cuando quise volver ya era demasiado tarde.
-Pero conociste a alguien más, sino no llevarías esa alianza. -Digo señalando su mano izquierda.
-Si, después de un tiempo, conocí a Carolina. Con ella llevo diez años casados y tenemos un niño de tres.
-Así que ahora resulta que no solo has vuelto sino que ahora me entero que tengo un medio hermano.
-Si, y está ansioso por conocerte.
-¿Saben de mi existencia?
-Si, Caro y Guz saben de ti desde el principio. -Del bolsillo del pantalón sacó su billetera y me mostró una foto de los tres y no sólo eso, sino que había una foto mía de cuando era bebé cosa que me sorprendió.
En la foto con su otra famila, se podría ver una mujer castaña de ojos marrones juntos un niño con el cabello y los ojos del mismo color de los mios y de mi padre. En la foto se los veía felices. Al contemplar la foto no pude evitar sentir un poco de celos, esos dedicamos ser mi madre y yo junto a él, pero el destino había querido que fuese de esta manera y no había forma de volverlo hacia atrás.
Luego de la cena, mi padre pagó y me alcanzó hasta la casa, por lo visto las chicas ya se habían encargado de mi auto, pues este se encontraba en la puerta de casa.
-Maga... -Llamó mi padre antes de que bajara del auto.
-Me gustaría que uno de estos días los conocieras.
-No prometo nada. -Digo sería para luego bajar y luego de cerrar la puerta del coche internarme en las profundidades de mi casa.